La buena gestión sanitaria también se aprecia en el manejo más humano de los profesionales que desempeñan las labores, lo cual redunda a su vez en una mayor calidad y seguridad de los cuidados sanitarios, según se puso de manifiesto ayer en una mesa organizado por la International Nursing Network-Red Internacional de Enfermería, la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (Ande) y la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), en el marco del 2º Congreso Nacional Multidisciplinar covid-19 de las sociedades científicas de España.
Según Albert Cortés, miembro de la AEC y director del proyecto HUGES (Humanizando la Gestión Sanitaria), "un buen líder es aquel capaz de adaptar su estilo de gestión a las circunstancias de cada situación concreta para alcanzar así el máximo desempeño de su equipo” y, de paso, cuidar mejor a los profesionales sanitarios.
En este contexto, la iniciativa que lidera planteó un decálogo sobre las bases de un buen liderazgo con humanización: comunicación, respeto, motivación, empatía, formación, escucha activa, honestidad, toma de decisiones, adaptación al cambio y coherencia. Yendo un paso más allá, y siguiendo la máxima defendida de capacidad de adaptarse al entorno cambiante, el proyecto HUGES también desarrolló un decálogo de liderazgo sanitario en tiempos del coronavirus, donde se explicitaba de forma evidente esa preocupación. En concreto, hace especial hincapié en el contacto y la comunicación (poner más atención a la comunicación no verbal), observar a las personas y el funcionamiento de los servicios; reconstruir diariamente la moral del equipo; organizar y hacer planes ad hoc; observar las necesidades de profesionales y personas atendidas; aceptar respuestas emocionales y validarlas; visibilizar y estar presente el mayor tiempo posible; dar información específica y general para minimizar la incertidumbre; proveer de los recursos necesarios (materiales y emocionales; ser útil (no entorpecer el funcionamiento, escoger a los mejores, todos puedes ser útiles) y “ser y estar”.
Amenazada constante para el profesional
La pandemia está siendo una amenaza constante para los profesionales, según Ana Paula Ruiz, miembro de la International Nursing Network y de Agrupamento de Centros de Saúde Arrábida (ACES Arrábida), en Setubal (Portugal), tras una revisión en la literatura reciente sobre los sentimientos que más aparecen en los profesionales de salud en tiempos de pandemia. Los más destacados son ansiedad generalizada, miedo, depresión, estrés o insomnio.
Frente a ello, se aprecian herramientas como el apoyo psicológico o entre los propios compañeros, aunque Ruiz apunta que algunas de las “soluciones” que se aportan en la literatura, como la existencia de espacios de relax o actividades físicas o creativas en centros, “son muy difíciles” en tiempos de pandemia. En este sentido, recordó que la protección de los profesionales es un componente importante de las medidas de salud pública para hacer frente a esta crisis y, por ello, las medidas que puedan llevarse a cabo tienen que ser implantadas “de forma inmediata”, sin olvidar la capacitación de los propios profesionales para el manejo de las situaciones de estrés.
- Enfermería, clave en la detección de necesidades psicosociales y promoción del cuidado emocional en la crisis de la covid-19
- Enfermeras comunitarias piden que se desarrolle el Marco Estratégico de la AP en los centros de salud
- Madrid: 416 enfermeras inician una demanda colectiva para reclamar la categoría A1
Aislamiento físico y simbólico: el reto de la pandemia
Según Soledad Gallardo, enfermera y gerente del Hospital Comarcal de Inca (Baleares), la re-humanización de la asistencia sanitaria nació como respuesta a la “tecnificación” de los cuidados hospitalarios, que durante un tiempo fue necesaria en el progreso de los mismos. Esa re-humanización de los servicios de salud se inició para dos momentos concretos, nacimiento (parto) y muerte (cuidados paliativos, confort, experiencia espiritual...), pero se ha ido extendiendo progresivamente. En opinión de Gallardo, se debe centrar en tres aspectos: información al paciente, evitar su aislamiento (siempre que él quiera) y respetar la singularidad de cada persona. Por desgracia, esos aspectos se han visto impactados por la pandemia de la covid-19, convertida en una auténtica “crisis de los símbolos”. En concreto, la utilización de EPIs y la distancia física ha generado y genera problemas de comunicación y aislamiento, lo mismo que sucede con las simples mascarillas. Además, una situación como la muerte, asociada al acompañamiento y la toma de decisiones en el entorno sanitario, se ha visto “simbólicamente desvestida” por la covid-19. En contraste, apuntó Gallardo, un momento como la intubación de pacientes también se ha convertido en un símbolo del “trabajo en equipo y solidaridad” entre profesionales. En su opinión, el aprendizaje en pandemia sobre la importancia de herramientas como la telemedicina o la videoasistencia debe acompañarse siempre con su “adaptación a las necesidades del pacientes”.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3sfhauu
No hay comentarios:
Publicar un comentario