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sábado, 25 de julio de 2020

Once cosas que no hay que decir a los sanitarios durante la pandemia

José Ramón Zárate
Josezarate
Sáb, 25/07/2020 - 10:00
El Escáner
Médico con la mano en la cabeza.
Minimizar la situación o despreciar las medidas de prudencia no es muy diplomático después de lo que se ha vivido.

Además de la extenuante atención que han prestado a los enfermos, los profesionales de la salud han tenido que sortear obstáculos derivados de la inicial escasez de recursos, del desconocimiento de la infección, de las saturaciones y reorganizaciones hospitalarias, de sus propios miedos, de los traslados, de la adaptación a nuevas tecnologías y teleconsultas, de las políticas cambiantes, de las presiones financieras y laborales, así como de la falta de comunicación y de transparencia o de los simples errores estadísticos. Ha habido aplausos, pero a la vez desconsideraciones y atropellos verbales.

No han faltado directivas y directrices peligrosas, perjudiciales o incluso poco éticas. La falta de equipos de protección personal y los riesgos para su salud, la de sus pacientes y familiares ha sido una queja mundial. Como pone de relieve una encuesta publicada en junio en Neurology, el 87% de 567 sanitarios que respondieron tuvieron acceso a equipos de protección, pero al 45% de ellos se les pidió que los reutilizaran debido a la escasez, práctica que se hubiera considerado muy inapropiada en circunstancias normales. El 56% confesaron la inseguridad que sentían al atender a los pacientes.

Diversos estudios han incidido en el riesgo de afecciones psiquiátricas derivadas de la exposición prolongada a situaciones estresantes y del agotamiento físico y mental, así como del recurso a mecanismos de afrontamiento disfuncionales, como el abuso de alcohol o drogas. Un análisis publicado en JAMA de 1.257 profesionales de la salud en China que atendieron a pacientes con covid-19 concluyó que más del 50% tenían depresión, el 45% ansiedad, el 34% insomnio y el 71,5% angustia.

Peligro inminente

La amenaza a la integridad física desataba esos miedos. A diferencia de otras profesiones de riesgo, como militares, bomberos o policías, los sanitarios, salvo contadas excepciones, no están acostumbrados al peligro mortal en sus entornos de trabajo. Pero en esta pandemia han ido viendo a muchos compañeros enfermos o muertos. Se han enfrentado por primera vez a preocupaciones inminentes sobre su muerte, incluidos aspectos como la redacción o actualización del testamento o la asignación de la atención de sus hijos en caso de muerte.

Varias organizaciones científicas han ofrecido recomendaciones sobre la mejor manera de interactuar con los profesionales sanitarios para crear un ambiente de trabajo físico y psicológico saludable y fomentar la resiliencia y la autoeficacia. Un artículo que publica este mes en la revista Headache un equipo multicéntrico de neurólogos estadounidenses encabezados por Jennifer Robblee, del Instituto Neurológico Barrow, del Hospital San José en Phoenix (Arizona), proporciona ejemplos de situaciones problemáticas por las que han atravesado médicos y enfermeras, sugerencias para evitarlas y estrategias psicológicas validadas empíricamente. Enfoques productivos para conversaciones difíciles que faciliten la empatía y la colaboración, interacciones respetuosas que fomenten un sentido de comunidad y bienestar para todos y protejan la seguridad pública, incluido el bienestar físico y emocional de los profesionales de la salud.

Para su trabajo se han apoyado en el grupo Migraine Mavens, un conjunto de profesionales de la salud y científicos relacionados con la migraña y el dolor de cabeza a través de Facebook. Fundado en noviembre de 2017, cuenta ahora con 165 miembros. Su finalidad es proporcionar apoyo, tutoría y aliento a sus miembros, y abogar por una mayor visibilidad e inclusión, sobre todo para las mujeres.

