La primera consideración es sobre la velocidad: en las comunicaciones, y sobre todo en el cambio de percepción que se ha transmitido a toda la sociedad, incluidos los profesionales sanitarios, sobre la gravedad de la Covid-19. Hace dos semanas, las noticias de China, los seguimientos europeos sobre la guerra en Siria, los refugiados, el petróleo, y el coronavirus en Italia (por ese orden de importancia), eran descontados en mercados financieros con las primeras bajadas. Pero a la población nadie les transmitía preocupación. “Es una gripe débil pero muy contagiosa”. Todavía hace diez días se celebró en toda España el Día Internacional de la Mujer con noticias contradictorias sobre la gravedad de la situación, pero con las autoridades priorizando las manifestaciones sobre la amenaza del virus.
De repente, todo cambia. Llevamos varios días en un escenario inédito hasta en periodos de guerra. Porque se trata de una enfermedad grave según la OMS. Un estado de alarma.
El caso es que en las zonas afectadas de España se saturan los hospitales para atender a enfermos de la Covid-19. Falta personal, material específico como respiradores y productos básicos, como mascarillas, guantes y desinfectantes. La OMS destaca la realización masiva de tests de coronavirus a la población como medida principal para luego aislar y tratar. Y aquí faltan tests. Muchos.
En materia económica FEFE, hasta el momento, se ha pronunciado sobre la seguridad necesaria para las farmacias y las medidas de flexibilidad que se deben adoptar para minimizar las pérdidas que las empresas de todos los sectores están teniendo. Sobre estas suspensiones temporales de actividad, sabemos que tanto sindicatos como CEOE han alcanzado acuerdos que todavía no han sido recogidos en normativa y publicados. No debe demorarse más el Gobierno. Sería una (otra) irresponsabilidad.
Con esta crisis veremos de verdad si la farmacia en España es, aparte de establecimiento de primera necesidad como la panadería, un verdadero establecimiento sanitario a los ojos de dirigentes y reguladores (aunque la ley ya lo diga). Veremos si a los farmacéuticos y resto de personal se nos considera sanitarios. De momento no figuramos en ninguna guía ni plan ministerial o autonómico para descargar el sistema de pacientes regulares en estas circunstancias. Son notorios los ofrecimientos desde las instituciones farmacéuticas a las administraciones y el silencio recibido hasta el momento. Tanto FEFE, como el Colegio de Madrid, el Consejo de Colegios de Farmacéuticos, otros colegios, Sefac, distribución, todos hemos pedido ayudar; en formulación de geles antisépticos; en dispensación de éticos en síntomas menores, o para crónicos no prorrogados bajo estas circunstancias de saturación; en actuación responsable hacia los domicilios de las personas dependientes y solas; o en dispensación de medicamentos reservados desde el hospital pero que se administran en su casa los pacientes. Hasta hoy no nos contemplan más que para que la “gente pueda ir a comprar a la farmacia”, palabras textuales del presidente del Gobierno. Con todo lo que esta afirmación implica.
Actuación ética y profesional
La farmacias han sido sometidas a juicios de valor muy desinformados por la opinión pública ante el desabastecimiento y encarecimiento repentino de las mascarillas o geles, y en ocasiones juzgadas severamente entre compañeros, por ejemplo en ofrecimientos de productos que favorezcan al sistema inmune como precaución ante una posible infección de la Covid-19 a los usuarios. Aunque el debate está servido, soy de los que confía en que los farmacéuticos actúan de manera profesional y ética, más aún ante situaciones tan acuciantes como la que estamos viviendo.
Quiero dejar constancia de mi reconocimiento a todas las farmacias y sus equipos, en primera línea de batalla y conscientes de la gravedad y del riesgo ya desde el principio de la crisis. A las avalanchas de personas pidiendo de todo, y siendo informadas y calmadas, ahora vendrá el vacío de actividad (es decir, las pérdidas económicas) propio del confinamiento, y los pacientes necesitados de medicación todavía sin activar en sus recetas electrónicas pidiendo que les resolvamos lo que los centros de salud no pueden por colapso. Deben saber todos que ante la falta de directrices claras a nuestro sector, hemos tenido unas iniciativas individuales para evitar contagios con protocolos de desinfección, de turnos, de distancias entre compañeros y usuarios, que siguen por delante, en materia de calidad, a las últimas recomendaciones de prevención de riesgos laborales que maneja el Gobierno.
Rigor
En nuestras redes sociales de Telegram o Whatsapp se está constantemente sopesando la veracidad de los vídeos, audios, noticias y demás cosas que circulan y que prenden a la velocidad del trueno, para no caer en la falta de rigor al tratar con los pacientes. Antes de que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) reasegurase el uso del ibuprofeno ante el tweet del ministro de sanidad francés (¡vaya!), ya estaba discutido y descartado con búsqueda bibliográfica en nuestros foros. Y eso que la Aemps reaccionó en un día. Y aunque los hilos son extensísimos, poco a poco ganamos eficiencia colectiva en el uso de estos grupos.
Somos 22.000 pequeños faros de información, de confianza, de esperanza para una población que, en dos días ha pasado de salir a la calle a manifestarse, al #yomequedoencasa. Una población que, aunque se acuerde de nosotros solo cuando le conviene, nos tiene ahí, porque ahora, los farmacéuticos respondemos con #yomequedoenlafarmacia.
coronavirus Off Luis de Palacio, presidente de Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2xEmcKy