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miércoles, 15 de mayo de 2024

"Hemos venido a sacar del cajón todo lo pendiente y todas las iniciativas posibles porque el tiempo del SNS es oro"

Política y Normativa
cristinaff@uni…
Mié, 15/05/2024 - 16:03
Entrevista con la ministra de Sanidad, Mónica García

Está a punto de cumplir seis meses al frente del Ministerio de Sanidad y Mónica García quiere dejar huella. Por eso, tiene claro que ha venido a “sacar del cajón” los temas que llevan años pendientes y a llevar a cabo iniciativas que sirvan de semilla para un SNS del siglo XXI, "que tiene prisa".

La defensa de la sanidad pública y contra la privatización es una de sus cruzadas, por eso acaba de sacar a consulta la futura ley que ‘blinde’ la gestión directa de la asistencia pública, aunque sostiene que hay fórmulas de colaboración público-privada que funcionan y que sí repercuten en la salud de los ciudadanos.

Defiende, además, que el SNS es "un buen ejemplo de cohesión" más allá de la crispación y polarización política. Prepara la actualización del Estatuto Marco, donde el médico "no tendrá una consideración especial", pero sí tiene el "firma compromiso" de regular el marco de algunas de las condiciones de trabajo "casi exclusivas del médico", como las horas de guardia, que considera anacrónicas y que chocan con el derecho laboral español y europeo.

Pregunta.

¿Qué balance hace de estos casi primeros seis meses como ministra de Sanidad?

Respuesta.

Obviamente muy positivo, teniendo en cuenta que nos quedan muchas cosas que hacer porque hay muchas que están pendientes desde hace mucho tiempo. Cuando llegamos al Ministerio de Sanidad encontramos un gran equipo, tanto de funcionarios como de directores generales y muchas de las piezas ya estaban colocadas, pero queremos dar un impulso a todas aquellas políticas de largo plazo que, de alguna manera no eres tú el que las vas a inaugurar, pero que se van a quedar asentadas en nuestro sistema sanitario. A nuestro sistema le hace mucha falta retomar aquellas cosas pendientes que van desde el Estatuto Marco hasta políticas que no se han ido abordando durante estos años.

P.

Sin tener esas competencias directas el Ministerio de Sanidad, pero sí a través del Consejo interterritorial, y con unos recursos económicos congelados este año por la prórroga de los presupuestos, ¿cómo se puede dar impulso a esa cantidad de cosas que tienen pendientes en el cajón?

R.

Yo niego la mayor; niego que el ministerio no tenga competencias porque tiene la competencia mejor como es la de velar por la salud de todos los ciudadanos y ciudadanas en igualdad de condiciones y en igualdad de oportunidades que creo es para lo que está el Sistema Nacional de Salud.

El ministerio tiene competencias en poner los marcos, en legislar y, de alguna manera, ordenar tanto las profesiones sanitarias como a los profesionales, como sobre cuál es la sanidad que queremos encontrarnos dentro de 5, 10 o 15 años. Por eso creo que los retos y los desafíos son enormes. Y también tenemos algunas amenazas que han caído sobre nuestro Sistema Nacional de Salud que van desde los recortes iniciales, hasta la pandemia.

También hay cierta indolencia a la hora de no abordar estos problemas de largo plazo. Recursos económicos hay; no somos un país que no tengamos recursos económicos. Lo único que tenemos que saber es hacia dónde dirigirlos, dónde son más efectivos en términos de salud. Por eso, varias de nuestras iniciativas también tienen que ver con eso.

Con el Observatorio anticorrupción pretendemos que no haya ni un solo euro que iba destinado a salud, que no vaya destinado a la salud. Cuando nosotros hablamos de fraude, de las diferentes leyes, de ley de gestión pública e integridad de nuestro Sistema Nacional de Salud, de lo que estamos hablando es de que no queremos que haya desvíos de dinero hacia intereses espurios que no son el de la mero cuidado de la salud de los ciudadanos.

