La pandemia causada por la COVID-19 no nos puede hacer olvidar que el cáncer continúa siendo un problema de salud prioritario en nuestro país y en el mundo. El impacto de la pandemia se ha notado en el ámbito de la oncología con retrasos en los procesos diagnósticos y terapéuticos significativos. Todo esto ha convertido en muy relevante que las CCAA y el Ministerio de Sanidad hayan impulsado la tercera revisión de la Estrategia Contra el Cáncer del SNS, aprobada en febrero de este año por el Consejo Interterritorial. Es importante resaltar que esta estrategia se aprobó en paralelo a la europea -Europe’s Beating Cancer Plan-, con la que está alineada en objetivos y marco conceptual.
Los últimos años han testimoniado un cambio relevante en las prioridades del control del cáncer en nuestro entorno. La relevancia dada a las necesidades de los pacientes después del tratamiento y durante su seguimiento, a la percepción de su calidad de vida y a la definición de las prioridades en su cuidado, constituyen probablemente las principales novedades. En los próximos años, se debe introducir progresivamente un plan de seguimiento individualizado tras el tratamiento activo y tener en cuenta los aspectos psicosociales, de nutrición y hábitos de vida saludables y la importancia del entorno social y familiar, además del impacto del tratamiento y el pronóstico para decidir y ofrecer qué tipo de seguimiento va a necesitar cada paciente. Debemos individualizar el seguimiento, además del tratamiento.
Un segundo aspecto de cambio es la relevancia dada a la oncología de precisión, fruto de la investigación sobre el cáncer, que debe ser impulsada en nuestro país con criterios compartidos en el SNS, tanto de alteraciones evaluables, como de criterios de calidad de las pruebas o de la información que damos al paciente. Junto a estos aspectos más novedosos, no se puede olvidar la necesidad de promover el acceso rápido entre atención primaria y hospital para los pacientes con sospecha de cáncer. Este es un aspecto particularmente afectado por la pandemia, junto con la interrupción del cribado poblacional, y debe ser una prioridad del retorno a la normalidad del funcionamiento asistencial. De hecho, el cribado del cáncer ha vuelto a la normalidad en prácticamente todos los casos.
La atención oncológica requiere de la implicación de distintos especialistas, que pueden no estar en el mismo hospital, y debe organizarse en forma de equipos multidisciplinares para cada tipo de cáncer. Solo así se puede conseguir una atención coordinada y efectiva que permita mejorar los resultados clínicos en un contexto especializado. Esta necesidad de plantear la organización de la asistencia como eje de la calidad asistencial es particularmente relevante en los tumores raros, como se pone de manifiesto en la estrategia, así como en los Centros de Referencia (CSUR) del SNS y en las redes europeas de referencia para estos tumores. Es necesario afrontar el debate de qué tratamientos o procesos complejos centralizar para avanzar en la mejora de los resultados clínicos en nuestro país, en los cuales tenemos margen de mejora, como muestra el análisis epidemiológico incluido en la estrategia. Finalmente, se refuerza la importancia de potenciar la prevención primaria.
En resumen, la Estrategia contra el Cáncer del SNS establece las prioridades y objetivos acordados con sociedades científicas, asociaciones de voluntarios y pacientes, así como representantes de CCAA; el reto ahora es llevarla a la práctica en cada ámbito del sistema sanitario de nuestro país. Solo así mejorarán los resultados clínicos y la calidad de vida de los pacientes con cáncer; ellos se lo merecen.
'Diana', la revista de las Terapias Avanzadas
Diana Off Josep M Borràs, coordinador científico de la Estrategia contra el Cáncer del SNS opinión Opinión Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3unQuJw
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