En medio de la pandemia de coronavirus estamos comprobando cuánto necesita nuestra sociedad un sistema de salud que le proteja. Lo que a veces no percibimos tan patentemente es que esa sanidad es el resultado de la contribución de muchas personas que le han hecho progresar desde muy distintas perspectivas. Reflexionaba sobre esta idea al pensar en la manera en la que Regina Múzquiz entendió siempre su labor como profesional de la salud, tanto cuando ejerció en la función pública como en el sector privado, esos dos espacios complementarios que se necesitan recíprocamente.
Farmacéutica nacida en Bilbao y formada en Madrid, diplomada en Sanidad y funcionaria de carrera en el Cuerpo Farmacéutico de la Sanidad Nacional y en la Seguridad Social, tuvo sus primeros destinos en la inspección del Insalud.
Probablemente fue cierto inconformismo y muchas ganas de promover la transformación del sistema sanitario lo que le llevó a incorporarse a puestos de gestión, como la subdirección médica del Complejo Hospitalario San Millán-San Pedro de La Rioja. También, a fundar junto con otros profesionales de la farmacia la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria, que pronto constituyó una de las principales referencias en nuestro país en materia de uso racional del medicamento.
"Regina fue determinante en la culminación racional de aquellos traspasos sanitarios a las CCAA"
Poco más tarde se incorporó al equipo del ministro Romay Beccaría como directora general encargada de la Secretaría del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En aquella época el Insalud gestiona todavía más del 40% de la asistencia sanitaria de España, y no había concluido un proceso de transferencias que algunos calificaban como de imposible resolución. Regina fue determinante en la culminación racional de aquellos traspasos, y quienes trabajaron con ella siguen recordando su capacidad conciliadora, su habilidad para la resolución de conflictos y el ingente conocimiento de la estructura normativa y funcional de una sanidad tan descentralizada como la nuestra.
Tras esa etapa, que no pudo concluir de manera más exitosa, Regina decidió trabajar en la industria farmacéutica, etapa que siguió compatibilizando con actividades académicas y en el asociacionismo profesional. Inicialmente en la compañía de origen francés Aventis, posteriormente integrada en Sanofi, donde fue directora de RRII y Acceso al Mercado y donde también lideró su Fundación, y más tarde en la española Pharmamar, Regina supo trasladar a las empresas farmacéuticas en las que desempeñó su función el mismo sentido de responsabilidad y servicio a los intereses de los pacientes que siempre constituyó su fundamental motivación como profesional.
Su etapa en BioSim se inicia en el mismo momento en el que esta se constituye como una asociación independiente. Regina se incorpora como directora general en septiembre de 2016, encargada de desarrollar un proyecto nuevo y que supo ver como una desafiante oportunidad para mejorar el sistema sanitario. Debemos a Regina muchas cosas, pero especialmente el haber sabido trasladar incansablemente a responsables públicos, profesionales y pacientes lo que los medicamentos biosimilares pueden aportar en la mejora de las oportunidades terapéuticas compatibles con la sostenibilidad. Probablemente no haya una labor que hoy día represente tan adecuadamente ese modelo de progreso de la sanidad por el que Regina tanto se esforzó: el de la calidad compatible con la eficiencia, y el de la colaboración de todos sus partícipes en un esfuerzo común.
Más allá de los hitos profesionales
Describir sólo los hitos de la trayectoria profesional de Regina Múzquiz es, no obstante, quedarse muy corto en lo que su recuerdo nos merece. En ella se plasmó siempre esa idea de que lo importante no es sólo el qué, sino el cómo. Hizo de su labor una constante actitud de servicio a los equipos y organizaciones a los que sirvió, con esa elegancia que tienen las personas que saben centrarse en lo fundamental y facilitar que las cosas vayan bien.
"Regina era capaz de suscitar tanto respeto profesional como afecto personal"
Con la sonrisa como principal herramienta, compatible con esa fuerza actitudinal que ella misma atribuía a sus orígenes vascos, Regina era capaz de suscitar tanto respeto profesional como afecto personal. Tenía, además, una sabiduría vital que le hacía medir muy bien los tiempos y las emociones de las personas y era generosa hasta el extremo de compartir conocimiento, atenciones y buenos consejos. Mujer de palabra, leal y gran conversadora, sus sólidos valores le granjeaban el respeto y la confianza de aquellos con los que se relacionaba.
Cuando alguien nos deja queda el consuelo de valorar mejor lo que deja detrás. En su caso, las muestras de afecto y consideración de todos cuantos la conocieron nos vuelven a demostrar que hemos podido contar con la contribución humana y profesional de una de las personas más valiosas y queridas de nuestra sanidad.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2S7DabG
No hay comentarios:
Publicar un comentario