Tenemos que reordenar también cuáles son las prioridades y aprender de todos estos años, de la pandemia, de incluso también de los recortes, para saber que muchas veces no gastar significa gastar más en un futuro y no gastar significa no invertir en el futuro.

Queremos dejar por lo menos los primeros pasos y las primeras piedras puestas para tener un sistema sanitario del que estemos orgullosos y que esté adaptado al siglo XXI.

P.

Acaba de mencionar la ley de gestión pública del SNS que ha salido ya a consulta pública. ¿Qué esperanza tiene en que esta ley prospere teniendo en cuenta modelos como el catalán y también los resultados electorales?

R.

Esta ley lo que hace es poner coto a unos determinados modelos que no es el catalán. Tiene que ver con la desviación de dinero público, de dinero destinado a salud hacia un lucro que, como hemos visto, es un lucro incesante. Tiene que ver con la privatización de la sanidad y que lo que nos han demostrado no solamente en este país, sino en otros países, es que al final lo que supone es una merma en la calidad de nuestra asistencia.

Hay países que se han atrevido a decir que esto ha influido en la mortalidad, como puede ser el National Health Service (NHS). Basamos todas nuestras iniciativas legislativas en la evidencia científica y la evidencia científica nos dice que la privatización del sistema sanitario de manera burda y obscena, como se ha permitido hacer en determinados sitios, ha redundado en una peor calidad, o sea, en una peor salud de los ciudadanos y en una muy buena salud para las arcas de determinados fondos, incluso fondos de inversión, fondos buitre y fondos extranjeros. Es a eso a lo que queremos poner coto.

Queremos hacer ley, el lema de la sanidad no se vende, la sanidad se defiende. Hemos venido aquí defender la sanidad pública como yo llevo haciendo desde hace más de una década. Pero sobre todo, tenemos que convencer a los diferentes actores que tienen participación en esta ley de que los esfuerzos que hacemos los españoles a través de nuestros impuestos, o sea a través de nuestro trabajo y de un esfuerzo común no se puede ir por el sumidero del lucro de empresas que tienen que dar buenos resultados a sus accionistas.

Queremos que haya buenos resultados en salud y esta ley viene, de alguna manera, a poner coto a estos beneficios obscenos y a estas prácticas que en España nunca se han considerado ni corrupción ni fraude, pero que son corrupción y fraude. Es todo aquello que tiene que ver con las comisiones, con las mordidas, con las malas prácticas, con el abuso de las facturaciones, con la derivación de pacientes, etcétera, etcétera. 

 

P.

¿Y el Sistema Nacional de Salud es sostenible en cuanto a recursos humanos, costes, listas de espera... sin esa colaboración público-privada? Los expertos dice que no.

R.

Yo no hablo de colaboración público-privada; hablo de privatización de la sanidad. Colaboración público-privada hay de muchas características y de muchos tipos. Si tienes una colaboración fiscalizada, con rendición de cuentas, en la que tú sabes que cada euro que has invertido va destinado a proteger la salud de los ciudadanos, yo ahí no tengo nada que decir. Ahora bien, sabemos, y se ha demostrado, que hay privatizaciones de la sanidad pública que con dinero que iba destinado a los pacientes de la sanidad pública, hay empresas que se han lucrado, con todos mis respetos, por encima de sus posibilidades y por encima de las posibilidades de los ciudadanos y de su salud.

La privatización de la sanidad aumenta la mortalidad. Vuelvo a insistir en que hay un estudio de Oxford que habla de ello y de que ha aumentado la mortalidad en el NHS cuando empezó privatizando con las medidas de la señora Thatcher. Es un modelo que se ha defendido aquí en algunos gobiernos durante mucho tiempo; daba igual quién te diera esa provisión y a mí no me da igual.

