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lunes, 4 de mayo de 2020

Los autónomos sanitarios luchan por sobrevivir en la era Covid-19

Profesión
nuriamonso
04/ 05 / 2020
La transición a la normalidad no compensará los gastos
Médico autónomo estresado ante un ordenador portátil
Una alternativa para los sanitarios autónomos son las teleconsultas, pero han perdido mucho volumen de trabajo

Mientras en los centros sanitarios públicos la actividad en marzo y abril ha sido frenética, en la mayor parte del sector sanitario privado, es decir, en las pequeñas clínicas (los grandes hospitales han colaborado con la pública en la gestión de la crisis) se han quedado sin clientes

Critican que tienen problemas para acceder a las ayudas y muchos se preguntan por cuánto tiempo podrán aguantar más la bajada de ingresos, incluso ya pensando en la desescalada. 

En España hay 13.000 centros privados de los que 12.000 serían centros extrahospitalarios, en los que hay aproximadamente unos 173.000 trabajadores, según datos de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE).

"Muchos médicos optan por cerrar la consulta porque en la práctica no vemos ni a un paciente. La alternativa es ir haciendo videoconsulta malamente, pero no tiene nada que ver con el funcionamiento normal", explica Pablo Lázaro, vocal de Médicos de Ejercicio Libre del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem). "No ganas un duro, pero tienes que mantener alquiler, luz, teléfono, secretaria, enfermera... y no digamos si tienes un leasing pendiente porque has comprado nuevo aparataje".

Técnicamente los centros sanitarios forman parte de los servicios esenciales y no están obligados a suspender actividad, por lo que han surgido muchas dudas sobre si podían pedir ayudas o no. Pero la bajada de la demanda y el propio temor a constituir un vector de contagio ha hecho que colectivos como los fisioterapeutas, dentistas o logopedas pidieran que el Gobierno decretara su cierre forzoso, salvo urgencia.

Gustavo Paseiro, presidente del Consejo de Fisioterapeutas, estima que, en su sector, la sanidad privada seguirá atendiendo al "2-3% de los pacientes, no más. Son aquellos que requieren especial atención, como los posquirúgicos, los que tienen problemas neurológicos o han sufrido un ictus. Pero es que el grueso de estos casos ya se tratan en la pública, donde ejerce un 10% de la colegiación".

"Me temo que muchas clínicas se quedarán en el camino porque habrá obligaciones de pagos que no podrán afrontar por falta de ingresos si no tienen ningún tipo de ahorro", augura Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas. "Incluso con ayudas es difícil, porque si no tienes para pagar ahora mucho menos vas a tener después. Con la llegada de la recesión económica, muchos pacientes no acudirán a consulta", lamenta.

La alternativa 'on line' no cubre gastos

Las clínicas sanitarias no han sido ajenas a los nuevos tiempos del teletrabajo y ahí han jugado con ventaja quienes ya tuvieran implantada la consulta 'on line'. Sin embargo, hay bastante actividad sanitaria que no puede trasladarse a ese medio ni a todos los pacientes les convence el formato.

"Dentro de toda la crisis, al menos ha servido para abrirnos los ojos en cuanto a la importancia de digitalizar la sanidad. En la pública era un tabú y en la privada, aunque se hace más, la implementación ha sido irregular por cuestiones de confidencialidad", opina Manuel Fernández, conocido como El Neuropediatra y coordinador del Área de Neurología Pediátrica del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica.

Calcula que ha tenido un 50% de pérdidas. Si bien ha mantenido una serie de ingresos fijos por las familias que tenían contratado un sistema de consulta por mensajería, "no llega a compensar el margen de actividad que no se realiza. Además, dejo de ingresar por las personas de mi centro que no trabajan, como la logopeda y la maestra, que están a cero; las neuropsicólogas están a un 30% de actividad".

"La alternativa es ir haciendo videoconsulta malamente, pero no tiene nada que ver con el funcionamiento normal", explica Pablo Lázaro, vocal de Médicos de Ejercicio Libre Icomem

Asume resignado los gastos del local y de las administrativas. "Están haciendo toda la reorganización de la agenda, bastante sobrecargadas. Pero es que, si dejas de hacer eso, entras en un bucle negativo porque tienes menos pacientes todavía...".

