En la película Bohemian Rhapsody, ahora en la cartelera, Freddie Mercury, interpretado por Rami Malek, atribuye su magnífica voz a cuatro incisivos adicionales, dotación extra que empujó sus dientes frontales hacia adelante y de algún modo amplió su mandíbula y su cavidad bucal. Pero en la web Genetic Literary Project, la genetista Ricki Lewis desmonta el supuesto secreto anatómico del cantante británico. Explica en primer lugar la inusual genética de esa dentadura. Casi todas las afecciones genéticas dentales implican dientes deformes o ausentes, no adicionales. Los dientes de más suelen ir asociados a un síndrome. Así, la displasia cleidocraneal, por ejemplo, también causa baja estatura, falta de omóplatos y escoliosis. Y el síndrome de Gardner es conocido por sus pólipos en el colon y también porque algunos afectados desarrollan dientes adicionales.
Los dientes de más suelen ir asociados a la presencia de un síndrome
Varios casos recogidos en la literatura médica describen hiperdoncias -hasta 17 piezas extras-, pero ninguna destacó en los escenarios. Un artículo publicado en Journal of Oral Pathology and Medicine en 2005 mostraba a un padre e hijo con varios dientes de más, lo que sugería cierta condición hereditaria. Y una revisión de 2010 publicada en Journal of Dentistry (Tehran) concluía que los dientes adicionales generalmente causan “problemas como maloclusión, estética deficiente, trastornos masticatorios y formación de quistes”.
La mesiodens de Freddie es más común en la mandíbula superior, entre los dos incisivos. La prevalencia general de dientes extra va del 0,09 al 3,4 por ciento, dependiendo de la población. Freddie nació en Zanzíbar, pero sus padres eran iraníes y zoroastrianos, que emigraron de Irán a la India para escapar de la persecución religiosa. Su caso era bastante raro: solo el 1 por ciento de las personas con dientes adicionales tienen más de dos. En la película, el cantante atribuye sus alaridos a una cámara oral cavernosa y generosa necesaria para albergar sus incisivos adicionales. Es una especulación, enjuicia Lewis, aunque nadie puede asegurar “si su negativa a que le extrajeran esas piezas adicionales -habitual en tales casos- nos dio canciones como We Are the Champions y Another One Bites the Dust”.
Fred Levine, un dentista de Albany en Nueva York, cuenta que, “en la mayoría de las personas que he visto con dientes supernumerarios, el tamaño de la mandíbula no corresponde al espacio necesario para albergarlos y suelen estar mal distribuidos, sobresaliendo hacia el paladar o las mejillas. La mandíbula de Freddie Mercury tenía que ser más grande de lo normal para permitir que sus dientes adicionales encajaran en un arco normal”.
La voz de Freddie Mercury sería el resultado del uso de las cuerdas vocales “falsas” y no de una superdentadura, según Lewis
Tras estas pesquisas, Lewis deduce que la voz de Freddie no surgió de esa superdentadura ni de su gran cavidad bucal, sino de las llamadas cuerdas vocales “falsas”: un par de membranas mucosas situadas encima de las cuerdas vocales. Se les llama “falsas” porque no suelen usarse, salvo algunos privilegiados, como el líder de Queen. El resultado fue un timbre único, un sonido llamado “vibración subarmónica”.
La revista Logopedics Phoniatrics Vocology publicó en 2017 un análisis acústico de la voz y las canciones de Mercury: reveló una tasa de modulación de frecuencia (vibrato) sorprendentemente alta de 7,0 Hz, alcanzando el rango de temblor vocal”. Pavarotti tenía un vibrato de 5,7 Hz. Un prodigio, en suma, pero no debido a sus dientes, sino seguramente a sus falsas cuerdas vocales, aunque tampoco eso explicaría completamente el rango de cuatro octavas que tanto maravilló a Montserrat Caballé. Sea de ello lo que fuere, y con permiso de una ciencia imperfecta, lo mejor es disfrutar de las grabaciones de aquel asombroso talento musical.
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