El Ministerio de Sanidad ha hecho públicos los resultados del segundo Estudio de Seroprevalencia en España, que se publica 21 años más tarde que el primero y que evalúa la inmunidad de la población frente a las principales infecciones.
La investigación, en la que ha participado un equipo del Instituto de Salud Carlos III, se ha realizado con datos de 10.223 participantes, ý ha concluido, entre otras cuestiones, que conviene reforzar la vacunación contra el tétanos entre los colectivos más mayores y que convendría establecer nuevas estrategias de vacunación a medio y largo plazo contra el sarampión.
Concretamente, el estudio ha estimado la prevalencia de anticuerpos de diversas patologías en la población de 2 a 80 años residente en España, centrándose en la poliomielitis, difteria, tétanos, tosferina, sarampión, rubeola, parotiditis, varicela, enfermedad meningocócica invasora por serogrupo C, hepatitis A, B, C, D y E, e infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Con datos de más de 10.000 participantes, ha permitido conocer el estado inmunitario de la población por grupos de edad y sexo de las citadas enfermedades y las coberturas de vacunación por grupos de edad en personas menores de 30 años, para conocer si la inmunidad de esta población es acorde con las vacunas administradas según el calendario de vacunación vigente en cada momento.
Refuerzo a la política de vacunación
A partir de esta información ha concluido que en el caso del sarampión se ha observado una caída del porcentaje de población que tiene anticuerpos protectores en los grupos de edad desde 10 a 39 años, una caída especialmente pronunciada en el grupo de 20 a 29 años. En opinión de los autores del estudio esto podría deberse a “pérdida de protección serológica a medida que pasa el tiempo desde la vacunación con la segunda dosis”. Por ello, el estudio recomienda valorar nuevas estrategias de vacunación contra el sarampión a medio y largo plazo en ciertos grupos de población según su probabilidad de exposición a la enfermedad.
Junto al sarampión, el informe de seroprevalencia recomienda también revisar la política de vacunación actual en el caso del tétanos, reforzando su vacunación entre el colectivo de personas de mayor edad. En concreto, el informe advierte que hay una alta prevalencia de niveles protectores de anticuerpos frente a tétanos en menores de 50 años, pero “a partir de esa edad desciende de manera significativa, sobre todo a partir de los 60 años”.
Por ello, el estudio considera importante “concienciar, tanto a la población como al personal sanitario, de la necesidad de la vacunación en mayores, grupo de población en el que se encuentra una importante proporción de personas susceptibles”.
Además, el estudio recuerda que “mejorar la vacunación frente a tétanos con vacunas combinadas frente a tétanos y difteria (Td) en la población mayor puede contribuir a mejorar también la inmunidad frente a la difteria”, una enfermedad en la que se ha detectado que “la seroprevalencia de anticuerpos protectores frente a esta enfermedad aumenta con la edad hasta llegar a los 30 años, edad a partir de la cual desciende de manera importante, probablemente debido a la pérdida de la inmunidad con el paso del tiempo”, aun cuando entre los niños la alta tasa de vacunación sí está consiguiendo evitar la cadena de transmisión.
Aunque no establece recomendaciones específicas para reforzar la vacunación, en el caso de la parotiditis, el estudio ha visto que hay una alta protección frente a esta enfermedad con anticuerpos presentes en el grueso de población de los 2 y los 14 años de edad. Esto sugiere, según reconoce el estudio “la pérdida de inmunidad con el paso del tiempo desde la vacunación”. Sí parecen más protegidos los mayores de 30 años probablemente, especialmente los nacidos antes de 1978, probablemente por haber pasado la enfermedad y haber generado inmunidad por infección natural.
Tras los vaivenes que durante años sufrió la política de vacunación frente a la varicela, los resultados del estudio de seroprevalencia muestran que “la introducción de la vacuna en el calendario de vacunación se refleja en el aumento de la seroprevalencia de anticuerpos en el grupo de menor edad (2-5 años) con respecto a estudios anteriores”. El informe, con todo, señala que aún es pronto para observar el efecto de la vacunación infantil en los otros grupos de edad.
El informe de seroprevalencia trae consigo, sin embargo, buenas noticias respecto a la rubeola: “la inmunidad de la población española frente a este enfermedad es superior al 95% en todos los grupos de edad (más elevada en mujeres), lo que demuestra el mantenimiento de la inmunidad conferida por la vacunación, aunque se haya realizado en la infancia”. Así, la alta inmunidad detectada estaría asegurando la eliminación de la rubeola en España.
En el caso de la poliomelitis el estudio concluye que los datos detectados de anticuerpos “garantizan el cumplimiento del objetivo de inmunidad de la población para contribuir a la erradicación de la enfermedad”.
En el caso de la enfermedad meningocócica invasiva (serogrupo C) hay ya una protección cercana al 75% en la población que empezó a recibir la vacuna de forma sistemática durante su adolescencia.
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Respecto a la hepatitis, el estudio pide una mayor vigilancia epidemiológica para detectar los casos de hepatitis A ya que las cifras sugieren contagios en la infancia y alta susceptibilidad entre los adultos. En el caso de la hepatitis B las cifras muestran “éxito del programa de vacunación sistemática”. Y en la hepatitis C, tras el impulso a las terapias contra la hepatitis C de los últimos años, las cifras muestran ya niveles de prevalencia bajos de infección activa.
Finalmente, aunque el estudio ha analizado también los datos de VIH, reconoce que la población estudiada no incluye suficiente representación de los grupos de población más expuestos al VIH.
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