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domingo, 14 de agosto de 2022

Así hablan los médicos… según los pacientes

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Lun, 15/08/2022 - 07:26
La jerga de los médicos
En ocasiones, los médicos no se percatan de que su paciente no les está entendiendo.
En ocasiones, los médicos no se percatan de que su paciente no les está entendiendo.

Tras leer la publicación «Así hablan los pacientes (I): según los médicos» que escribió Fernando A. Navarro en esta misma bitácora, advertí que la comunicación dentro de la relación médico-paciente1 es mucho más compleja de lo que se cree. Ya no solo por cómo hablan los pacientes, que intentan expresar los síntomas que tienen como pueden, sino por cómo hablan los médicos, quienes es posible que, en muchas ocasiones, no se percaten de que la persona con la que dialogan no está comprendiendo el mensaje. Veamos, por ejemplo, el siguiente caso:

Un paciente de 40 años acude a la consulta de su médica de familia. Se saludan cordialmente y la facultativa empieza a interrogar al paciente. Este, a su manera y con sus propias palabras, trata de explicar lo que le pasa. La médica intenta adaptar los tecnicismos para que el paciente entienda el diagnóstico. Acto seguido, el paciente, de nuevo con su propio vocabulario, procura reproducir lo que le ha contado para ver si lo ha comprendido o no. La médica, un poco nerviosa porque en la sala de espera aguardan inquietos otros pacientes —los pobres médicos cada vez disponen de menos tiempo—, se lo explica de otra manera. Aunque el paciente sigue con la misma cara de no haber entendido ni media palabra, parece que se marcha satisfecho con la explicación y sabiendo perfectamente qué le ocurre. Problema: el hombre llega a su casa y recuerda de manera vaga las palabras de la médica. No pasa nada. Se sienta en el sillón y empieza a leer el informe que le han entregado, repleto de siglas y tecnicismos. Uf, ¿quién entiende esto? Tranquilidad, el Dr. Google se lanza al rescate para aclararle todos los vocablos que aparecen ahí escritos. ¡Error! Este otro «médico» le ha dicho de todo menos lo que realmente le sucede. Ah, bueno, y todo negativo, claro. No contento con el resultado —y un poco asustado, la verdad—, recurre a su sobrina, que está estudiando segundo de Medicina, y le pide que lea el informe y que le traduzca la información que viene ahí.

Tal vez la anterior situación sea un poco exagerada, pero no es inusual encontrarse panoramas como este: los pacientes —o usuarios— van al médico; este les cuenta el diagnóstico y los siguientes pasos que tienen que seguir, si procede; da la impresión de que los pacientes han entendido el mensaje; pasados unos días, o incluso después de la consulta, leen el documento que les han dado (informe de consultas externas, alta de urgencias, o lo que corresponda) tranquilamente en casa y no entienden nada en absoluto. «¿Qué es esto de “Se incluye en LEQ”? ¿Será algo malo?». Nada más lejos de la realidad. La sigla LEQ significa lista de espera quirúrgica, y eso no necesariamente tiene por qué ser algo malo. Pero resulta evidente que esos documentos no son comprensibles para los pacientes. Sí, todo se les explica en la consulta, pero ¿cuál es entonces la verdadera función de estos documentos? ¿Van dirigidos a los pacientes o, en cambio, se les entrega a los pacientes, pero van dirigidos a los profesionales sanitarios?

Hoy en día, puede que sea muy difícil cambiar esta práctica, pero sí que convendría reflexionar acerca de la comunicación, sobre todo la escrita, entre los médicos y los pacientes. Al final, estos últimos se quedan con la sensación de que los facultativos hablan en otro idioma y se sienten más vulnerables por la barrera lingüística que los separa (incluso por el nivel en la jerarquía social). Quizás, la comunicación clínica, tanto oral como escrita, debería incluirse como asignatura obligatoria en los estudios universitarios. Dado que la base de la medicina, como disciplina científica, son los pacientes y las personas, ¿por qué dejarlos fuera de la ecuación?

Elisa Manzanal

1 En determinados contextos, también me gusta hablar de usuario en vez de paciente, ya que el paciente puede ser un menor de edad, y son sus padres o tutores quienes lo acompañan a la consulta y los principales receptores de la información. Lo mismo ocurre con los cuidadores, familiares, allegados o cualquier persona del entorno del paciente. No obstante, por motivos de concisión, en esta entrada utilizo el término paciente.

La comunicación dentro de la relación médico-paciente es mucho más compleja de lo que se cree: no solo por cómo hablan los pacientes, sino por cómo hablan los médicos. Off Elisa Manzanal Off

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