Si tú con el mismo dinero tienes que mejorar la salud de la población y, además, sumar una cuenta de resultados de una empresa que, insisto, es insaciable, y que por contrato les aseguras un beneficio -que creo que no hay en ningún sitio donde te aseguren un beneficio-, lo que estás haciendo es desviar dinero de la provisión pública a las cuentas de resultados de una empresa privada. Esto es lo que hay que evitar. Hay muchas colaboraciones con entidades sin ánimo de lucro y muchas colaboraciones con las cartas encima de la mesa, que son transparentes. Obviamente siempre hay actores privados, siempre, pero eso no significa que la gestión no esté en manos de la parte pública.

P.

Entonces, ¿de qué modelos estaríamos hablando?

R.

Estamos hablando del modelo Alzira, que ni siquiera el Partido Popular ha sido capaz de revertir. No solamente ese modelo, sino también el de Manises, el de Denia, el de Vinalopó, que está ahora pendiente. Si realmente te preocupas por la salud y la sanidad, realmente las cuentas no salen con este tipo de modelo.

Hablamos del modelo Quirón, de aquí, de la Comunidad de Madrid. Del modelo que ha hecho que en un anteproyecto de ley de la Cámara de Cuentas se dijera que los procedimientos, las patologías menores o las cirugías menores nos salieran tres veces más caras que en un hospital público. Esto es indecente. Y todo para una compañía, que se llama Fresenius y  que está en Alemania, tenga una mayor rendición de cuentas a sus accionistas. A cualquiera que se lo expliques es una colisión de intereses y es un conflicto de intereses en toda regla.

Esto es a lo que esta ley viene a poner coto y a poner fin. Creo que no choca con otros modelos como, por ejemplo, puede tener el modelo de Cataluña, que se acerca más al modelo Bismarck, que tiene en Europa, que al modelo del NHS que es el que tenemos en el resto de España. Pero no choca porque no estamos hablando del ánimo de lucro, sino que estamos hablando de unos lucros completamente obscenos e indecentes.

Hay de muchos tipos, pero si está fiscalizada con rendición de cuentas en las que muestras que cada euro es para la salud del ciudadano, no tengo nada que decir

P.

¿Qué ejemplos hay de buena colaboración público-privada?

R.

Hay múltiples ejemplos de buena colaboración público-privada. Cuando la colaboración público-privada se convierte en parasitación público-privada tenemos un problema. Obviamente nuestro sistema sanitario, no digo en la provisión de determinadas patologías, quirófanos, cirugías, etcétera, etcétera, pero tenemos que contar con la industria farmacéutica, que es privada, tenemos que contar con proveedores privados, tenemos que contar, pues eso, con algunos convenios o conciertos que se tienen con entidades sin ánimo de lucro. La colaboración público-privada es como el matrimonio: no es ni bueno ni malo, depende de cómo esté, de cómo esté gestionado y depende de cómo se lleve a cabo.

P.

¿Y qué hay del modelo funcionarial de asistencia sanitaria, el modelo Muface? Sumar llevaba en su programa electoral su eliminación.

R.

Sabiendo que es un modelo anacrónico, que es un subsistema dentro de un sistema y que, además, no es el más eficiente, no es una de las prioridades que tenemos ahora dentro del ministerio. Tenemos muchas otras que tienen que ver, primero, con reforzar los pilares de nuestro SNS que vienen muy dañados de los recortes y de la pandemia. Ahora mismo necesitamos una agencia de salud pública, volver a poner encima de la mesa la universalidad, hacer esta ley de gestión pública, reformar el Estatuto Marco, poner la salud mental en el centro, la atención primaria… No es una de nuestras prioridades, sabiendo que es un sistema preconstitucional. Si creáramos ahora el Sistema Nacional de Salud desde cero, obviamente prescindiríamos de estas fórmulas, pero ahora mismo no es una prioridad.

Mónica García.
Mónica García.
P.

Hablaba de la Agencia Estatal de Salud Pública. La previsión es que esté aprobada en verano y en macha en 2025, según ha dicho el director general de Salud Pública, Pedro Gullón. Pero, ¿cómo sin unos presupuestos? ¿Se sabe ya dónde se ubicará?

R.

