El desarrollo de medicamentos en los últimos tiempos ha contribuido a cronificar el cáncer, curar la hepatitis C y revertir enfermedades de base genética. Pero de nada sirven los avances si no hay acceso. En la búsqueda del equilibrio entre el coste y la efectividad surge el trabajo del evaluador, que en los últimos años dispone de nuevas herramientas tecnológicas, tiene cada más fuentes de datos para analizar y, sin embargo, se enfrenta a no menos incertidumbre.
Eduardo López Briz, jefe de Sección de Farmacia del Hospital La Fe de Valencia, es el coordinador del grupo Génesis, de evaluación de nuevos medicamentos de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). Desde sus más de cuarenta años de experiencia en la profesión analiza el momento actual, marcado por la consolidación de los informes de posicionamiento terapéutico (IPT), pese a que el año pasado la Audiencia Nacional anuló la Red de Evaluación de Medicamentos (Revalmed) en respuesta al recurso interpuesto por Farmaindustria.
Pregunta. ¿Qué papel juegan actualmente los farmacéuticos hospitalarios en la evaluación de medicamentos en España, tanto en el plano nacional, autonómico como local?
Respuesta. Con la sentencia que paralizó Revalmed se ha perdido una excelente oportunidad para la evaluación. Se ha perdido ese nivel experto que, dependiendo del tipo de fármaco, proporcionaban los nodos, con esa gran cantidad de profesionales y esa presencia tan importante de los farmacéuticos de hospital. En el plano autonómico y local los farmacéuticos de hospital siguen liderando absolutamente el proceso de evaluación, siempre dentro del equipo multidisciplinar de las comisiones de farmacia y terapéutica. Hay un cierto divorcio entre lo que ocurre a nivel autonómico y local y lo que pasa en el plano nacional, con la pérdida de Revalmed.
P. ¿Cómo está evolucionando el interés por la evaluación de medicamentos en los últimos años?
R. Nuestra sociedad científica ha apostado claramente por la evaluación y continúa empeñada en ella, y muchas otras también han visto esta necesidad. La evaluación era una cosa que antes hacíamos cuatro y ahora todo el mundo tiene mucho interés, lo que seguramente tiene que ver con las decisiones sobre la financiación de los fármacos. Hemos perdido fuerza con Revalmed, y saber en qué dirección vamos es difícil porque tenemos una serie de incógnitas, como el reflejo que pueda tener la normativa de evaluación de tecnologías sanitarias o los movimientos en el Ministerio de Sanidad después de las últimas elecciones.
P. ¿Qué peso tiene la Farmacia de Hospital en los IPT? ¿De qué forma intervienen?
R. Como sociedad científica, pero no institucionalmente. La agencia, una vez terminado el IPT, lo envía a las sociedades científicas. Nosotros los revisamos y elaboramos informes de evaluación.
"Es difícil que el IPT consiga esclarecer cuestiones que aborda un informe elaborado por una comisión de farmacia"
P. Los IPT en su momento pareció que recortarían las revaluaciones, pero no es tan sencillo, ¿no?
R. No, no es tan sencillo. Por una parte está la evaluación institucional, los órganos que evalúan y deciden si se aprueba o se financia un fármaco o una indicación. Por otra, las sociedades científicas, las comunidades autónomas o las comisiones de farmacia hospitalarias, que de acuerdo con ese informe, o con otros que obren en su poder, pueden llegar a conclusiones diferentes. Es difícil que el IPT consiga esclarecer cuestiones que aborda un informe elaborado por una comisión de farmacia.
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