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viernes, 16 de abril de 2021

Artemisinina (y II)

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Vie, 16/04/2021 - 10:22
Del hombre al nombre

La farmacéutica Youyou Tu fue la primera china galardonada con un Nobel: más concretamente, el de fisiología y medicina del año 2015 por el descubrimiento del mejor antipalúdico conocido: la artemisinina. ¿Por qué la llamó así?

En realidad, no la llamó ‘artemisinina’. Como puede leerse en el artículo original, publicado en el número de diciembre de 1979 de la revista Chinese Medical Journal, Tu y su equipo de investigadores no hablan de artemisinin, sino de qinghaosu (青蒿素; literalmente, algo así como «sustancia o principio del ajenjo dulce»); derivado directo, pues, del nombre que recibe el ajenjo dulce en chino: qinghao (青蒿).

El ajenjo dulce o ajenjo chino es una planta medicinal originaria del Asia templada, sí, pero ampliamente distribuida también por toda Europa, los Estados Unidos y Canadá. En 1753, Carlos Linneo la describió como Artemisia annua en su influyente Species plantarum (volumen 2, páginas 847 y 848). El nombre artemisinina con que conocemos en el mundo occidental al qinghaosu chino deriva, pues, directamente de la terminología linneana latina.

El epíteto específico annua es claro: significa ‘anual’. Pero Linneo no dio explicación etimológica del nombre genérico Artemisia, y hay dos teorías.

Para unos, alude a una de las deidades más antiguas y veneradas de los griegos: Artemisa o Ártemis (Ἄρτεμις), hija de Zeus y Leto, y hermana melliza de Apolo, junto a quienes integra el panteón de los doce dioses olímpicos. Artemisa era la diosa helena de la caza (se la representa a menudo con figura de cazadora, armada de arco y flechas), los animales salvajes y los terrenos vírgenes; de los nacimientos, la virginidad y las doncellas; y también de las virtudes curativas, especialmente de los embarazos, los partos y las enfermedades ginecológicas, que tanto podía traer como aliviar o curar. Es bien posible, sí, que Linneo pensara en ella para dar nombre a una planta medicinal.

Para otros, en cambio, cuando Linneo bautizó Artemisia annua al ajenjo chino, lo hizo en honor de Artemisa II, hermana y esposa del sátrapa Mausolo de Caria. Tras la muerte de su marido en el año 353 a. de C., ascendió al trono de la satrapía, hizo venir a los más afamados arquitectos y escultores a Halicarnaso, capital de Caria, y ordenó erigir allí un magnífico sepulcro en memoria de su amado, que eclipsara en esplendor y belleza a cualquier construcción anterior de la humanidad: el Mausoleo, una de las «Siete Maravillas del Mundo». Sabemos de la existencia de Artemisa II por los escritos del historiador griego Heródoto, y se dice de ella que era experta en botánica y en medicina; no sería raro tampoco, pues, que Linneo pensara en ella para dar nombre al ajenjo chino.

Artemisa II protagoniza, además, el capítulo 57 del primer libro de la literatura occidental dedicado exclusivamente a biografías femeninas: el De mulieribus claris (esto es, Acerca de las mujeres ilustres) compilado por Giovanni Boccaccio entre 1361 y 1362. Este libro singular contiene 106 biografías cortas de mujeres tanto históricas como míticas, desde Eva (la primera mujer según la Biblia) hasta Juana I de Nápoles (reina de Nápoles y Sicilia, condesa de Provenza, reina titular de Jerusalén y reina consorte de Mallorca).

Fernando A. Navarro

La politerapia basada en la artemisinina es el tratamiento antipalúdico más eficaz de que disponemos en la actualidad: ¿saben quién fue Artemisa? Off Fernando A. Navarro Off

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