¿En qué se parece Gareth Bale a usted? Los dos son soberanos en la decisión sobre a quién le dan información sobre su salud. ¿En qué se diferencian? En que cuando usted esté de baja, su jefe no tiene que conocer exactamente qué enfermedad tiene. Si fuera Bale sabría de su dolencia el Real Madrid, el club donde juega, y también los aficionados.
En definitiva, todo el mundo, en mayor o menor medida, conocería qué le pasa, el alcance de la lesión e incluso el tiempo de recuperación. Así ha sido de manera habitual. Hasta que el jugador galés se ha plantado. Bale se lesionó a mediados de octubre jugando con su selección. Está de baja y ha pedido al Real Madrid que no emita partes médicos sobre su estado.
“Me parece bien lo de Bale, porque hay debates que deben abrirse”, apunta Alberto Palomar Olmeda, socio del área de Derecho Público de Broseta Abogados, magistrado de lo Contencioso en excedencia y experto en Derecho del Deporte. Palomar, que también es miembro del Comité Olímpico Español, establece dos niveles diferenciados en este debate sobre la información médica de los deportistas. Por un lado, está la información que el médico le puede dar al club donde juega el deportista y, por otro, la difusión que puede hacer el club de estos datos médicos, por ejemplo, en ruedas de prensa, donde se convoca a los medios de comunicación.
Parece lógico, como reconocen los expertos consultados, que los directivos del equipo del deportista sepan cuál es su estado de salud. Ana Isabel de La Torre Combarros, especialista en Medicina del Deporte y médico del Getafe Club de Fútbol, apunta que “lo normal es que el jugador firme un consentimiento para autorizar a que nosotros, como médicos, podamos trasladar toda la información sobre su salud a la dirección del club porque, de otro modo, no podríamos hacerlo”. Las revisiones previas a su fichaje se deben limitar a un apto o no apto.
En este mismo sentido, representantes de varios deportistas de primera división admiten esa cesión de información sanitaria como algo normal. Incluso aseguran que, en muchos casos, con la firma del contrato el futbolista asume el reglamento interno del club que contempla la renuncia a ese derecho de privacidad. Eso sí, el consentimiento debe se explícito, como recalca Palomar Olmeda, porque el dato sanitario es una información especialmente protegida en nuestra normativa. Además, el futbolista puede revocar ese consentimiento cuando quiera, como acaba de hacer Bale.
Hay un puñado de leyes que detallan esta relación entre el empleador y el trabajador en el ámbito de la salud. Para el común de los mortales rige la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que protege la privacidad del empleado sobre el motivo de la baja. Pero en el ámbito del deporte profesional no se cumple, porque existe una renuncia expresa a esa privacidad en beneficio del club donde trabaja.
El documento Código Ético en Médicina del Deporte de la Federación Española de Medicina del Deporte ha sido elaborado por la citada federación en colaboración con la Comisión Central de Deontología de la OMC. De los puntos que incluye esta guía, Pedro Manonelles Marqueta, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (Semed) destaca:
1) El derecho del deportista a la privacidad debe ser protegido y todas las regulaciones concernientes a la historia clínica y a la protección de datos de carácter personal son de aplicación en el campo de la Medicina del Deporte.
2) Cuando el médico del deporte actúa como médico de equipo asume responsabilidades con los entrenadores y administradores del equipo. Por eso, es esencial que cada deportista esté adecuadamente informado al respecto y autorice la revelación de información confidencial exclusivamente a las personas responsables y a los únicos efectos de la determinación de su capacidad para participar en la competición.
Sin embargo, tanto la Ley de Autonomía del Paciente como la legislación más reciente sobre protección de datos consideran la información sanitaria especialmente sensible y por tanto de especial protección. Quizás por eso asombre cuánto podemos saber de un futbolista lesionado.
“El principio de privacidad es elemental y aquí no se facilita ningún dato sobre ningún jugador si no lo autoriza de manera explícita. Por ejemplo, si llaman a la clínica preguntando si está ingresado tal persona, nosotros no decimos nada. Todo nuestro personal está instruido para mantener y proteger ese derecho a la privacidad del paciente”, apunta Alfonso Caballé, asesor jurídico de la Clínica Centro, donde acuden numerosos deportistas a consultas de traumatología.
Caballé detalla que, además, con la nueva regulación de protección de datos “esto es una falta gravísima y su incumplimiento conllevaría multas para la clínica de hasta 20 millones de euros”.
Lo que nos lleva a abordar la segunda parte del problema, que es donde se sitúa realmente el conflicto: en la información que se da a la opinión pública.
Pero, ¿es la cosa para tanto? Juan Antonio Corbalán, en su doble condición de ex deportista de un primer club y médico -jefe de la Unidad de Medicina y Salud deportiva del Grupo Vithas-, tiene una perspectiva privilegiada de este conflicto. Reconoce que “en su tiempo en el baloncesto profesional nunca se preocupó por los datos que se daban sobre su salud”, pero admite que entonces “no había tanta información de los deportistas, porque no había tantas páginas de prensa que llenar”. En todo caso, señala que renunciar a la privacidad en este ámbito debe ser “una opción del deportista y un elemento más para incrementar su contrato”. Es decir, “puede ser un elemento de negociación, pero no se puede obligar al profesional a renunciar a esa privacidad”.
