Los bandazos en las decisiones políticas, la disparidad de criterios, los mensajes poco claros o directamente contradictorios, la descontextualización de los datos o la tendencia a magnificar determinadas informaciones son un cóctel muy peligroso para la confianza de la población en la efectividad y seguridad de la vacunas contra la covid-19, máxime cuando existe un cierto caldo de cultivo de escepticismo que todos esos factores no contribuyen a disipar.
"La gestión de la información y la toma de decisiones sin criterios científicos y estadísticos han sido fatales para la confianza en las vacunas. La prudencia es un aspecto calve. Hay que investigar cada caso y estar alerta, pero también hay que ser consciente de que todos los fármacos tienen efectos secundarios y que estas vacunas no son diferentes de los miles de fármacos que nos hemos puesto antes y que nos ponemos cada día", dice Salvador Macip i Maresma, profesor e investigador de los Estudios de Ciencias de la Salud en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Macip i Maresma ha elaborado mano a mano con Manuel Armayones, investigador del eHealth Center de la UOC, un decálogo para, literalmente, "convencer a los escépticos de las vacunas".
Son píldoras elementales y muy concretas, casi de sentido común, que, no obstante, ambos investigadores consideran que viene bien recordar cuando las estadísticas oficiales corroboran que el recelo de la ciudadanía, lejos de remitir, va en aumento. "La información veraz, contrastada y contextualizada es esencial para conseguir motivar a la población y explicar los riesgos de la inoculación masiva de estas terapias", afirma a modo de resumen Armayones.
Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en torno al 6,5 % de la sociedad española no está dispuesta a vacunarse cuando llegue su turno, y el 5 % aún tiene dudas sobre estas terapias o no ha decidido si lo hará. En la misma línea, los datos de la Comunidad de Madrid revelan que el porcentaje de población que rechaza la vacuna contra la covid ha pasado de un 3% a finales de marzo a más del 60% tras las informaciones sobre la posible vinculación de efectos adversos con la inoculación de los viales de AstraZeneca y Janssen.
Director investigador del Mechanisms of Cancer and Ageing Lab de la Universidad de Leicester, Macip I Maresma argumenta que, en contra de la opinión generalizada, estas vacunas no son nuevas. "Las vacunas de ARN se propusieron hace 20 o 30 años y desde entonces se lleva investigando en su desarrollo. Es más, ya se estaban haciendo ensayos clínicos antes de la pandemia, pero al desatarse esta crisis sanitaria y haber, además, una fuerte inversión para el desarrollo de estos medicamentos, se han acelerado los resultados".
Su colega en la UOC añade que el principal reto para disipar las dudas es conseguir que el nivel medio de motivación sea alto, "y más en estos momentos en los que esa motivación es maleable en función de las noticias e informaciones que van apareciendo en medios y, sobre todo, en redes sociales". Según Armayones, para ser efectivos, los mensajes que transmite la comunidad científica y los medios de comunicación, además de ser fácilmente comprensibles, deben adecuarse a cada colectivo o grupo social, "escuchando sus dudas y ofreciendo respuestas claras".
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En suma, información clara, transparente y comprensible para la ciudadanía, pero también veraz y contrastada, de forma que los acontecimientos puntuales y poco habituales, como los trombos derivados de algunas terapias, no se conviertan en la norma en el inconsciente colectivo.
"En el ámbito de la salud pública debemos explicar a las personas los beneficios sociales que como colectivo vamos a ir teniendo debido al aumento de la vacunación y a la inmunidad de rebaño, como es el caso de la drástica reducción de los fallecimientos en las residencias de mayores desde el comienzo de la vacunación o el hecho de que aumentar los porcentajes de inmunización poblacional nos va a permitir recuperar paulatinamente, y a modo de metas, actividades relacionadas con el trabajo, la cultura y el ocio", dice Macip I Maresma.
Contextualización
Y a la calidad y transparencia de la información, Armayones une su "necesaria contextualización". En este sentido, este experto en Psicología del comportamiento cita un dato: "En un colectivo tan vulnerable durante la pandemia como las personas mayores, las defunciones en residencias pasaron de más de 700 semanales en enero y febrero a sólo 2 en marzo, según los registros del Imserso. Esa caída es directamente atribuible a la vacunación masiva en estos centros durante los primeros meses del año, y ése es un tipo de información que conviene resaltar".
Al beneficio individual que ofrece la vacunación, Armayones invita a sumar el beneficio colectivo de estos medicamentos en pro de la recuperación de la vida social y anima a hacerse una pregunta que, quizás por tener una respuesta evidente, a veces se obvia: "¿Qué pasaría si los científicos no hubieran desarrollado vacunas para acabar con la pandemia?".
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