Pero incluso para quien ya tuviera lista una infraestructura no está siendo fácil, como explica Cristina Eguren, dermatóloga y dueña de la Clínica Eguren: "La consulta 'on line' me requiere más tiempo, hay que controlar más los pagos, las recetas... estamos trabajando el triple para facturar un tercio, pero por lo menos podemos seguir facturando y cubriendo gastos...". A esto hay que sumar que recibe el triple de consultas por correo, por las que en principio no cobra.

Reconoce que ella al menos llena la agenda; las otras dos dermatólogas que tiene empleadas no. Estima que sus ingresos han bajado un 60%. Además de preocuparse por el negocio, está la dificultad añadida de tener a los niños en casa, que exigen también a padres y madres tiempo y atención: "Me veo un poco desbordada", reconoce.

Dudas sobre las ayudas

Como centros sanitarios, todos estos negocios son considerados servicio esencial. Y eso, aseguran la mayoría de las fuentes consultadas, les ha creado problemas para tramitar medidas como ERTE o la prestación por cese de actividad (el conocido como paro de autónomos) según la normativa estatal. Aparte están las ayudas complementarias que ha desarrollado cada autonomía, ya sea en forma de pagos complementarios o demoras en el pago de impuestos.

"Muchas clínicas cerrarán porque habrá obligaciones de pagos que no podrán afrontar por falta de ingresos", augura Óscar Castro, presidente del Consejo de Dentistas

Josu Garai, abogado de la Asesoría Jurídica del Colegio de Médios de Vizcaya, defiende que las solicitudes de ERTE pueden pedirse por causa mayor, en el que entrarían la mayor parte de empresas cerradas por el estado de alarma. También se pueden alegar causas económicas, si bien estos expedientes tienen una tramitación más larga.

Pero como las actividades sanitarias no entran dentro de las suspendidas, "la fuerza mayor hay que objetivizarla por otros motivos diferentes al cierre obligatorio, como, por ejemplo, no disponer de las medidas de prevención necesarias u alguna otra situación análoga". También se podrían alegar el contagio de la plantilla, la falta de movilidad, etc. "Si los pacientes no acuden a la consulta, sea o no actividad esencial, salvo por urgencia, habrá que acreditar este extremo y alegarlo como fuerza mayor".

El director de Ordenación Profesión de Sanidad, Rodrigo Gutiérrez, manifestó en una carta dirigida a los consejos de fisioterapeutas, podólogos, óptimos, logopedas y terapeutas ocupacionales que, en estos centros, la apertura al público sería obligatoria sólo en el caso de que la asistencia sanitaria tenga que resolver problemas de salud que podrían tener una evolución desfavorable si se demora el tratamiento. 

"El grueso de los pacientes de fisioterapia que requieren atención ya los están atendiendo en la sanidad pública", dice Gustavo Paseiro, presidente del Consejo de Fisioterapeutas

"La solicitud de cierre de centros y consultas referidos, restringiendo la actividad a las urgencias imprescindibles e inexcusables, está contemplada en la normativa vigente", concluye la misiva.

"No deja de ser una carta y no una orden, si bien nuestros abogados nos han dicho que puede ser un recurso ante una resolución desfavorable", explica Montserrat Ruiz-Olivares, secretaria general del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Madrid: "El problema es que no hay un criterio único entre las mutuas. Y hay ERTE favorables por silencio administrativo que tememos que luego se revisen".

Pere Torner, presidente de la sección de ejercicio libre del Colegio de Médicos de Barcelona y dueño de una clínica de Traumatología, explica que en Cataluña se ha dado orden de cerrar todos los centros privados y sólo atender urgencias, pues el Catsalut ha aprovechado los recursos privados que podía.

"He dejado de ingresar por las personas de mi centro que están a cero de trabajo, como la logopeda y la maestra", dice Manuel Fernández, neurólogo pediátrico

El colegio ha tramitado varios ERTE por fuerza mayor, pero calcula sólo la mitad han sido aprobados. "En sentido estricto, no sería obligatorio cerrar porque atenderíamos urgencias, pero no vale la pena seguir abiertos por eso". Cuenta que si tiene que hacerle alguna cura a un paciente, "abro y cierro yo solo".

