Poco imaginaba el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, que en su última etapa profesional tendría que enfrentarse a una pandemia como la del SARS-CoV-2. Cuando está a punto de cumplir 25 años como jefe de Epidemiología y Prevención en Canarias, el coronavirus ha multiplicado por diez su trabajo y no le ha permitido tomarse un solo día de vacaciones. Pese a todo, no ha dejado de conceder entrevistas y transmitir serenidad y sabiduría en redes sociales. Y es que sostiene que ante una pandemia, tan importante es la información veraz como la mascarilla, el lavado de manos, la distancia física y la vacunación.
PREGUNTA. Lleva una pandemia intensa en intervenciones en medios de comunicación y redes sociales. ¿Qué supone tener que responder ante una realidad que cambia día a día?
RESPUESTA. Muy complicado. A veces te piden respuestas inmediatas que es imposible dar, porque todavía no hay un manto de conocimiento que permita afirmar o negar algo. La ciencia es eso, navegar entre la incertidumbre. Esto lo resumía muy bien Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, cambiaron todas las preguntas”.
P. El virus no lo está poniendo fácil.
R. Lo está poniendo bastante difícil, pero no solo el virus. El que la pandemia haya formado parte del debate político y haya sido una excusa que echarse en cara los unos a los otros ha sido un elemento de distorsión y confusión que ha contribuido muy poco a llevar un mensaje lógico y coherente a la ciudadanía.
P. Dentro de este drama Canarias se ha visto menos afectada. ¿Cómo se han hecho allí las cosas?
R. No hemos tenido la intensidad de otras zonas del país y hay cuestiones que son importantes. Aquí se creó un comité de especialistas, con nombres y apellidos, y todas las decisiones que se han tomado han sido en función de los informes de ese comité y de los profesionales que estábamos en la Administración. Nuestra ciudadanía asumió perfectamente el discurso que se daba desde el ámbito sanitario, probablemente porque era único. Y no ha habido bronca política, y eso ha posibilitado que las cosas se puedan hacer con más tranquilidad.
P. ¿En qué momento de esperanza nos encontramos con respecto a las vacunas?
R. En una situación bastante favorable, pero tenemos que seguir empleando las estrategias pasivas que nos han permitido convivir con el virus. Las autoridades sanitarias deben adoptar las decisiones en función del peso de la pandemia en cada territorio y, al mismo tiempo, la ciudadanía reforzar su responsabilidad individual con el uso de la mascarilla, lavado de manos, distancia física, ventilación… Conforme vayamos avanzando con las vacunas la situación será mejor, pero no podemos poner todos los huevos en una sola cesta.
"La vacunación ha funcionado porque los profesionales sanitarios han hecho un esfuerzo tremendo"
P. Por las imágenes de los fines de semana, la responsabilidad individual de algunos brilla por su ausencia.
R. Muchos piensan que están vacunados sin haber recibido la vacuna; la percepción de que la vacuna es un instrumento tremendamente positivo cuaja incluso entre los que no están vacunados. Y hay un cansancio acumulado importante. Por eso era fundamental haber sabido transmitir hace tiempo que el fin del estado de alarma no significa el fin de la pandemia.
P. ¿Habría que haber mantenido el estado de alarma?
R. No lo sé, pero si no, tendría que haber venido acompañado de un marco jurídico que permita a las comunidades autónomas adoptar las medidas oportunas en función de la situación de la pandemia. No se puede dejar que se produzcan ese tipo de imágenes.
P. ¿Ve plausible alcanzar en agosto la inmunidad de grupo?
R. En nuestro país el ritmo de vacunación ha sido lento porque el número de dosis que llegaban era muy inferior del que estaba planificado, e incluso del contratado. Pero el sistema ha funcionado porque los sanitarios han hecho un esfuerzo tremendamente poderoso. No va a ser fácil conseguir ese 70% antes del 31 de agosto, pero seguro que se consigue si hay un suministro normalizado.
"Hay que hacer una política sensata con otros países para que sus ciudadanos no mueran habiendo vacunas"
P. ¿Pero con ese 70% será suficiente? ¿No habrá que aumentar el porcentaje ante la amenaza de las variantes?
R. Más que si llegamos a ese 70%, que es la cifra mágica que se ha puesto sobre la mesa, hay que situarse en un contexto de acción que pasa por vacunar, vacunar y vacunar. Sin olvidar que una pandemia requiere una respuesta global. Mientras dejemos un territorio sin vacunar aumentamos las posibilidades de que aparezcan nuevas variantes. Por lo que acercar las vacunas a los países en vías de desarrollo no es solo una cuestión de justicia y equidad, sino de impacto epidemiológico. Hoy hay un problema de disponibilidad de dosis, por lo que hay que hacer una política sensata de vacunación para que los ciudadanos de otros países no sumen a su estatus de pobreza la posibilidad de morir por una enfermedad prevenible por vacunas, como es la covid-19.
P. ¿Un reparto más justo de vacunas pasaría por postergar la vacunación en niños?
R. Sí, en favor de personas vulnerables en países como India. Si tuviéramos vacunas para todos fantástico, pero hay las que hay.
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