El escorpión esconde el ingrediente de una nueva terapia CAR diseñada para acabar con el glioblastoma. Un equipo de científicos del Centro Médico Nacional City of Hope, en Duarte (California), ha construido y probado en modelo experimental el primer tratamiento de linfocitos T con un receptor de antígeno quimérico (CAR) basado en la clorotoxina, un péptido presente en el veneno del escorpión.
Este pequeño péptido de 36 aminoácidos no es un recién llegado al campo biomédico. La clorotoxina (CLTX) se ha utilizado como tinción para marcar células tumorales en la neurocirugía y también como vehículo de fármacos, aprovechando su capacidad para superar la barrera hematoencefálica.
La idea de utilizar el derivado del veneno en una terapia CAR la ha aportado Michael Barish, profesor del City of Hope y director del Departamento de Desarrollo y Biología de Células Madre. “Al igual que un escorpión usa toxinas de veneno para atacar y matar a sus presas, nosotros usamos la clorotoxina para dirigir a las células T al ataque de las células tumorales, con la ventaja adicional de que las células T CAR-CLTX se mueven y vigilan activamente el cerebro buscando objetivos”, explica Barish, que es coautor de esta investigación.
Aunque podría pensarse que es la clorotoxina lo que mata las células del cáncer, lo que realmente las erradica es la unión específica a las células y la activación de los linfocitos T modificados.
El objetivo de este nuevo compuesto celular es el glioblastoma, el tumor cerebral más frecuente, y también uno de los cánceres más letales; además del hecho de estar diseminado por todo el cerebro, otra dificultad que plantea su tratamiento es que es un tipo de tumor con un elevado grado de heterogeneidad.
Muestras de 15 pacientes
Para demostrar la capacidad de unión de la CLTX a las células tumorales, los investigadores utilizaron 23 muestras de resecciones de 15 pacientes con glioblastoma. La clorotoxina se unía a una gran proporción –cerca del 80%– de las células, según publicaron en Science Translational Medicine.
También estudiaron líneas celulares derivadas del glioblastoma, donde constataron que el receptor se unía al tumor en 21 de las 22 líneas cultivadas, al menos en una proporción del 70%. Para los científicos estos datos muestran la capacidad de la clorotoxina para unirse a células en tumores heterogéneos.
Además, el receptor se adhiere a las células madre del tumor, que se cree están detrás de la reaparición del cáncer. Asimismo, las células T CAR-CLTX reconocieron y eliminaron amplias poblaciones de células del cáncer cerebral, sin dañar las células no tumorales del cerebro ni las de otros órganos, demostrando así una acción específica.
Otra de las investigadoras, Christine Brown, profesora de Inmunoterapia del City of Hope y subdirectora del Laboratorio de Investigación en Tratamiento con Células T, considera que la inmunoterapia que incorpora la clorotoxina tiene potencial frente a tumores sólidos, lo que resulta “especialmente necesario en pacientes con cánceres difíciles de tratar, como el glioblastoma”. Brown también destaca que “esta es una estrategia completamente nueva para la terapia CAR”, en la que el receptor de antígeno utilizado incorpora una estructura de reconocimiento diferente de otros constructos de este tipo.
Sobre la base de los hallazgos de este estudio, sus autores ya trabajan para llevar la nueva terapia a pacientes diagnosticados con cáncer cerebral con la esperanza de mejorar los resultados clínicos en esta grave enfermedad. Ya cuentan con la aprobación de la agencia reguladora estadounidense FDA para iniciar el primer ensayo clínico con las células T CAR-CLTX.
'Diana', la revista de las Terapias Avanzadas.
El avance biomédico de la terapia CAR se alía con el veneno ancestral de los escorpiones contra el glioblastoma. Diana Off S. Moreno Oncología Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2z6Ek0m
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