El grupo Migraine Mavens recopiló historias sobre las experiencias vividas por sus miembros. De los escenarios proporcionados, seleccionaron los diez más característicos. Durante la discusión final, los autores acordaron agregar uno más que reflejara la importancia de reconocer la humanidad y la vulnerabilidad de los profesionales de la salud y las estrategias para mejorar su resiliencia. Algunos de estos escenarios se han producido en entornos clínicos, y otros fuera de ellos. Han tenido en cuenta además las recomendaciones de la OMS y del Centro para el Estudio del Estrés Traumático de Estados Unidos que describen las mejores prácticas para apoyar la salud mental y física de los profesionales sanitarios.

Impertinencias y cortesías

Estos son sus consejos sobre las impertinencias que oyen y cómo habría que corregirlas.

1. Ignorancia sobre el alcance de la pandemia:

Se dice: La covid-19 es un engaño; le estás concediendo demasiada importancia; estás exagerando los miedos; no seas tan histérico; por fin las tiendas se reabren; no podemos dejar las cosas cerradas para siempre; ya hemos aplanado la curva.

Mejor dicho: Veo que te preocupa la pandemia; ayúdame a entender cómo te sientes y cómo puedo apoyarte.

Razones: Hay que atender a las preocupaciones y temores, sin caer en el pánico, y corregir cualquier información errónea o hipérbole con fuentes fiables; participar en la resolución multidisciplinaria de problemas clínicos; apoyar a colegas y pacientes emocional y profesionalmente.

2. Relación con los pacientes:

Se dice: Creo que puedo arriesgarme más, pues no tengo hijos; ella no necesita EPI, pues es joven y soltera; fue su decisión quedarse embarazada y es su trabajo y deber como médico continuar trabajando y atendiendo pacientes.

Mejor dicho: Vamos a establecer una división del trabajo justa con la que todos nos sintamos cómodos, de modo que se satisfagan las necesidades de nuestros pacientes y los miembros de nuestro equipo se sientan seguros.

Razones: Todos corren el mismo riesgo de contraer un virus desconocido. No hay que hacer suposiciones o declaraciones sobre cómo los profesionales de la salud eligen proteger a su familia, a ellos mismos y a los pacientes.

3. Falta de comunicación de los directivos:

Se dice: Todo está cambiando; no sabemos qué hacer.

Mejor dicho: Si bien las cosas están cambiando rápidamente, tan pronto como sepamos lo que va a suceder, se lo daremos a conocer; ¿qué podemos hacer para apoyar su trabajo?; ¿tiene sugerencias?

Razones: Las autoridades que cuentan lo que saben, tan pronto como pueden, generan confianza; la comunicación bidireccional es crítica; los profesionales de la salud son los que mejor conocen las soluciones.

4. Equipos de protección personal:

Se dice: La gente se asustará si te ven con mascarilla; las mascarillas y trajes protectores causan más ansiedad en los pacientes.

Mejor dicho: Aprecio su preocupación por la seguridad de todos; al usar mascarilla, los pacientes se sienten seguros de que está tomando en serio esta pandemia.

Razones: Existen pruebas de sobra para seguir las recomendaciones de seguridad de las autoridades sanitarias.

5. Forzar la atención sin protección adecuada:

Se dice: Esperamos que vea a los pacientes en persona, pero no tenemos mascarillas ni batas para usted; la habitación está limpia, así que no debería preocuparse; ¡Es tu trabajo! Se licenció para esto; si tiene demasiado miedo para ir a trabajar, puede tomarse unas vacaciones.

Mejor dicho: Estamos haciendo todo lo posible para disponer de EPI; mientras tanto, ¿cómo podemos organizar su trabajo para que se sienta seguro y proteja a sus pacientes?

Razones: Cuando sea posible, la telemedicina puede abordar las preocupaciones de ambos lados sin comprometer la seguridad; y hay mecanismos para reducir al máximo los riesgos de las intervenciones.

6. Atenciones no urgentes:

Se dice: Los pacientes con migraña tienen bajo riesgo de covid-19; no hay por qué alarmarse.

Mejor dicho: Le agradecemos que se lo tome en serio y observe las precauciones prescritas.

Razones: muchas de las personas infectadas son presintomáticas o asintomáticas; no hay que menospreciar la posibilidad del contagio.

