El presidente de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA) reivindica el buen comportamiento de los adolescentes durante la pandemia: “En general, se han portado muy bien; han mirado por sus mayores y hemos podido contar con ellos, a pesar de que las circunstancias fueron muy duras”, opina. Por eso considera que ahora hay que hacerles partícipes de la vacunación contra la covid-19 y explicarles que de ellos depende atajar las elevadas tasas de transmisión del coronavirus. Así lo manifiesta Félix Notario durante la entrevista, en la que hace gala de esa empatía que considera tan necesaria en las consultas con los chavales. El pediatra, responsable de la Unidad de Pediatría-Adolescencia de la Clínica HLA Nuestra Señora del Rosario, en Albacete, reconoce que “la adolescencia siempre ha sido un terreno de nadie”, aunque lo cierto es que requiere de profesionales especializados con “ganas y tiempo”.
PREGUNTA. ¿Cuándo termina la adolescencia y a qué edad acaba la necesidad de una atención específica?
RESPUESTA. Sobre el papel, consideramos que la adolescencia empieza en torno a los 11-12 años cuando aparecen cambios ostensibles y termina con el final del desarrollo completo del chico o chica, en torno a los 18 años. Lo cierto es que en cada generación empieza antes, porque se adelanta la pubertad, y también termina más tarde, ahí están los adultescentes [ríe]. En España, los pediatras de atención primaria (AP) atendemos niños hasta los 14 años, que a todas luces nos parece insuficiente. En los hospitales que tienen unidad de Adolescencia los revisan hasta los 16 años. Entre los retos de la SEMA está el lograr la atención al adolescente en una mayor edad, en especial, si presenta algún tipo de problema o enfermedad que tratamos desde su infancia: lo idóneo sería hasta los 18, que es cuando culmina teóricamente el desarrollo completo.
P. ¿Qué sería necesario para lograr ese objetivo?
R. Posiblemente, más pediatras en primaria, y más específicamente formados en la atención del adolescente; también como determinadas infraestructuras. Para ganarnos la confianza del adolescente, que no es un niño grande ni un adulto pequeño, se requiere conocimiento, pero también ganas, cariño y tiempo. Es una atención que no se improvisa, y en la que no se puede ir rápido, algo que dada la disponibilidad de las consultas, sobre todo en la AP, no suele ser fácil de encajar en nuestra labor diaria. Normalmente, hablamos con los adolescentes a solas, para que tengan la oportunidad de decirnos lo que le trae a vernos. Si hemos sido su médico desde que nació y le conocemos a él y a su familia, podremos ayudarle con más facilidad. También es importante corresponsabilizarle de su salud hacerle entender que es él quien debe velar por ella, no sus padres ni su médico; mantener unos hábitos saludables es una responsabilidad individual.
P. La pandemia ha afectado especialmente a la salud mental de los adolescentes. Hay datos muy llamativos, ¿estos trastornos son achacables únicamente al confinamiento y las restricciones?
R. La pandemia ha puesto de manifiesto un recrudecimiento de los problemas relacionados con la salud mental que podían existir de base. Hemos visto más casos de ansiedad, de trastornos del comportamiento alimentario, de autolesiones y de intentos de suicidio. Los chicos han perdido posibilidades de comunicación con sus iguales y han pasado más horas frente a las pantallas, lo que ha podido influir negativamente. Cuidar la salud mental es un gran objetivo en esta franja de edad, pero también me gustaría recordar que no todos los adolescentes están destrozados. Además, la gran mayoría se ha portado muy bien, han mirado por sus mayores y hemos podido contar con ellos, a pesar de que las circunstancias fueron muy duras. Quizá nos estamos centrando demasiado en los aspectos negativos, y olvidamos todo lo que han hecho bien.
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P. ¿Qué enfermedades o trastornos les preocupan más en esta etapa?
R. Básicamente, el adolescentes es un ser sano, sin grandes problemas de salud. El principal motivo de consulta en esta edad es el acné, lo que da idea de ello. Nos preocupa sobre todo la ingesta compulsiva de alcohol y el tabaco. Lo cierto es que cada vez empiezan antes. También nos preocupan las adicciones a las pantallas, y los problemas asociados, como el acoso, así como el repunte en las infecciones de transmisión sexual. Debemos intentar prevenirlo desde la consulta, pero también con otras herramientas, por ejemplo, con mensajes lanzados en su idioma, que es el de las redes sociales. Y la familia es muy importante. Es fundamental compartir momentos para tener la oportunidad de hablar, fomentar el diálogo todo lo que se pueda. Comer o cenar en familia dos veces a la semana puede contribuir a prevenir los trastornos mentales.
"Hay consenso sobre vacunar de la covid-19 a los adolescentes; algunos plantean que se administre en los colegios"
P. Algunos países [desde ayer miércoles también el País Vasco] ya han empezado a vacunar contra la covid a los chavales a partir de 12 años, ¿saben cómo se efectuará esa campaña vacunal en España?
R. Parece que al inicio del curso. Desde alguna comunidad autónoma se plantea llevarlas al centro docente, pues la campañas de vacunación escolar suele alcanzar mejores coberturas. En lo que sí ya parece que hay consenso es que cuanto antes se vacunen, mejor. Estamos viendo que los contagios se han desplazado a los más jóvenes y son un foco importante en la transmisión. Sería bueno contar contar con ellos para esta campaña de vacunación; darles protagonismo e implicarles en las actuaciones sanitarias, haciéndoles ver lo importante que es su papel para atajar los contagios y la pandemia.
P. Al margen de la vacuna anticovídica, ¿está el adolescente bien cubierto con el calendario actual?
R. Desde la SEMA nos gustaría hacer un calendario vacunal en el adolescente, de "máximos de vacunas", para que en esta despedida de la edad infantil, salgan con todas las inmunizaciones de las que se puedan beneficiar. Ahora, en todas las comunidades autónomas, entre los 12 y 14 años se pone la vacuna de los meningococos, el recordatorio de la difeteria-tétanos-tosferina (Dtp) y la del virus el papiloma humano (VPH) a las chicas. Es un agravio que la vacuna frente a la VPH no se administre a los adolescentes varones, como llevamos reivindicando desde diferentes sociedades científicas. También pedimos que todas las vacunas recomendadas por los pediatras sean subvencionadas.
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