Ahora mismo la Agencia de Salud Pública está en el Legislativo en la fase de enmiendas parciales, donde los diferentes grupos parlamentarios tendrán que poner sus aportaciones y sus mejoras. Una vez que salga con todas las garantías de que va a tener un consenso, que es un consenso que viene de la pandemia, de lo que aprendimos de ella y de lo que no aprendimos de haberla puesto en marcha en 2011.

Sobre los presupuestos no tengo ningún miedo, por decirlo de alguna manera, porque tiene que ver con poner más presupuestos, pero también con reorganizar los sistemas de salud pública. La pandemia nos pilló con los radares apagados porque los servicios de salud pública estaban mermados y jibarizados en la mayoría de las comunidades y no estaban conectados. Éramos incapaces de ver qué era lo que estaba pasando, porque los radares no estaban conectados. La pandemia nos puso encima de la mesa que había que reorganizar lo que ya tenemos: reorganizar el CCAES [Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias], el Instituto de Salud Carlos III, más el resto de organismos que ya se dedican a esto y, poner más recursos para que esta red sea una red tupida, que no solamente nos prevenga de las emergencias sanitarias o de las urgencias sanitarias, sino que también haga una vigilancia epidemiológica de los tumores, que haga una vigilancia epidemiológica del resto de enfermedades.

En definitiva, poner un radar para saber qué está pasando con la salud de los ciudadanos en sus diversas manifestaciones. El lugar da un poco igual y, además, no depende de este ministerio, depende del Ministerio de Política Territorial. Espero que este verano sí esté aprobada y, a partir de ahí, se tiene que hacer todo el estatuto. Las cosas importantes son lentas, pero se quedan ya hechas.

P.

Ha citado atención primaria entre sus prioridades. El diagnóstico sobre este nivel asistencial está hecho desde hace 25 años y los profesionales piden pasar a la acción. Se ha creado la comisión en el Consejo Interterritorial con las CCAA. ¿Quién le pone ya el cascabel al gato de la primaria?

R.

Hay muchos cascabeles que poner, porque la atención primaria no se soluciona con una varita mágica. Lleva mucho tiempo deteriorada y, de alguna manera, desprestigiada. Además, durante muchos años también hemos tenido unos avances tecnológicos que nos han llevado a una determinada fascinación tecnológica. Y no nos damos cuenta de que nuestro médico de atención primaria de toda la vida es el que más capacidad tiene de velar por nuestra salud, más que cualquier tecnología nueva que llegue.

Hay que hacer muchas cosas a la vez no podemos fortalecer nuestra atención primaria hasta que todas esas cosas no vayan encajando en un solo puzzle.

Si tú tienes una carrera que es bastante exigente, que necesitas una nota para entrar en esa carrera muy exigente, luego tienes un MIR que es muy exigente, una residencia que es muy exigente, tienes una vocación, y cuando terminas todo ese recorrido muy exigente y muy vocacional, lo que te encuentras es que tienes tres minutos para ver a cada paciente. Lo siento, pero eso es una trituradora de talento y una trituradora de vocaciones.

Hay estudios que dicen que si tú tienes el mismo médico de atención primaria, lo que se llama la longitudinalidad, durante 15 años se reduce entre un 25% y un 30% la asistencia a urgencias, se reducen las hospitalizaciones y se reduce la mortalidad.

Sin embargo seguimos haciendo políticas de recursos humanos en las que los profesionales tienen contratos de un mes, de dos meses, de 1 año; un día estás en un centro de salud, luego al día siguiente está en el en otro, los sustitutos no llegan… Quiero decir que hay parte que tiene que ver con las condiciones laborales y con poder cuidar a tus pacientes y para eso necesito tiempo y unas condiciones mínimas de dignidad y de trabajo, bien establecido y bien remunerado.

En definitiva, es un problema de recursos humanos, es un problema de concepto de la atención primaria, es un problema también de infraestructuras… Atención primaria no solo es la puerta de entrada a nuestro sistema sanitario, es el corazón de nuestro sistema sanitario y está muy bradicárdico.