7. Órdenes de no declarar a los medios:

Se dice: Algunas autoridades sanitarias y hospitalarias han amenazado con despedir a los médicos que se quejen sobre la escasez de EPI.

Mejor dicho: La voz de los sanitarios ha sido la mejor valorada durante esta crisis; hay que aprender cómo proteger mejor a ellos y a la sociedad; la interacción con los medios de comunicación ayuda a detectar y mejorar los problemas.

Razones: La confianza del público en los profesionales de la salud implica que hay que ponderar lo que se dice a los periodistas o lo que se difunde en las redes sociales.

8. Recortes sanitarios:

Se dice: No tenemos más remedio que recortarle un 25% el sueldo por ahora; gracias por seguir atendiendo a los pacientes.

Mejor dicho: Reconocemos que los recortes salariales y los despidos son una realidad en este momento, pero son necesarios para la supervivencia de la institución; intentaremos subsanarlo más adelante.

Razones: Todos los sectores de la sociedad han sido afectados financieramente; tales comunicados deben trasladarse con sumo cuidado y delicadeza, y con transparencia, sin que parezcan hirientes o punitivos.

9. Difusión de informaciones erróneas sobre la pandemia:

Se dice: Este distanciamiento social es muy aburrido, vamos a organizar una fiesta; preguntaremos a las personas si tienen fiebre en la entrada y les diremos que se mantengan a dos metros de distancia; podemos preguntar sobre los síntomas y medir la temperatura para volver a reabrir de forma segura; no estoy enfermo, no necesito llevar mascarilla.

Mejor dicho: Es mejor dejar que los médicos y científicos determinen las medidas oportunas según sus datos y experiencia; se ofrecerán con responsabilidad las terapias una vez que hayan superado los ensayos clínicos.

Razones: Difundir información errónea sobre la enfermedad es peligroso; la evidencia científica adecuada es primordial para proporcionar las mejores recomendaciones, en función de los progresos; todos queremos terapias y vacunas efectivas lo antes posible, pero existe un método científico para garantizar la eficacia y seguridad; los enfoques de uso compasivo pueden ser aceptables en algunos momentos y países.

10. Expectativas sobre la carga de trabajo:

Se dice: Ahora que está atendiendo a pacientes desde su casa, debería poder agregar algunos más y agilizar sus manuscritos; somos una de las únicas instituciones que aún no ha despedido a nadie o recortado los salarios, por lo que hay que trabajar más para equilibrar las finanzas.

Mejor dicho: Reconozco tu contribución al departamento: estamos juntos en esta crisis; quizás podamos discutir formas en las que podamos colaborar en proyectos e incorporar la telemedicina.

Razones: Si bien muchos pueden hacer teleatención sanitaria, otros aspectos de la vida en el hogar, como el cuidado de los hijos, se han convertido en un desafío que influyen en la eficiencia; las expectativas de eficiencia equivalente o incluso mayor en un entorno improvisado o en condiciones subóptimas pueden ser poco realistas.

11. Reacciones psicológicas y físicas ante una situación estresante:

Se dice: ¿Por qué tienes miedo?; eres un héroe; eres una guerrera en primera línea; ella ha sido una mártir.

Mejor dicho: Si tiene dificultades, le facilitamos recursos de apoyo contra el agotamiento y para su bienestar psíquico; ¿hay algo que pueda hacer?; sabemos lo difícil que es todo esto; ¿le gustaría formar un grupo de apoyo con otros profesionales?

Razones: Dada la situación, las reacciones psicológicas negativas no son sorprendentes entre los sanitarios, y deben ser tratadas con compasión y respeto por sus compañeros, pacientes, familiares, directivos y autoridades; hay que ofrecer recursos y adelantarse a las situaciones de angustia, ideaciones suicidas, depresión, ansiedad, trastornos de estrés agudo o mecanismos de afrontamiento poco saludables.

En una situación de agobio y cansancio, hay frases o comentarios que más vale callárselos para no erizar aún más los ánimos. Off José R. Zárate Off

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