Hace 15 años, la mayoría de los hogares que tenían conexión a internet disponían de un módem que impedía hablar por teléfono si el ordenador estaba conectado, algo impensable hoy día. Hace 15 años, los pocos privilegiados que podían acceder a la red desde un dispositivo móvil lo hacían desde los primeros Nokia equipados con Symbian o desde una Blackberry, hoy ambos extinguidos. Hace 15 años, los servicios de salud de la mayor parte de las comunidades autónomas desarrollaban modelos de historia clínica electrónica… que poco han cambiado con el tiempo.
Hoy, el 97% de los hogares españoles tiene a su alcance una conexión a internet de banda ancha, el 85% de la población accede a la red habitualmente, el 96% de los ciudadanos tiene un teléfono móvil y, de estos, el 87% son smartphones, según un estudio de la plataforma de redes sociales Hootsuite sobre datos de 2018. Con esta perspectiva de conectividad, “la historia clínica electrónica (HCE) se ha quedado corta para todo lo que es posible hacer con ella, y la que cubra las nuevas necesidades no va a caer del cielo”, explica Jesús Galván, vicepresidente de la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS).
La sociedad, los pacientes y el propio sistema demandan un cambio; ahora, lo que falta es voluntad, tanto gestora como política
Por ello, y según adelantó Galván a Diario Médico, la SEIS lleva un tiempo trabajando en “un modelo de historia creativo” que ha cristalizado en las Jornadas Nacionales de Innovación y Salud en Andalucía, celebradas la pasada semana en Málaga.
Persiguiendo a un conejo ataviado con chaleco y sujetando un reloj, “Alicia se metió también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir”. Con esta frase del inicio de Alicia en el País de las Maravillas, Inmaculada Castejón, asesora del Servicio de Innovación de la Secretaría de I+D+i de la Consejería de Salud de Andalucía, daba el pistoletazo de salida a la creación de este nuevo modelo de HCE.
En las aventuras de Alicia, el conejo gritaba que llegaba tarde. En el Sistema Nacional de Salud (SNS), es la HCE la que va con retraso: “El modelo ya es mayorcito, y es hora de una transformación que siga el ritmo de la sociedad. La HCE debe introducirse en la madriguera del conejo”.
Según Galván, las jornadas han buscado “construir una visión unificada de hacia dónde deben ir las HCE en el SNS. Ahora que existe un desarrollo sólido e interoperable, es el momento de pasar del Románico al Gótico en el diseño de las historias”. A su juicio, una HCE ha de suponer mucho más que “un recuento de episodios clínicos. Han de tener la capacidad de generar valor y retornos”.
La demanda existe
Además, aunque la iniciativa ha partido de la SEIS, “no somos los tecnólogos los que decimos qué hay que hacer, sino que es el propio sistema el que lo necesita y la sociedad lo demanda. Ahora, lo que falta es voluntad”, asegura Juan Antonio Gómez Palomeque, director de Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Esta demanda empieza, desde luego, por los pacientes. Y, según Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, estos, especialmente los crónicos, plantean una serie de requisitos: “La HCE debe vehicular una coordinación real entre lo sanitario y lo social, la atención multidisciplinar, el acceso a la innovación, la prevención secundaria y terciaria, la información y la formación, la corresponsabilidad y la continuidad asistencial”.
Aprendiendo
Ahí es nada. Por eso, el lema de las jornadas ha sido Historia Digital de Salud que Aprende, y ese aprendizaje, basado en inteligencia artificial (IA), supone “ir adaptándose a los nuevos sistemas, los nuevos pacientes, los nuevos usos de la tecnología y la nueva asistencia, centrada en la medicina de precisión”, afirma Benigno Rosón, subdirector general de Sistemas y Tecnologías de la Información del Servicio Gallego de Salud.
Esto significa, además, desde el punto de vista de los gestores, más requisitos: “La HCE debe orientarse a procesos clínicos, no puede estructurarse, como ahora, en cajones”. Así, entre las utilidades de una historia inteligente, estará “protocolizar y gestionar los flujos; ser transversal e incluir a todos los agentes; recoger todas las modalidades de teleasistencia y telemonitorización; ser móvil y accesible al paciente; ser proactiva y generar alertas, y apoyar al diagnóstico”. En este sentido, una de las utilidades fundamentales será “la comprensión y el proceso del lenguaje clínico, introducido como lenguaje natural y codificado por el sistema”.
Una de las bases de la nueva HCE es el proceso del lenguaje natural; España tiene la oportunidad de liderar este ámbito en español
Y aún falta otra pata: los requisitos técnicos. Según Enrique Palau, director de Estrategia y Porfolio en Salud de Atos Iberia, la arquitectura de la nueva HCE debe ir más allá de un mero repositorio de datos clínicos; sobre este, ha de poderse establecer una capa que “permita relacionar la información con todo lo que hay alrededor, como sistemas operacionales de la organización, bases de datos especializadas -como las de genómica e imagen-, plataformas de análisis, sensores de internet de las cosas y bases de datos del entorno, algo que están facilitando ya algunos proyectos europeos”.
¿Y qué hacemos?
Durante las jornadas de la SEIS se desarrollaron seis talleres en que los profesionales -de las TIC, la gestión y la clínica- allí reunidos buscaron respuestas a estos requisitos.
Algunas de estas respuestas incluyen:
- Poner el foco en el valor directo que la HCE puede dar al médico, con una interfaz natural para el usuario que evite sobrecargas de trabajo.
- Aprovechamiento del potencial de la tecnología, con la IA como ayuda.
- Conjugar un modelo a largo plazo con resultados a corto.
- Dejar los sistemas de datos como están y que la IA haga el trabajo.
- Trabajo político de interoperabilidad con otros ámbitos, como el sociosanitario.
- Desarrollar herramientas de procesamiento del lenguaje natural; España debe ser líder en el desarrollo de estas herramientas en español.
- Basar el valor de los desarrollos, y su precio, en la obtención de resultados en salud.
Y es que, tal y como dijo Miguel Moreno, gerente del SAS, durante la clausura de las jornadas, “hace años que no se tocan los sistemas de HCE, y los profesionales están descontentos porque les hacen perder el tiempo. Así que ahora, o lo cambiamos, o lo cambiamos”.
- Continúe leyendo el reportaje: Los sistemas de ayuda a la decisión, los más urgentes
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