En Europa nos miran con un poco de envidia porque ven que tenemos una atención primaria robusta y resiliente, y estamos muy orgullosos, pero se nos está escapando entre los dedos algo que tiene un valor incalculable.

Uno de los problemas de primaria es que no se inaugura; el tratamiento de los pacientes, la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud no se inaugura, con lo cual, desde la parte política, hay muchos sitios donde ha dejado de tener interés.

Desde el ministerio estamos plenamente centrados en hacer todas aquellas políticas invisibles que no se inauguran, pero que son las que realmente impactan en la salud de la gente.

Si creáramos ahora el SNS de cero prescindiría del  modelo Muface, pero ahora no es una prioridad

P.

Pero si tuviera que elegir cuál es la primera medida que debería tomarse en AP, ¿cuál sería?

R.

Insisto en que no hay una primera. Está desde desburocratizar, las condiciones laborales, la longitudinalidad… Tenemos que volver a pensar en la atención primaria como un lugar resolutivo, no un lugar desde donde te mandan al especialista. Es un lugar donde te resuelven el 90% de las cosas y eso también hay que decírselo a la población: para el 90% de las patologías menores tienes al mejor especialista, que es tu médico de atención primaria. Ese manejo fino, esa medicina personalizada y la precisión que tiene el médico que te conoce a ti y a tu familia tienen un valor incalculable y tenemos que recuperarlo. Y los profesionales se tienen que sentir cómodos para poder hacer ese tipo de Medicina.

P.

¿Cómo resolver que las plazas MIR de Medicina Familiar y Comunitaria siguen quedando desiertas año tras año?

R.

Hasta que no se recomponga todo el puzzle, ese puzzle no va a ser atractivo. Cuando yo elegí la especialidad MIR en el año 99, ya había cierta fascinación hospitalocéntrica. En la carrera no nos enseñaban los beneficios poblacionales de la atención primaria, como tampoco se enseñaba la salud pública.

Tenemos que recuperar todo este tiempo perdido de prestigio de nuestra atención primaria y lo tenemos que recuperar pieza a pieza. Cuando todo el puzzle esté encima de la mesa, estoy segura de que habrá muchas vocaciones de médicos y médicas que quieran ejercer en primaria.

P.

Faltan profesionales en atención primaria y también en algunas especialidades hospitalarias. ¿Para cuándo una actualización del registro de profesionales?

R.

Estamos en un 70%, pero aun así es muy difícil hacer un diagnóstico si no te enseñan una analítica. Si yo no sé cuántos profesionales tenemos, dónde están trabajando, a qué se están dedicando, cuánto tiempo les falta para jubilarse, si tiene una excedencia o no tiene una excedencia… Si no tenemos el mapa, no podemos actuar.

Hay una parte que creo que no hemos tenido en cuenta y que tiene que ver también con las plazas de difícil cobertura, etcétera, etcétera y tiene que ver con la feminización de la profesión. Somos más de un 70% mujeres y venimos con ciertas reivindicaciones como puede ser la conciliación. Tendremos que buscar fórmulas adaptadas a una profesión que está feminizada; una feminización no se ve representada en los cargos directivos y en los cargos de representación.

Seguimos haciendo contratos solo de tarde, limitando las excedencias por cuidados de hijos… El registro de profesionales es fundamental para saber dónde estamos pisando. ¿Cuántos neonatólogos tenemos cuántos necesitamos? ¿Cuántos anestesistas que se dedican al dolor no que se dedican al quirófano? ¿Cuántos intensivistas? Si no tenemos eso, no podemos hacer predicciones. Las predicciones las hacemos a base de lo que entra por lo que sale. Son unas predicciones muy groseras.

Nos pasa lo mismo con las enfermeras. Hemos presentado una ruta de cuidados y abrimos una encuesta, creo que tenemos más de 20.000, porque no sabemos a lo que se dedican las enfermeras. ¿A quirófano? ¿A intensivos, a neonatos, a salud mental, a atención primaria, a psiquiatría...? Que lo tengamos que averiguar a modo de encuesta dice mucho de que llevamos mucho trabajo retrasado.