Por otra parte, está la prestación por cese de actividad, que por defecto se puede conceder a aquellos autónomos cuya actividad está suspendida (un criterio que de nuevo excluiría por definición a los sanitarios) o bien alegando un 75% menos de ingresos.

A esto se suma que, como la mayor parte de las pequeñas clínicas privadas y autónomos dependen de las aseguradoras, lo que facturen estos meses lo cobrarán dentro de al menos dos, limitando el acceso a la prestación extraordinaria. "La caída de ingresos vendrá entonces, es muy difícil demostrarla ahora", lamenta.

"Estamos trabajando el triple para facturar un tercio, pero por lo menos podemos seguir facturando y cubriendo gastos", dice Cristina Eguren, dermatóloga

Eguren no se plantea ni pedir el ERTE ni ayudas. Confiesa su frustración: "Me siento por una parte afortunada porque he podido mantener la actividad, pero por otra también un poco tonta por pagar a todos los trabajadores -que me parece natural-, mantener la empresa y trabajar muchísimo más. Al menos no tengo pérdidas, pero agradecería que, por ejemplo, se quitaran los seguros sociales".

Reparto de los costes con las aseguradoras

A la vista de las pérdidas económicas que van a suponer estos meses de confinamiento y transición a la "nueva normalidad", los médicos autónomos están buscando un reparto de los costes.

La Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre (Unipromel) lleva tiempo insistiendo en celebrar una reunión conjunta con Aspe y la patronal de las aseguradoras, Unespa, para conseguir un apoyo a los autónomos, para lo que han pedido amparo incluso a la Comisión Nacional de Competencia. 

"Hay que alegar otros motivos de fuerza mayor que no sea el cierre obligatorio, como la falta de medidas de prevención", explica Josu Garai, asesor del Colegio de Médicos de Vizcaya

El objetivo es que las aseguradoras sanitarias hagan un pago estos meses a sus proveedores equivalente a lo que habrían cobrado de por medio el año anterior, ya que, defienden, estas empresas no habrían asumido en sus tarifas la crisis ni estarían teniendo costes por la falta de actividad de sus sanitarios.

Torner explica que muchas aseguradoras sanitarias han empezado a incluir la consulta telefónica en Cataluña, pero no tienen claro a cuánto se va a pagar, salvo que la empresa decida que será equivalente a la presencial. "Pero si un médico pasa de atender 20 pacientes a atender una o dos llamadas, esto tampoco va a salvar los gastos del despacho", lamenta.

Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel, opina que "pagar una consulta telefónica a precio de consulta no presencial, que está entre 7 y 11 euros, es un insulto a la dignidad del profesional. Además con esa llamada está evitando que el paciente acuda a Urgencias, con un coste 10 veces superior y exponiendo al paciente a un contagio".

"Si un médico pasa de atender 20 pacientes a atender una o dos llamadas, tampoco va a salvar los gastos", lamenta Pere Torner, presidente de la sección de ejercicio libre del COMB

Según ha podido saber DM, al menos SegurCaixa Adelas y Mapfre se han mostrado por la labor de dar alguna ayuda a sus proveedores. Además, Mapfre detalla que ha ofrecido descuentos en las primas y aplazamientos de pagos a sus clientes, particularmente pymes y autónomos.

Concretamente, Mapfre tiene un fondo de 55 millones de euros para anticipar ingresos a los proveedores "de mayor vinculación" que tengan una actividad muy baja debido a la situación de confinamiento.  

SegurCaixa Adeslas ha dotado un fondo de apoyo de 160 millones de euros para facilitar liquidez a los profesionales de su cuadro médico y prestadores hospitalarios afectados por la crisis del COVID-19. No obstante, cada ayuda se efectuará con cargo a la actividad asistencial futura que realicen para la compañía en los 18 meses siguientes a la finalización del estado de alarma.

El presidente de Unipromel critica ese tipo de planteamiento, que además perpetúa unos baremos que la asociación considera injustos: "Nosotros vamos a pedir que los costes se paguen por hora. Antes cubríamos con 15 euros por paciente viendo 8 pacientes la hora. Ahora nos obligan a ver 2 ó 3, pero el precio de mi hora de trabajo es el mismo".

