Uno de los principales puntos que pretende abordar el nuevo decreto de reforma de la formación sanitaria especializada es establecer unos criterios claros y distintos para la aprobación de nuevas especialidades y áreas de capacitación específica (ACE).
Hay que recordar que, durante el debate para redactar la norma de troncalidad (que acabó suspendida por el Tribunal Supremo por la ausencia de una adecuada memoria de impacto económico), uno de los puntos más conflictivos fue la aprobación de nuevas especialidades y ACE. De ahí que, al contrario que dicha norma, este proyecto de decreto, en audiencia pública hasta el 29 de abril, se limite a los criterios y no reconozca ninguna nueva.
Particularmente, Urgencias e Infecciosas fueron reconocidas como ACE en 2014, lo que motivó muchísimas críticas por parte de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) y la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), que demandan la especialidad. En cambio, entidades como la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) o las tres sociedades de Medicina de Familia, la Semfyc, SEMG y Semergen, se han mostrado a favor de esta titulación.
Volviendo al proyecto de real decreto, estos criterios serían también los que se usen en el futuro para revisar y, en su caso, mantener, modificar o incluso suprimir estas titulaciones. Este informe de viabilidad estará a cargo de la correspondiente comisión de la especialidad y el ACE y deberá ser presentado cada diez años como máximo.
Pasamos a continuación a resumir en qué se parecen y diferencian, según la propuesta del Ministerio de Sanidad, las especialidades y las ACE.
¿En qué consiste una especialidad?
Para el ministerio, una especialidad "representa un extenso y diferenciado campo de la práctica en ciencias de la salud". Se desarrolla para la mejora de la calidad y seguridad de la asistencia sanitaria, evitando la fragmentación de la atención, y está basada en los últimos avances y conocimientos en las ciencias de la salud y justificadas desde la evidencia científica y asistencial.
¿En qué consiste una ACE?
Básicamente es el desarrollo de un nivel avanzado de competencias profesionales ya incluidas en alguna de las especialidades de formación sanitaria especializada a las que está vinculada. Debe evitar también la fragmentación de la asistencia sanitaria, con un nivel de competencias que no se puede obtener por una especialidad o ACE ya existentes.
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¿Cómo se identifica el contenido de una especialidad?
En términos generales, una especialidad "desarrolla un extenso conjunto de contenidos y competencias significativamente diferentes a las ya incorporadas en otras especialidades o títulos en ciencias de la salud", si bien puede tener en común ciertos contenidos.
Sanidad indica que específicamente debe descartarse que las competencias de una especialidad no puedan ser adquiridas adaptando el programa oficial de otra especialidad o incrementando su duración.
¿Cómo se identifica el contenido de una ACE?
El contenido de una ACE es un "cuerpo de competencias de nivel avanzado, con un mayor nivel de especialización que añade profundidad y extensión a las exigidas en el programa formativo de la especialidad vinculada y deben estar justificadas desde la evidencia científica y asistencial".
Este incremento en la complejidad no puede ser satisfecho al completo por otras especialidades o ACE. Además, Sanidad indica dos criterios más: las competencias del ACE no pueden basarse exclusivamente en una técnica, procedimiento diagnóstico o terapéutico, o en una única enfermedad o problema de salud; tampoco pueden estar delimitadas a un área funcional que pueda ser objeto de un diploma de acreditación o diploma de acreditación avanzada.
¿Cómo se justifica la necesidad de una nueva especialidad o ACE?
Tanto en el caso de nuevas especialidades como de las nuevas ACE, Sanidad propone que al menos siete autonomías consideren que son titulaciones necesarias y que sean aceptadas por la mayoría.
Además, la formación de estos profesionales debe ser en un número y una distribución geográfica adecuados a las necesidades de la población y se debe considerar que son viables a largo plazo, garantizando la práctica de los profesionales. Su aprobación debe estar asimismo alineada con normativa de la Unión Europea.
Respeto a las especialidades, el ministerio puntualiza que deben tener un campo de actuación propio, "con reconocimiento y perfil laboral".
Relación de la nueva especialidad con otras
En primer lugar, la formación en la especialidad no debe reducir la calidad de la formación de otros residentes y debe aportar una formación dedicada y apropiada. El tiempo de formación será el adecuado para la adquisición de las competencias, siendo similar al de las especialidades afines ya existentes.
Al menos el 50% del tiempo de formación de la especialidad debe ser exclusivo de la misma, no pudiendo existir en este periodo contenidos o competencias comunes con otras especialidades. La nueva especialidad no puede estar basada en la rotación o estancias formativas en otras. Si existe un periodo común, debe ser inferior al 30% del periodo formativo de la nueva especialidad.
Además, las especialidades deben reforzar y ampliar la capacidad de atender la salud de la población de forma efectiva facilitando la continuidad en los cuidados sin fragmentar la atención sanitaria.
También debe justificarse que la nueva especialidad será el fundamento para el desarrollo de nuevos campos y disciplinas avanzados de práctica y conocimiento de la formación sanitaria especializada.
Relación de la nueva ACE con otras especialidades o ACE
El campo de la ACE no debe reducir la calidad de la formación de los residentes de las especialidades a las que esté vinculada, y debe aportar una "formación dedicada, apropiada y perfilada".
Hay que tener en cuenta que los programas de estas especialidades vinculadas deben incluir una base competencial suficiente para que el programa del ACE permita alcanzar el nivel avanzado de competencias exigido.
Por otra parte, el tiempo de formación para obtener el alto nivel de capacitación será entre el 25 y el 50% de la duración de las especialidades de origen. Por ejemplo, una ACE relacionada con una especialidad de cuatro años debería tener una duración de entre uno y dos años.
¿Qué recursos formativos requieren las nuevas especialidades y ACE?
En ambos casos, Sanidad señala que es necesario que exista un grupo de expertos para aportar un programa y unas estructuras que garanticen la formación en la especialidad o en la ACE. Deben existir asimismo suficientes recursos, demanda e interés para conseguir una masa crítica de unidades docentes acreditadas y de oferta de formación a largo plazo.
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