Por eso una de nuestras prioridades es actualizar el Estatuto Marco y la Ley de Profesiones Sanitarias, porque tienen más de 20 años y algunos de sus párrafos son, incluso, preconstitucionales.

P.

¿Para cuándo una actualización de los programas MIR, algunos de ellos de 1996?

R.

Aquí tenemos una ayuda que es imprescindible como es la de los profesionales y las sociedades científicas que son los primeros que conocen el terreno, los que conocen los déficits y las amenazas y oportunidades y, además, están dispuestas a hacer el trabajo. Un trabajo que está hecho y solo tenemos que adaptarlo y llevarlo a su fin.

Hemos hecho cambios en Ordenación Profesional para que todo esto salga en tiempos que sean aceptables y que no se quede eternamente en una bicicleta estática. Hay muchos que ya están hechos y solo falta una revisión.

Nosotros hemos venido a sacar cosas no solamente de los cajones, sino a sacar todas las iniciativas que podamos porque el tiempo de nuestro Sistema Nacional de Salud es oro. Y cada año que pasa, que no lo actualizamos, que no lo ponemos al día y que no somos valientes para reabrir de alguna manera algunos melones que llevan cerrados mucho tiempo, es peor. Pues sí, cuando abres cosas el suelo se mueve y las placas tectónicas se mueven, pero es que si no lo hacemos, pues pasa lo que pasa.

Las políticas a largo plazo, que no van a ser las que de las que nosotros podamos de alguna manera recoger lo que hemos sembrado, son las que más nos interesan. Se trata de dejar aquí las semillas bien puestas.

P.

¿Cuándo se retomará esa actualización del Estatuto Marco? ¿Tendrá el médico una consideración especial, como pide el sindicato médico CESM?

R.

No va a tener una consideración especial porque no tendría ningún sentido. Quiero decir que no hay profesiones más especiales que otras, pero sí hay algunas que tienen unas condiciones diferentes que otras. Por ejemplo, las guardias de 24 horas son condiciones casi exclusivas de los médicos. Tengo la firme compromiso de cambiar el marco por el cual se regulan las horas complementarias que son las horas de guardia, que ni cuentan cómo hora trabajada, ni cuentan como hora cotizada, ni siquiera nos cuentan a los profesionales como parte de nuestro trabajo. Todo esto, que es absolutamente anacrónico e injusto, creo que no ocurre con ningún otro colectivo. A ningún otro colectivo le dices, ‘tú vas a trabajar por la noche, pero esta hora no te va a contar’ y habrá quien diga, ‘es que te la pagan’, ¡hombre, solo faltaba!

Creo que la legislación actual, que es del año 2003, creo que incluso hay párrafos y artículos que no encajan ni siquiera con el derecho laboral y no solo con el español, tampoco con el derecho laboral europeo. No hay un parte especial, pero sí que es verdad que los médicos y las médicas tenemos alguna serie de consideraciones que son especiales con respecto al resto de los profesionales. Y, por supuesto, lo queremos regular en el Estatuto Marco.

P.

En la redefinición de funciones que se está ideando, ¿el médico será el que tenga el liderazgo?

R.

Yo no hablaría de liderazgo, pero sí que hablaría de responsabilidades y conocimientos. Cada uno tenemos nuestra responsabilidad y nuestro conocimiento. Está más que demostrado y creo que es un avance, que lo que mejor funciona son los equipos multidisciplinares.

Tenemos que descompartimentalizar nuestro sistema sanitario. No hay una sanidad para enfermeras, otra para médicos… Hay funciones diferentes que se complementan en función de las responsabilidades y de los conocimientos. Por eso cada uno estudia una cosa, tiene un currículum académico y luego tiene una serie de méritos y competencias y de responsabilidades. Más que algo piramidal o vertical, lo aplanaría cada uno con su función en el tratamiento del paciente.