En relación a la actuación de sus colegas opina que “muchos médicos se han relajado, sabiendo que está prohibido para ellos, como profesionales, hablar del estado de salud de sus pacientes de manera pública. Lo hacen porque, de alguna forma, les beneficia”. Afirma que, en muchos casos, “los deportistas han cedido esta información de manera inconsciente, porque los médicos del deporte que manejan a estas figuras han entendido que no pasaba nada y, además, eso a ellos les ha dado mucho protagonismo”.
De la Torre Combarros aporta otra visión. La médico del Getafe Fútbol Club insiste en que si se dan datos de salud de un jugador es porque han ofrecido su consentimiento. Asegura que “la información que tiene la opinión pública sobre cualquier lesión no es tan verdadera, pues conocen el mecanismo lesional. En prensa aparece una lesión, que podría ser la más frecuente, pero no siempre coinciden; por eso los tiempos de recuperación son distintos. Claro que no se dan detalles que, además, no se tienen que dar”.
Desde fuera de un club deportivo profesional la impresión es otra. La opinión mayoritaria es que hay muchos datos sobre cada baja médica de estos profesionales, tantos como para que un traumatólogo que no ha visto al paciente nunca pueda hacer un análisis del caso, con vídeo incluido. Pero ¿esa actuación constituye un delito? “Eso se hace y se puede hacer, porque en realidad se habla de un caso teórico y siempre en función de lo que se ha conocido en la prensa”, apunta De la Torre.
Efectivamente, desde el Derecho también se admiten esas prácticas como legales. Por otro lado, para que cualquier actuación se persiga el afectado debe denunciarlo antes. Ninguno de los profesionales consultados para este reportaje ha tenido conocimiento de una reclamación de este tipo. Hasta que ha llegado Bale.
“El mundo del fútbol es como un punto y a parte. Aquí nunca pasa nada. Todo es muy normal. Son contratos millonarios y existe un alto interés informativo. Aproximadamente dos millones de personas leen prensa deportiva de manera diaria. En el deporte hace mucho tiempo que la parte de los derechos personales ha cedido ante el derecho a la información. En definitiva, se ha normalizado una situación que no es normal y habría que tener un poco de cuidado y observar lo que dice la ley laboral”, apostilla el magistrado Palomar Olmeda.
La situación de punto y aparte que caracteriza al mundo del deporte profesional en sus relaciones laborales es algo muy admitido entre los representantes de los jugadores que encuentran normal esa cesión de información.
Pero algo se está moviendo. Los primeros en percibirlo han sido los periodistas de prensa deportiva. José Luis Calderón trabaja en el diario Marca y lleva quince años cubriendo la información del Real Madrid de fútbol. Lo tiene claro: “Los periodistas hemos pasado de hablar directamente con el médico del futbolista a recibir los partes médicos detallados; de eso a tener partes médicos que no dicen nada y ahora veo que hay muchos jugadores que no van a querer dar información sobre su salud”.
El efecto Bale existe. Calderón reconoce que hay profesionales que a partir de la decisión del galés han pedido a sus clubs que no den detalles de sus lesiones. ¿Quiénes son? No da nombres, pero sí describe el perfil del deportista que está tomando esta opción: “Aquellos que cumplen contrato con el club en los próximos meses y consideran que esos detalles sobre su estado de salud no conviene que se conozcan de cara a un contrato con otro equipo”.
El periodista explica que la situación que, de manera histórica, se vive en España responde a una cuestión cultural. “En Inglaterra no interesa, porque el fútbol no es noticia de lunes a viernes. Aquí la gente es más curiosa y de manera habitual los equipos han facilitado esos datos”. Sin embargo, Calderón insiste en que se está produciendo un cambio y ve como muy probable que, con la decisión de Bale, se recorte información de salud de los profesionales.
Mientras se cerraba este reportaje, el jugador James Rodríguez, del Real Madrid, se lesionó entrenando con la selección de su país, Colombia. El primer diagnóstico: esguince en el ligamento interno de su rodilla izquierda. “Se conoce ese detalle porque ha sido en Colombia, donde los partes médicos se dan sin problemas, pero en cuanto llegue al Real Madrid ya no se va a saber nada de su evolución”, explica Calderón.
Un día antes, el 14 de noviembre, la prensa dio la noticia de que Diego Costa, jugador del Atlético de Madrid, tenía una hernia discal cervical y probablemente tendría que operarse y se le calculaba que estaría sin jugar hasta tres meses. Ocurrió en España: ¿cómo se explica tanto detalle? Calderón responde: “Va a estar tres meses de baja y no es lo mismo una lesión de tres semanas que de tres meses. Hay que dar una explicación de por qué está tanto tiempo sin jugar. Los accionistas quieren saber y la afición también”.
La médica De la Torre asegura que mucho de lo que se conoce es porque lo dice el futbolista. “Al profesional le puede interesar que el aficionado sepa por qué está tanto tiempo sin jugar y por eso es el primero en dar detalles de su baja”.
En definitiva, el galés Gareth Bale -un jugador al que le persigue la polémica de sus lesiones, hasta llegar a cuestionar su fichaje por el Real Madrid- ha abierto una veda aplaudida con unanimidad por todos los consultados. La repercusión de su decisión está “pendiente de evolución” dentro del mundo del fútbol y de otros deportes masivos, pero parece claro que no va ser inocua.
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