Farmacia Pazó es la botica más antigua de Monforte de Lemos (Galicia). “La original es de 1842 y el edificio corresponde a la misma época, lo que le da mucha solera y carácter, pero también acarrea problemas de instalaciones y deterioro de los materiales con el paso del tiempo. Llevábamos años parcheando el establecimiento, primero con una reforma en 2015, donde intentamos mantener las estanterías originales de la farmacia y conservar toda esa esencia, pero no fue posible.
Fue en 2017 cuando decidimos hacer la mejora estructural del local y con ello cambiar el estilo”, explica a CF Germán Pazó, su titular.
Así surgió la idea de una farmacia laboratorio, y se decidió rescatar el origen de la botica y vincularlo con su principal categoría, el medicamento. “El hecho de que en su logotipo existiera un escudo y de que abriera por primera vez sus puertas en 1874, nos reforzó la idea de una farmacia aristocrática”, dice Carlos Aires, responsable de Marketing-Jazz, la empresa que acometió el diseño.
Para apoyar el concepto creativo Salud de sangre azul y crear un impacto visual memorable, Aires se ha inspirado en el color azul cobalto de los tarros de laboratorios antiguos, que se asocia con calma, fidelidad y verdad:
“En la elección de los materiales, que sirven de punto de contacto entre el cliente y la marca y, además, contribuyen a crear la experiencia de compra, nos decidimos por suelos porcelánicos de imitación cemento, instalaciones vistas para el aire acondicionado, mobiliario realizado en madera torneada, cajonera para el medicamento en acabado metalizado, paneles retro iluminados y sillones de la sala de espera en roble y terciopelo”, añade Aires.
Pertenece al cliente
Cuando se empezó a trabajar en el diseño de esta farmacia se partió de la premisa de que pertenece a los clientes, de manera que se centró en dos zonas: el espacio comercial, al que se le dotó de mayor amplitud para dar más libertad e independencia a los movimientos del cliente; y la dispensación de fármacos y productos de autocuidado.
“Para esta zona considerábamos fundamental que los clientes se sintieran cómodos, de manera que se optó por los mostradores individuales, con la intención de aportar una mayor intimidad entre farmacéutico y paciente”, indica Pazó.
Añade que detrás de los mostradores hay un bloque destacado que combina la cajonera y los productos de autocuidado con una mayor rotación. “Esto nos permite mayor rapidez y simplificación en la dispensación diaria”.
El titular de Farmacia Pazó reconoce que, más que un incremento en las ventas (que también), la reforma ha repercutido en una mejora de la calidad del servicio.
“Trabajar en un entorno más cómodo y con un mejor diseño se nota a la hora de dar servicio al cliente y termina repercutiendo en las ventas”, concluye.
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