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viernes, 10 de marzo de 2023

La enfermedad arterial periférica en mujeres: infradiagnosticada e infratratada

Cardiología
raquelserrano
Vie, 10/03/2023 - 08:00
Revisión en 'European Heart Journal'
La cirugía endovascular es una opción en ciertos pacientes con EAP. Foto: DM.
La cirugía endovascular es una opción en ciertos pacientes con EAP. Foto: DM.

Los tratamientos para la enfermedad arterial periférica (EAP), patología que afecta las arterias de las extremidades originando su estrechamiento o estenosis u oclusión, está directamente asociada a la presencia y desarrollo de arteriosclerosis.

Se considera un factor de riesgo cardiovascular que puede ser el origen, por la presencia de placa de ateroma, de infartos de miocardio y accidente cerebrovascular. En el mundo la padecen más de 200 millones de personas, siendo además la principal causa de amputación de miembros inferiores.

Al igual que en otras muchas patologías, la EAP es una entidad con menor 'visibilidad' diagnóstica y terapéutica en las mujeres. De hecho, y según una revisión publicada en el European Heart Journal, de la Sociedad Europea de Cardiología, sus tratamientos se desarrollaron en gran medida para hombres y éstos son menos efectivos en mujeres, lo que pone de relieve una manifiesta brecha de género y que ha sido el punto de partida del informe en el que se han identificado las posibles razones de estas desigualdades en la EAP.

Para ello, los investigadores recopilaron la evidencia de excelencia disponible y utilizaron el modelo de la Organización Mundial de la Salud para analizar las necesidades relacionadas con el género en la atención médica.

Así, esta revisión destaca las razones biológicas, clínicas y sociales por las que la afección puede pasarse por alto en las mujeres, que tienen peores respuestas terapéuticas y resultados clínicos. 

Mayor comprensión 

Mary Kavurma, autora de la revisión y profesora del Instituto de Investigación del Corazón de Australia considera que "se necesita una mayor comprensión sobre por qué no abordamos la brecha en los resultados de salud entre géneros".

Así, el informe abarca no sólo razones biológicas, sino también aspectos sobre cómo los servicios de salud y el papel de las mujeres en la sociedad pueden desempeñar un papel. "Todos estos elementos deben tenerse en cuenta para desarrollar y/o aplicar métodos más efectivos de diagnóstico y tratamiento a las mujeres con EAP".

En el apartado relativo al diagnóstico, el documento recuerda que la EAP se clasifica en tres fases: asintomática, con síntomas de claudicación intermitente y, por último, isquemia crónica, etapa más avanzada que puede incluir el desarrollo o presencia de lesiones gangrenosas.

El índice tobillo-brazo, que compara la presión arterial en las extremidades superiores e inferiores, se utiliza para el diagnóstico, pero es menos preciso en las personas sin síntomas o con músculos de la pantorrilla más pequeños, que suele el caso de la población femenina.

Las mujeres, con frecuencia, o no suelen presentar síntomas o son atípicos, como dolor leve o malestar al caminar o en reposo y parecen también tener menos probabilidades que los hombres de desarrollar claudicación intermitente.

Sin embargo, Kavurma afina destacando el papel que parecen jugar las hormonas femeninas, ya que "las mujeres tienden a mostrar síntomas típicos, como la claudicación intermitente, después de la menopausia".

El tratamiento de la EAP incluye medicamentos, -como antiplaquetarios o hipolipemiantes para reducir la placa de ateroma, entre otros-, ejercicio revisado y cirugía en los casos más avanzados.

Su objetivo es controlar los síntomas y reducir los riesgos de ulceración, amputación, infarto y accidente cerebrovascular. En este sentido, el informe ha observado que las mujeres tienen menos probabilidades de recibir los medicamentos recomendados que los hombres y responden de forma menos óptima a la terapia de ejercicio supervisado.

Las mujeres tienen menos posibilidades de recibir fármacos adecuados y responden menos el ejercicio

Así mismo, este colectivo presenta tasas más bajas de acceso a la cirugía y más probabilidades de fallecer después de la amputación de un miembro o de cirugía abierta que los hombres. 

La biología, a examen 

Factores biológicos parecen justificar las desigualdades citadas y pueden contribuir a las diferencias sexuales en la presentación de la enfermedad, la progresión y la respuesta al tratamiento.

"Por ejemplo, las mujeres tienen un mayor riesgo de trombos sanguíneos, una causa de EAP, y vasos sanguíneos más pequeños. Además, los anticonceptivos orales y las complicaciones que aparecen en algunos embarazos también se han relacionado con tasas más altas de EAP", explica Kavurma.

En esta revisión también se han analizado los factores clínicos que intervienen en el abordaje de esta enfermedad y que aluden a la forma en la que los pacientes interactúan con los servicios de atención médica, sus relaciones con los profesionales médicos y los procesos establecidos para diagnosticar y tratar la EAP.

En este sentido, el reciente documento cita la baja conciencia del riesgo de EAP de las mujeres no sólo entre los proveedores de atención médica sino también entre las propias mujeres.

Personal médico y mujeres tienen baja conciencia del riesgo de padecer esta enfermedad 

"Es menos probable que el personal de salud sospeche o reconozca la EAP en las mujeres en comparación con los hombres. Ellas tienes más probabilidades de ser diagnosticadas, erróneamente, de trastornos musculoesqueléticos, por ejemplo. Las mujeres tienden además a minimizar sus síntomas y es menos probable que hablen sobre la EAP con su médico", destaca Kavurma.

Menos en ensayos clínicos 

Así, y según se expone en el análisis, en los últimos 10 años, solo un tercio de los participantes en los ensayos clínicos de tratamiento con EAP eran mujeres, fenómeno que podría justificarse por el hecho de que los criterios de inclusión requieren la presencia de claudicación intermitente, que es menos común en las mujeres.

"Las mujeres tienden a seguir adelante y atribuyen el dolor en las piernas a tener una vida ocupada. Necesitan detenerse y escuchar a sus cuerpos. No deben ignorar los síntomas; deben prestar atención a los dolores y molestias en las pantorrillas al caminar o descansar y trasladar a su médico de familia si puede padecer EAP".

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Síntomas y presentación patológica diferentes se traducen en peores respuestas terapéuticas y evolución frente a los hombres. Off Raquel Serrano. Madrid Angiología y Cirugía vascular Medicina Interna Ginecología y Obstetricia Medicina Familiar y Comunitaria Off

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