Jaime Acosta lleva más de 20 años como titular de una oficina de farmacia en Madrid. Su vocación asistencial y su carácter innovador le han llevado a formarse, progresar profesionalmente y alcanzar horizontes que, a priori, pueden parecer muy lejanos. Actualmente es miembro de la Sección de Farmacia Comunitaria de la Federación Farmacéutica Internacional (FIP, por sus siglas en inglés) e integrante tanto del Grupo Global de Expertos en covid-19 como del Foro Tecnológico, ambos pertenecientes a esta misma institución.
Su trayectoria profesional, su contribución al avance del sector y su defensa de la profesión farmacéutica han sido los detonantes para que este año, en el marco del Congreso FIP Virtual 2020, haya sido distinguido con el galardón FIP Fellow. Con motivo de este reconocimiento, habla con este periódico sobre sus proyectos profesionales, la situación actual de la Farmacia en el mundo y el futuro de la profesión en España, que innegablemente estará marcado por la pandemia.
Pregunta.- En primer lugar, enhorabuena por este reconocimiento profesional ¿Qué supone para usted este galardón otorgado por la FIP?
Respuesta.- Gracias. Personalmente me siento honradísimo y sorprendido; sorprendido porque la nominación la hicieron en mi nombre y por estar en una lista de premiados en la que hay nombres que admiro y respeto muchísimo.
P.- Dentro de la FIP, forma parte de distintos grupos y foros profesionales. Uno de ellos es la Sección de Farmacia Comunitaria. ¿En qué están trabajando ahora?
R.- Ahora mismo vamos a empezar a desarrollar un plan estratégico que se ha aprobado en el actual congreso y estamos difundiendo un documento sobre cómo creemos que tiene ser la profesión farmacéutica en el año 2025. Lleva por título Visión 2020-2025 y ya ha sido aprobado por el Comité Directivo de la FIP.
P.- Dentro de la FIP, también es integrante del Foro Tecnológico. ¿Qué labor desempeña este grupo?
R.- El foro está formado por farmacéuticos de quince países y de distintos ámbitos (comunitaria, hospitalaria, industria, ciencias farmacéuticas...). Intentamos analizar las tendencias en tecnologías para que sean aprovechadas tanto por los profesionales como por las organizaciones que forman parte de la FIP.
También, en cuanto a tecnología, formo parte de un proyecto de análisis de formación sobre salud digital a farmacéuticos. Hemos lanzado una encuesta global para farmacéuticos ejercientes, estudiantes, docentes e instituciones académicas en todo el mundo. El objetivo es intentar ver cómo se está realizando la formación en salud digital y encontrar ejemplos de buenas prácticas que se puedan extender a otros ámbitos. Con ello, queremos generar un documento que permita a las instituciones mejorar la formación que en este ámbito se esté haciendo.
P.- También forma parte del Grupo Global de Expertos en covid-19. ¿Cuál es su misión?
R.- Analizamos la pandemia para generar información basada en evidencia que sea de interés tanto a nivel científico como a nivel profesional. Analizamos de qué modo los farmacéuticos pueden ser mejor aprovechados para combatir la pandemia.
P.- En lo que respecta a la pandemia de la covid, ¿cómo percibe el papel que, a nivel internacional, está desempeñando el farmacéutico?
R.- En general, vemos que en todo el mundo está sucediendo lo que sucede en España. Los centros de Atención de Primaria, aunque son muy distintos en cada país, han disminuido su atención y, en algunos casos, se han limitado a la atención telefónica. En la práctica, los únicos centros sanitarios que están abierto con normalidad, e incluso más, son las farmacias. La farmacia ha ocupado el espacio que estaba ocupando Primaria, no sólo en cuanto al consejo habitual, sino también en lo que respecta a información individualizada durante la pandemia. Su labor ha sido fundamental para que la gente tuviese la mejor información.
Además, los farmacéuticos nos hemos multiplicado por los múltiples canales por los que los pacientes han acudido a nosotros, no solamente presencial sino también a través de las tecnologías (Whatsapp, Instagram, Facebook...).
P.- ¿Cómo cree que se ha desarrollado la prestación farmacéutica en los primeros meses de la pandemia?
R.- Podemos estar muy orgullosos de que la dispensación de medicamentos, en general, ha sido estable y no ha habido grandes problemas en ninguna parte del mundo; incluyendo aquellos fármacos que tuvieron una mayor demanda: ansiolíticos, cloroquina, hidroxicloroquina... Se han establecido mecanismos para dar prioridad en su dispensación a aquellos pacientes que los necesitaban y para esto la farmacia ha vuelto a ser fundamental.
P.- La introducción de cambios normativos a raíz de la pandemia ha sido muy dispar entre los países, ¿se ha apostado, en general, por modificaciones que den más papel al farmacéutico?
R.- En muchos países se está aprovechando a la farmacia para dar una mejor atención, no solo en cuanto a test de cribado serológico, sino también en la realización de PCR en las farmacias. También hay países que han habilitado al farmacéutico para hacer sustituciones en el caso de que los medicamentos prescritos estuviesen en desabastecimiento y, en otros, se les ha capacitado para renovar prescripciones caducadas si, tras hacer un juicio clínico, entendían que la ausencia de dispensación podía producir un daño al paciente.