"Cerrarán el 50 % de los centros y volverán a renacer como sucede en la naturaleza después de un incendio", augura Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel

Hay otro problema añadido en el caso de los médicos autónomos: unos 30.000 no están dados de alta en el régimen de autónomos general, conocido como RETA -que es uno de los requisitos para la ayuda estatal-, sino en la alternativa de Mutual Médica.

Por eso, Mutual Médica ha aprobado otro fondo de dos millones de euros para, entre otras ayudas, dar una prestación económica para mutualistas en una situación de especial necesidad por la crisis de la Covid-19, utilicen la mutualidad como alternativa al RETA o como complemento, si sus ingresos mensuales brutos bajan de los 2.375 euros como consecuencia de la crisis actual.

Según Manuel Carmona, vocal de Medicina Privada de la Organización Médica Colegial, el grueso de esos 30.000 médicos compaginaría pública y privada, sirviendo Mutual Médica como un complemento a su futura pensión; los que están en RETA (aproximadamente un tercio de los médicos autónomos) "suelen ser los que trabajan solo como autónomos y los que tienen pequeñas empresas". 

La vuelta escalonada a la normalidad

No hay unas medidas específicas para la vuelta de actividad de centros sanitarios, si bien los profesionales asumen que tendrán que seguir priorizando la atención telemática, la limitación de pacientes y extremar las medidas de higiene y desinfección.

"Cuando vuelva la actividad, va a ser poco a poco: habrá que espaciar las citas y pacientes, desinfectar...  si antes veías 8 pacientes, vas a ver a 4. Eso sin contar con el miedo de la gente. Nos va a llevar meses recuperarnos", reconoce Ruiz-Olivares.

Guerrero cree que los médicos autónomos podrán aguantar a lo sumo un mes más, siempre que se puedan aplazar alquileres, hipotecas, los leasing de aparataje, etc.

Por otra parte, cuando los centros sanitarios reinicien la actividad, "tendrán que readmitir a los empleados sin saber si el ERTE se lo van a revisar y, si la actividad no remonta, acogerse a un ERE por causa objetiva de la mitad de la plantilla".

Se mezclará, por una parte, la vuelta escalonada de los pacientes, el verano (que suele ser mala época) y el retraso de los pagos de las aseguradoras. "Un desastre. Cerrarán el 50 % de los centros y volverán a renacer como sucede en la naturaleza después de un incendio forestal", augura.

"Habrá que espaciar las citas y pacientes, desinfectar...Nos llevará meses recuperarnos", dice Montserrat Ruiz-Olivares, secretaria del Colegio de Fisioterapeutas de Madrid

En cuanto a las medidas de protección que exija un futuro desescalado,  Castro recuerda que los dentistas están acostumbrados a ir bien protegidos y a aplicar técnicas de desinfección. De hecho, entregaron su material de protección a las autoridades al inicio de la pandemia. "El problema es que se vende el material de protección y desinfección al mejor postor. Mascarillas que yo compraba por 0,6 euros valían 5 euros...".

Habrá que ver además cómo han evolucionado los casos que se trataban antes del confinamiento."Mis pacientes  están la mayoría controlados porque tienen tratamientos farmacológicos que sólo habría que revisar, pero, por ejemplo, imagínese un niño con autismo que lleve un mes sin terapia con la psicóloga...", apunta Fernández.

Patología crónica, enfermedades muscoesqueléticas, problemas de visión derivados de mucho tiempo frente a la pantalla... todo eso ha tenido que esperar durante al menos dos meses. Y es posible que los pacientes decidan que deben esperar más, hasta tener cierta sensación de seguridad.

No es sólo el sanitario autónomo que trabaja por su cuenta y su familia. Una clínica pequeña puede tener de 3 a 5 empleados, sin contar con otros negocios como los de material sanitario que dependan de esta actividad. En palabras de Castro: "Si los autónomos caemos, mucha gente va detrás".

Muchos autónomos sanitarios han echado el cierre ante el desplome de la actividad, con un acceso desigual a las ayudas. coronavirus Off Nuria Monsó. Madrid Profesión Odontología Fisioterapia Profesionales de la Salud Off

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