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lunes, 15 de julio de 2019

El debate de ‘Madrid Central’ enciende a médicos y científicos

“La exposición a la contaminación atmosférica en España provoca más de 38.300 defunciones prematuras al año”. La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) comienza así el posicionamiento que ha elaborado sobre Madrid Central, con fecha de 7 de julio, y con datos obtenidos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, 2018), teniendo en cuenta la contaminación por partículas finas, dióxido de nitrógeno y ozono. Pero la SEE no ha sido la única sociedad científica que ha defendido la polémica medida.

Dos días después, el 9 de julio, la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), hacía lo propio y señalaba: “Hoy en día, el tráfico genera el grueso de las emisiones que hay que reducir”, en un documento en el que reclamaban “acciones rigurosas, evaluables y con continuidad para disminuir la contaminación y mejorar la salud pública”.

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), está dentro de la Plataforma de Apoyo a Madrid Central, creada para la defensa de este espacio de restricción del tráfico en la capital. Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del área de enfermedades respiratorias de origen medioambiental de la Separ, recuerda que “se ha demostrado que los niños que nacen de madres que durante la gestación han vivido en un ambiente más contaminado tienen una menor capacidad pulmonar”.

“Hoy en día, el tráfico genera el grueso de las emisiones que hay que reducir”

Pero no solo esto, Urrutia apunta “los numerosos estudios” que relacionan la contaminación con un incremento de las enfermedades pulmonares, especialmente las respiratorias crónicas, el asma y la EPOC. “Cuando suben los índices de contaminación hay más ingresos hospitalarios por embolia pulmonar”, recuerda.

Xavier Muñoz, neumólogo, miembro de Separ fue el investigador principal de un reciente estudio epidemiológico y molecular publicado en Science of the Total Environment, que ha demostrado que las partículas diésel pueden causar el asma en personas sanas. Para Urrutia, como para los miembros de su sociedad científica, hablar de los efectos que tienen la contaminación en la salud es hablar de una obviedad y “que se utilicen cosas de salud para temas políticos da rabia, es como si ahora dijeran que se puede volver a fumar en los espacios públicos”.

El 11 de julio, la Federación Mundial de Asociaciones de Salud Pública y la Asociación Europea de Salud Pública informaron de que habían enviado una carta a José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, pidiéndole que mantuviera las restricciones al centro de la capital en coche e incluso que las ampliara a otras zonas de la capital.

En una semana, las sociedades médicas han dicho más sobre Madrid Central que en toda la reciente campaña electoral, donde esta medida fue instrumentalizada hasta el hartazgo por partidos de uno y otro signo político, como expresan varios de los consultados.

En definitiva, médicos y también científicos han querido recuperar el debate sobre la contaminación y sus efectos nocivos, sacarlo del ámbito político, y llevarlo al terreno de la salud.
María Eugenia López-Lambas, subdirectora del Centro de Investigación del Transporte (Transyt), de la Universidad Complutense de Madrid, es contundente al afirmar que las medidas de restricción del tráfico en el centro de las ciudades “no es una cuestión de derechas o de izquierdas, es una cuestión de salud pública”. En definitiva, lo mismo que ya apuntó hace unos días María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente, OMS: “Todo lo que proteja la salud no se puede tocar”.

Con una perspectiva más global, López-Lambas explica las exigencias de la Directiva 2008/50/CE de 21 de mayo de 2008 sobre la calidad del aire, “que se publicó, con el compromiso de que los Estados miembros enviaran las mediciones del aire al Consejo de Europa, pero cuando en 2018 se hizo una auditoría se vio que no se había hecho nada y que había que hacer más cosas”.

En este contexto, se ubica la carta que envió Bruselas a Teresa Ribera, titular en funciones del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), la semana del 12 de julio, según anunció el propio ministerio. En la misiva, el comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella, señalaba la necesidad “de adoptar medidas adicionales para hacer frente a las obligaciones en materia de calidad del aire y alcanzar el cumplimiento de los valores límite para el año 2020”.

El Miteco ha trasladado esta presión -que conlleva una amenaza de multa- a todas las administraciones que incumplen los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) fijados por la UE, y en especial al área metropolitana de Barcelona y al Ayuntamiento de Madrid. Otra vez Madrid Central.

“Ha habido muy pocos meses de implantación de la medida como para extraer conclusiones claras”

En las principales ciudades europeas ya hace tiempo que se han implantado medidas destinadas a limitar el acceso de vehículos al centro urbano. El modelo más extendido aplica la ya vieja máxima de que “el que contamina paga”, como reconoce López-Lambas (ver el gráfico).
¿Una ciudad que pueda servir de ejemplo o modelo? La investigadora de la Universidad Complutense responde: “Londres, que ha ido ampliando las zonas de restricción de tráfico de manera paulatina”.

Sobre Madrid Central, ¿cuáles han sido los efectos sobre la contaminación? “Ha habido muy pocos meses de implantación de la medida como para extraer conclusiones claras que, además, puedan valorarse al margen de otros factores como el clima o el efecto de las calderas”. Pero López-Lambas, no duda en alabar la medida como beneficiosa para la salud, desde un concepto amplio de este término, que va más allá de aire que se respira, “hay que ampliar el espacio vital del peatón, recuperar las calles”.

En esta idea insiste Félix Antonio López, del Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas, del CSIC, que señala: “El coche hay que dejarlo”. “No es normal que hoy en las ciudades estemos gran parte del tiempo buscando aparcamiento”. Y, además, hay que avanzar hacia “la descarbonización del parque móvil”. Pero, ¿está la industria del automóvil preparada para esta transformación? El investigador del CSIC afirma que sí, “llevan tiempo haciéndolo y solo hay que ver las publicidades de los coches, donde la apuesta por el híbrido y el eléctrico es muy evidente”.

Queda en evidencia el reto que supone esta transformación para el ciudadano, para la industria y, en general, para toda la sociedad. Los expertos lo ven claro, pero, ¿está bien asumida la exigencia de esta transformación y la celeridad que precisa? Científicos y médicos se esfuerzan en dar argumentos.

Un estudio sobre más de 300.000 personas ha mostrado nuevas evidencias de que la exposición a la contaminación del aire está relacionada con una disminución de la función pulmonar, un envejecimiento de los pulmones y un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La investigación se publicó el pasado 9 de julio, en la revista especializada European Respiratory Journal.

A propósito de este último estudio, Tobias Welter de la Universidad de Hannover (Alemania) y presidente de la European Respiratory Society, envió el siguiente mensaje: “El acceso al aire puro es una necesidad y un derecho fundamentales para todos los ciudadanos de Europa. Los gobiernos tienen la responsabilidad de proteger este derecho al garantizar que los niveles máximos de contaminantes indicados por la Organización Mundial de la Salud no sean violados en nuestras ciudades y pueblos. La respiración es la función humana más básica requerida para mantener la vida, por lo que debemos continuar luchando por el derecho a respirar aire puro”.

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