La I Cumbre Española contra el Cáncer, que se ha celebrado este jueves en el Ministerio de Sanidad organizada por el grupo Española de Pacientes con Cáncer (Gepac), se ha cerrado con una mesa redonda sobre el coste de las innovaciones en Oncología.
En la mesa han participado Bartomeu Massuti, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital de Alicante y secretario general del Grupo Español de Cáncer de Pulmón; Ruth Benítez, miembro de la junta directiva de Gepac; Joaquín Estévez, presidente de la Sociedad Española de Directivos de Salud (Sedisa) y Federico Plaza, director de Relaciones Institucionales de Roche Farma España. La moderación de la mesa ha correspondido a Carmen Fernández, directora de Diario Médico.
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Plaza ha reseñado la relevancia del cambio progresivo de una medicina basada en la estratificación poblacional a la medicina personalizada o de precisión. Más allá de los mejores clínicas, uno de los problemas es el dinero: los costes de los nuevos fármacos oncológicos se disparan, ya ya suponen el 10% del total del gasto farmacéutico. Medicamentos muy caros para pocas personas. ¿Cómo asumirlos?
“Debemos relacionar los resultados en salud con el impacto económico del fármaco”, ha dicho Plaza. A más resultados en salud, más recursos, ha añadido: “Hay que conciliar datos de investigación clínica con los datos en la vida real”. Cabe recordar que el 76% de los ensayos clínicos en cáncer en España están patrocinados por la industria farmacéutica.
Massuti ha comenzado diciendo que la innovación “requiere de interdisciplinariedad”, y ha incidido en la idea señalada por Plaza: “Si no dimensionamos de forma conjunta los datos de investigación clínica y los de la vida real, difícilmente vamos a mejorar”. También ha recordado que en la crisis España fue uno de los países que más recortó en investigación, un problema que aún afecta a la situación actual. “Debemos hablar más del valor, que implica muchas variables, y evaluar mejor el beneficio antes de decidir costes”, ha concluido el oncólogo.
“Los contratos de gestión se basan en presupuestos irreales, irrisorios y que no cuentan con la innovación”
Desde la visión de los gestores sanitarios, Estévez ha hablado de las dificultades del directivo: “Debe conjugar los intereses de la industria y su objetivo de obtener beneficios, los de la Administración sanitaria y su visión cortoplacista, con los intereses de los pacientes y con sus propios objetivos y los de los clínicos. Es un mediador entre todos los agentes y debe solucionar muchos conflictos”.
Los contratos de gestión que firman los directivos sanitarios relacionan actividad con presupuesto, “pero se basan en presupuestos irrisorios, irreales y que no incluyen la innovación”, ha apuntado el presidente de Sedisa. Para cerrar, ha recomendado “idear formas innovadoras de financiación y progresar en la colaboración público-privada, profesionalizando directivos y contando más con los pacientes”.
¿Cómo y dónde ofrecer las terapias T-CAR?
Massuti ha pedido que el plan nacional para gestionar y financiar las inmunoterapias T-CAR “se haga como Sistema Nacional de Salud”, pero siendo conscientes de la necesidad de centralizar los hospitales que las desarrollen y ofrezcan. Plaza se ha mostrado de acuerdo: “No todos los hospitales pueden hacer de todo: ni es coste.efectivo ni es práctico”. El Gobierno está desarrollando una estrategia basada en la colaboración público-privada y en resultados en salud. Hay tres grupos de trabajo que buscan basarse en equidad y sostenibilidad, con idea de seleccionar pocos centros de referencia (CSUR), según criterios de excelencia y variables que aún se están definiendo. El modelo de CSUR para trasplantes es un espejo en el que se está mirando el ministerio.
“El tiempo es el coste que sufrimos los pacientes”
En representación de los pacientes, Benítez ha lamentado que los tiempos de desarrollo y aprobación de un nuevo fármaco se alarguen en diferentes procesos nacionales y autonómicos tras la aprobación por parte de las autoridades: “Decisión de ministerio y autonomías, desarrollo del Informe de Posionamiento Terapéutico (IPT), análisis del IPT por parte de sociedades médicas, fijación del precio y reembolso, inclusión del medicamento en el nomenclator, reevaluación en cada comunidad autónoma, decisión de las comisiones de farmacia de cada hospital… Tras la aprobación, se van muchos años extra, hasta seis hasta que el fármaco llega al paciente, con diferencias de tiempo entre autonomías”.
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