El próximo mes de junio, la empresa de base tecnológica Marsi Bionics sacará al mercado el exoesqueleto MAK Active Knee. Está concebido para ayudar a la movilidad de pacientes neurológicos, tanto crónicos como aquellos que están en rehabilitación. Es un exoesqueleto parcial que va desde el muslo hasta el pie y funciona como el cuádriceps, proporcionando la fuerza que les falta para poder caminar. “Les da estabilidad para poner el pie y hacer el movimiento”, explica la fundadora de Marsi Bionics, Elena García.
El dispositivo se probó con siete pacientes, cuatro con ictus, uno que sufre esclerosis múltiple, otro más con lesión del nervio periférico y un último con síndrome post polio. Los exámenes se efectuaron en el Hospital Aita Menni de Mondragón (Guipúzcoa) este año y durante cuatro meses. La respuesta fue positiva, especialmente en ictus. Los pacientes pueden iniciar la rehabilitación en dos o tres días tras el infarto cerebral cuando lo habitual es que no pueda comenzar antes de tres semanas. “Adelantar la rehabilitación física podría tener impacto en la recuperación total, ya que los primeros días tras el accidente cerebral son claves para la evolución del paciente”, subraya Elena García.
Además, el uso del dispositivo aumenta la calidad de la marcha y la longitud del paso. Así se evidenció con el análisis realizado con la escala Gait y el test de los diez metros. El valor en Gait sin el dispositivo es 24, mientras que con el exoesqueleto es 15 (los valores inferiores son mejores). En cuanto a la longitud del paso, pasa de 16 centímetros a 27. Los sensores instalados en el exoesqueleto dan pistas sobre el patrón de la rodilla, que es similar al de una persona sana.
En niños con atrofia muscular espinal, el exoesqueleto aumenta la fuerza un 120 por ciento
Ahora comenzará un nuevo estudio con 24 pacientes, todos de ictus, que se realizará en Madrid y Bilbao.
El robot se adapta a cada paciente, tanto en la talla como en el software. Su mecanismo es muy similar al prototipo Atlas, el primer exoesqueleto pediátrico en el mundo que también se está validando en clínica con resultados excelentes.
La tecnología diferencial de Marsi Bionics son los accionamientos de rigidez controlable, articulaciones robotizadas que imitan el funcionamiento del músculo natural: “Cada articulación no es solo una unidad motora, sino que incorpora un auténtico músculo, adaptando la rigidez de la estructura a la sintomatología del paciente para tener control perfecto del movimiento”. La empresa apuesta por la capacidad de autoadaptación de sus exoesqueletos a la sintomatología de cada persona, ampliando así el rango de usuarios potenciales y su utilización fuera del entorno hospitalario.
Si el MAK reproduce una articulación, el Atlas reproduce seis. Es un exoesqueleto biónico de marcha, que se acopla al tronco y las piernas del niño para que pueda caminar y realizar actividades de la vida diaria de forma autónoma.
Las pruebas se hicieron este año en el hospital Sant Joan de Deu de Barcelona y Ramón y Cajal de Madrid con niños que padecen atrofia muscular espinal de entre 3 y 9 años. Durante un período de dos meses, dos horas cada día, de lunes a viernes, siguieron una serie de actividades fisioterapéuticas y lúdicas, como tirar a canasta, jugar a los dardos o chutar un balón.
Patrón específico
La dinámica consiste en que el fisioterapeuta consigna en una tablet las características físicas del niño y el robot automáticamente genera un patrón de marcha específico para cada niño. El fisioterapeuta establece la actividad que tiene que hacer el paciente, pero en la selección tiene en cuenta sus gustos.
El exoesqueleto permite iniciar la rehabilitación dos o tres días después del ictus, aumenta la calidad de la marcha y la longitud del paso
Los resultados superan el objetivo perseguido inicialmente de servir como ayuda técnica a la movilidad mejorando la calidad de vida del niño y como medio para una mejor integración social. Van más allá de unos claros beneficios psicológicos que se traducen en más motivación y autoestima. El uso continuado del exoesqueleto significó una mejora física de los niños. La fuerza se incrementó un 120 por ciento, el tono muscular también aumentó y se redujeron las contracciones articulares.
“No es que se cure la enfermedad, sino que se optimiza el estado físico del niño, algo que nadie en el entorno clínico había considerado que pudiese pasar. Mejoran los miembros inferiores, los brazos y el cuello. Fueron los propios niños quienes alertaron de ello, notaban que estaban más fuertes y querían que se hicieran las comprobaciones”, comenta Elena García.
Las conclusiones de estas pruebas sugieren que el uso continuado del exoesqueleto puede ser una nueva forma de terapia. Va a comenzar un nuevo estudio europeo, coordinado por el Hospital Universitario Raymond Poincaré de París y con financiación de la Comisión Europea, que será multicéntrico y se hará con 20 niños.
Paralelamente, Marsi Bionics continúa con el proceso para que se otorgue al robot el marcado CE, complejo para todos los productos sanitarios nuevos. Las previsiones de la compañía son que pueda llegar al mercado en aproximadamente un año.
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