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domingo, 4 de abril de 2021

Las cloacas predicen la covid-19

Microbiología y Enfermedades Infecciosas
raquelserrano
Dom, 04/04/2021 - 08:00
El análisis de aguas residuales se adelanta entre tres y diez días
Hombre sacando agua
Hombre sacando agua

El agua habla, tiene códigos secretos y utiliza un lenguaje que hace visible lo invisible. Esta peculiar forma de comunicación, mencionada por el escritor Juan Antonio Maesso, ha sido capaz de ofrecer respuestas concretas y adicionales para el control de la pandemia por SARS-CoV-2 en la que actualmente estamos inmersos. Si la comunidad científica fue la primera que alertó sobre la importancia y necesidad de analizar las aguas residuales, dado que el virus podía detectarse en las heces de los infectados, gestores y políticos tomaron posteriormente las riendas de este recurso natural para ponerlo al servicio de la salud, la vida social e incluso de la economía. 

En estos momentos, las grandes ciudades del mundo, aprovechando sus distintas redes subterráneas de alcantarillado y saneamiento de aguas residuales, han establecido sistemas de vigilancia de presencia o no de SARS-CoV-2, cuyos datos alertan de la generación de posibles nuevas olas pandémicas con una anticipación de entre una o dos semanas, lo que claramente ayuda a la toma de decisiones y de medidas de contención por parte de las distintas autoridades sanitarias. 

En los últimos días, por ejemplo, el grupo de investigación COVIDBens de La Coruña ha empezado a sugerir que, según sus últimos datos procedentes de aguas residuales, la cuarta ola epidémica en España ya estaría pidiendo paso, aún sin cerrarse definitivamente los estragos de la tercera. 

El sistema madrileño Vigía en la ONU 

La evidencia marca que una elevada presencia de coronavirus en agua procedente de los alcantarillados se ha correlacionado con brotes de covid-19 y, paralelamente, con un aumento de contagios e ingresos hospitalarios, tal y como lo reflejan numerosos estudios realizados en distintas ciudades del mundo. 
En el caso de Madrid, el sistema Vigía, instaurado por el gobierno regional, permitió detectar la segunda y la tercera ola entre dos y cinco días antes de que se produjera el pico. En la segunda ola, Madrid alcanzó el pico en las aguas residuales el 20 de septiembre; en la tercera ola, el 20 de enero. Se trata, por tanto, de una herramienta que, en este momento, se considera imprescindible en la lucha integral de esta pandemia. 

En España son numerosos los proyectos, entidades –públicas y privadas- y administraciones que trabajan activamente en la detección y seguimiento del SARS-Cov-2 en aguas residuales, ya que se trata de una de las mejores formas de “poner el recurso natural por excelencia, el agua, al servicio de la pandemia”, señala a Diario Médico Paloma Martín, consejera de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), y presidenta del Canal de Isabel II de Madrid, ciudad que ha desarrollado el Vigía, el mayor sistema de vigilancia temprana de la covid-19 mediante el análisis de aguas residuales que se está desarrollando en España, que aprovecha y “utiliza el talento y la experiencia de los profesionales de una gran empresa pública, el Canal de Isabel II, que dispone de una red de saneamiento de 15.000 kilómetros: la distancia que hay entre Madrid y Australia”. 

 

La comunidad de Madrid dispone de 289 puntos de muestreo que cubren 179 municipios a través de los que se rastrea a 6,8 millones de personas cada semana. Son 15.000 kilómetros de red de saneamiento

 


Esta iniciativa, que supera a otras similares desarrolladas hasta el momento en nuestro país por el número de puntos de muestreo –289 que cubren 179 municipios, la totalidad de la región-, y por la población a la que se rastrea -6,8 millones de personas cada semana-, acaba de ser presentada en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en una reunión telemática sobre la implantación de los objetivos y metas relacionadas con el agua, dentro del marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.  

La magnitud y eficacia de este proyecto –que ha llevado a la Comunidad de Madrid a convertirlo en un “sistema de vigilancia continua y permanente de detección de otros posibles tipos de virus en aguas residuales”, según señala Antonio Lastra, coordinador de Innovación del Canal de Isabel II- ha sido reconocido además por la UE, cuya Comisión acaba de recomendar el rastreo y vigilancia de la covid-19 en aguas residuales siguiendo los pasos del Vigía, implantado en julio de 2020 y con el que se ha rastreado ya 38 veces a la totalidad de la población de la región de Madrid

La citada comisión considera que los sistemas de vigilancia deben cubrir una parte significativa de la población del estado miembro e incluir, como mínimo, las aguas fecales de las grandes ciudades de más de 150.000 habitantes, preferiblemente con una frecuencia mínima de muestreo de dos muestras semanales.

'Alerta' anticipatoria 

Lo que es evidente es que este control y seguimiento, que también se realiza en numerosas ciudades y regiones españolas, constituye una “alerta temprana y anticipatoria –incluso antes de que se observen los casos clínicos en los centros de salud-, de potenciales nuevas olas de coronavirus”, indica Roberto Ortuño, responsable de Seguridad Alimentaria del Instituto Tecnológico de Industria Alimentaria (AINIA), socio de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) que, aprovechando su experiencia de virus que se transmiten a alimentos, como norovirus y hepatitis A y B, entre otros, ha extendido su conocimiento al análisis de coronavirus en aguas residuales. 