Además de esto, hay países que han acelerado el despliegue de los sistemas de receta electrónica, que han remunerado al farmacéutico por ofrecer consejo a través de videollamada y que han habilitado al farmacéutico para dispensar psicótropos y estupefacientes solamente con una orden verbal del médico prescriptor.
En fin, ha supuesto una oportunidad para toda la profesión y hay países que realmente lo están aprovechando.
P.- ¿Cómo está España en este ámbito? ¿Se está aprovechando el potencial de la farmacia por parte de la Administración?
R.- Si hablamos de los desarrollos profesionales que hemos podido tener en España con motivo de la pandemia, conozco dos. Uno es el suministro de medicamentos a domicilio, que no sé si lo llamaría atención farmacéutica domiciliaria, ya que en la práctica no hemos llegado a acceder a los domicilios (por cuestiones de precaución) ni hemos contado con herramientas de salud digital que nos hayan permitido hacer una correcta atención a distancia. Creo que es algo que deberíamos aprovechar mejor.
En segundo lugar, en determinados comunidades autónomas sí se ha autorizado a los farmacéuticos a hacer renovaciones de prescripción; algo que profesionalmente me parece revolucionario.
El resumen de lo que hemos estado haciendo los farmacéuticos y de lo que se nos escucha por parte de las consejerías está recogido en la reciente petición que ha lanzado el Consejo General de COF, en la que solicita que desde la Administración se nos aproveche más. Podemos hacer mucho más y nos ponemos a su disposición.
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P.- ¿Cómo se podría aprovechar aún más el potencial del farmacéutico en España en esta segunda ola?
R.- Pues por múltiples vías. Están las cuestiones de los cribados, la vacunación, la renovación de prescripciones, la gestión de pacientes crónicos, la atención a distancia... Hay muchos proyectos normativos que se pueden abordar para dar más papel a la farmacia y que la profesión está dispuesta a poner en marcha. Solo falta que la norma permita que se haga, aunque no sea algo que se extienda directamente a todas las farmacias.
A mí me genera mucha frustración ver cómo el sistema sanitario en la práctica se colapsa y nosotros no podemos hacer nada más que encogernos de hombros. Tengo pacientes que han tenido que personarse en el centro de salud y hacer cola durante dos horas para que al final se les atienda por teléfono a los diez días. Esto no es una buena atención y veremos los resultados con el paso del tiempo. No todo es covid y, en mi opinión, creo que el sistema de salud se está derrumbando delante de nuestros ojos.
P.- ¿Cómo podría contribuir la farmacia para evitar ese derrumbe?
R.- Se podrían establecer procedimientos con registro para que podamos hacer cribados a pacientes con pruebas de antígenos. Las farmacias tenemos el sistema de receta electrónica y la firma electrónica, y esto nos permite responsabilizarnos de estos cribados y comunicarlos.
Otra contribución que podríamos realizar sería recoger muestras para la realización de PCR. Esto, en las condiciones de seguridad necesarias, podríamos hacerlo perfectamente los farmacéuticos, siempre con la necesaria formación y registrando el proceso.
En cuanto a la renovación de prescripciones, sería adecuado establecer un procedimiento por el que los farmacéuticos, para determinados pacientes y enfermedades, pudiésemos renovar prescripciones haciendo un seguimiento al paciente.
También estamos dispuestos a hacer primeras prescripciones para determinados procesos en los que creo que no deberíamos estar remitiendo al paciente a Primaria, ya que al final muchos de ellos terminan en Urgencias porque no se les atiende. Hablo, por ejemplo, de infecciones urinarias no complejas sin sintomatología grave que precisen de un antibiótico. En otros países, son los farmacéuticos quienes lo prescriben y lo dispensan, y el paciente no tiene que perder tiempo, accede al medicamento de forma rapidísima y sale de la farmacia con su problema en vías de solución. Otros casos podrían ser conjuntivitis, orzuelos, etc.
Además, entre los servicios que podríamos dar las farmacias frente a la pandemia, estarían el asesoramiento previaje, para dar consejos generales y sobre vacunación; y también la emisión de bajas laborales. Esto último ya lo hacen las farmacias de algunos países. Primaria está absolutamente colapsada porque se les carga también este trámite administrativo y creo que esto es algo que las farmacias podríamos hacer perfectamente.
P.- ¿Y para vacunar frente a la covid? ¿Estaría preparada la farmacia española?
R.- En cuanto a la vacunación, no es solo que, en general, estamos absolutamente dispuestos a vacunar; es que el volumen de pacientes va a ser grande. Igual al principio no, ya que habrá que discriminar y administrar las primeras dosis a aquéllos que más las necesiten; pero en cuanto a la vacunación general, podemos hacerlo perfectamente en las farmacias que cumplan las condiciones necesarias, y siempre con procedimiento, formación y registro.
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