De la misma opinión es Gloria Sánchez Moragas, investigadora del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), centro dependiente del CSIC, con extensa trayectoria en el seguimiento de virus en agua, y que un poco antes de marzo de 2020 ya detectaron positivos de coronavirus en aguas residuales. Desde julio de 2020, el 95% de las más de 3.000 muestras analizadas por su equipo resultaron positivas para este virus.

“Todos los análisis retrospectivos llevados a cabo en Madrid, Murcia, Barcelona, Valencia y varias ciudades de Galicia, entre otras, han confirmado que el virus aparece en las aguas fecales días antes de la aparición clínica de la enfermedad, lo que indica la importancia de la coordinación nacional y, más aún, que el seguimiento de la presencia del virus en tiempo real en cada zona de salud permite anticipar medidas de salud pública y sanitarias”. 

Que el enfoque nacional para la vigilancia de enfermedades puede ser factible y eficaz lo demuestra un nuevo informe, que aparece en la prepublicación medRxiv, en el que se describe la mayor campaña nacional de monitorización de SARS-CoV-2 en aguas residuales en Estados Unidos, ya que abarca 159 condados en 40 estados, cubriendo al 13% de la población de ese país desde el 18 de febrero al 2 de junio de 2020. De 1.751 muestras totales analizadas, 846 fueron positivas para el ARN del SARS-CoV-2 y las concentraciones virales generales disminuyeron de abril a mayo.

La vigilancia de las aguas residuales tuvo una alta tasa de detección, superior al 80%, de SARS-CoV-2”, señala Eric Alm, del Instituto Tecnológico de Massachussetts y coordinador del trabajo, realizado en colaboración con el Centro de Excelencia Tecnológica de Singapur.

Realizar una PCR al agua 

En el caso del sistema Vigía, el proceso de análisis, explica Antonio Lastra, se centra, básicamente, en recoger, a la misma hora, muestras en los puntos de rastreo, que se trasladan refrigeradas al laboratorio de Genómica del Canal de Isabel II.  

Allí se someten a dos análisis: uno normal, con parámetros de agua residual que confirma que la muestra es agua residual urbana y que no está sujeta a factores que hayan podido alterarla, para realizar después una “PCR al agua; un análisis genómico que busca los genes específicos de SARS-CoV-2 y no de otros coronavirus: el N1, N2; dianas que identifican el SARS-CoV-2; y el IP4, en caso de que exista algún tipo de duda”, indica Lastra quien subraya que, además de detectar si hay o no presencia de virus, se cuantifican las copias genómicas que encontramos. Los datos son decisivos porque este análisis permite adelantarse entre 3 y 10 días a la evolución de la pandemia, por lo que supone una herramienta complementaria para la toma global de decisiones sanitarias”. 

 

El conocimiento, desde el pasado mes de septiembre, de nuevas mutaciones del virus -ahora incluso ya se habla de subvariantes de las variantes-, ha puesto en jaque a los sistemas de control de aguas residuales. La existencia de un número indeterminado de mutaciones suma complejidad a los análisis, por lo que el refinamiento de la metodología se ha convertido en el actual reto. ”Localizar más genes específicos, ya N1 y N2 no cambiarían, o combinaciones genéticas que sirvan para identificar las distintas cepas, es una de las líneas de trabajo”, explica Antonio Lastra, cuyo equipo identificó la cepa británica, aunque no con total especificidad. 

 

Detectar las variantes del SARS-CoV-2 en aguas residuales podría servir para intensificar las medidas de salud pública, ya que algunas han demostrado mayor transmisibilidad 

 


A pesar de que la prevención del contagio es igual para todas las variantes del virus, para Gloria Sánchez Moragas su detección en agua residual podría servir, de entrada, para que las medidas de contención fueran más estrictas, dado que algunas, como la británica, se han asociado con mayor transmisibilidad y posible gravedad de la covid-19, pero el problema es que aún no se dispone de un sistema rápido de PCR en agua para todas las nuevas cepas.

“Habría que ir a la secuenciación, lo que retrasaría el proceso, pero es hacia lo que se tiende, pues la UE ya ha recomendado a los estados miembros el control de variantes de SARS-CoV-2 en las aguas residuales para el desarrollo de vacunas”.

Roberto Ortuño reconoce los actuales obstáculos, pero se muestra optimista, pues “los medios analíticos comienzan a refinarse y es muy probable que en un futuro no muy lejano pueda establecerse y cuantificarse la presencia de las variantes de este coronavirus”.

Se confirma que la detección del SARS-Cov-2 en aguas residuales es una herramienta de alerta temprana pues anticipa en casi diez días los brotes de la epidemia. El siguiente reto es refinar la metodología con el objetivo de localizar genes específicos para las variantes de este virus. coronavirus Off Raquel Serrano Off

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