Yo, que he trabajado en muchos equipos multidisciplinares, es absolutamente maravilloso cuando funcionan y cuando lo hacen es porque hay voluntad de que funcione. Cada uno de los estamentos y cada una de las partes se encarga de una parte del paciente: del diagnóstico, de tratamiento, del cuidado… Cada uno cumplimos una función y básicamente se trata de poder hacer equipos multidisciplinares que funcionan para el paciente. Si no pierdes de vista al paciente, creo que es más fácil de trabajar.

P.

¿Qué pasa con Ceuta y Melilla?

R.

Le vamos a poner un mimo y un cuidado especial. Acabamos de nombrar a Isabel Muñoz, directora general del Ingesa. Con esto queremos dar el impulso que se merece, no solamente a Ceuta y Melilla, sino también a las capacidades que tiene el Ingesa, como puede ser las compras centralizadas. Queremos que estas ciudades autonómicas sean el reflejo y la imagen de las políticas que sabemos que funcionan.

P.

¿Hay alguna previsión de que las visite, porque desde allí acusan que “por aquí no ha aparecido nadie”?

R.

Ha ido mi todo mi equipo, no solamente Isabel. Desde nuestros gabinetes ha ido tanto el gabinete de la ministra como el del secretario de Estado. Yo, sinceramente, tengo muchísimas ganas. A pesar de las dificultades, tenemos muy buenas referencias de los profesionales que están allí. Insisto que quiero que sean el lugar donde se reflejan todas aquellas políticas que defendemos desde el Ministerio, porque al final es donde nosotros tenemos esa gestión directa sobre la asistencia sanitaria.

Tengo la firme compromiso de cambiar el marco por el cual se regulan las horas complementarias porque está fuera del derecho laboral español y europeo

P.

En cuanto a los planes de prevención, el abanico de mejoras sociosanitarias, están poniendo también mucho foco en la salud infantil. ¿Qué planes hay?

R.

No decimos que la salud depende de lo que ocurra en estas cuatro paredes, ni de las consejerías, sino de una cosa que se conoce que son los determinantes sociales de la salud. Del fallo de nuestra sociedad. La obesidad infantil se da en aquellos lugares con más vulnerables, con menores capacidades económicas, donde más inciden los determinantes sociales de la salud. A mí no me gusta hablar de la obesidad infantil en sí misma, porque es un síntoma de una enfermedad social, en la cual hay niños que no comen carne o pescado dos veces a la semana, que les sale más barato la comida basura que buena, que no tienen capacidad para pues hacer extraescolares o tener un ocio saludable, etcétera.

P.

¿Cuál es el plan de abordaje?

R.

Tenemos un programa que cuenta con fondos sociales europeos, con varios proyectos piloto y que quiere incidir en cosas muy sencillas que ya están haciendo algunas organizaciones. Por ejemplo que los coles no solamente sean centros educativos, sino que sean centros sociales donde los chavales puedan tener ocio a través del deporte, de la cultura, etc. Se llama Patios abiertos. Ya hay muchos municipios donde se está haciendo. Con ello queremos democratizar el derecho al bienestar, porque la obesidad infantil al final es lo último que mides. Prefiero hablar de bienestar infantil, físico y psicológico. Si consideramos que el cole es solamente un lugar educativo, estamos perdiendo un recurso que para nuestro barrio es fundamental.

P.

Con todo, insiste en invertir y no en gastar, ¿por qué?

R.

En la población infantil cualquier inversión es un ahorro a largo plazo. Invertir en bienestar infantil es invertir en futuro. ¿Cuántos niños y niñas nos estaremos perdiendo, que son auténticos talentos porque sus condiciones socioeconómicas no les permiten llegar donde otros sí que hemos tenido las oportunidades de llegar? Son un bien que como sociedad no podemos perder. En la Comunidad de Madrid hay un 30% de los niños en situación de pobreza y en España es uno de cada tres. No lo podemos permitir, no en un país rico y capaz de ayudar a esos niños y niñas a tener las mismas oportunidades que el resto no.

Momento de la entrevista con la ministra. Foto: LUIS CAMACHO
Momento de la entrevista con la ministra. Foto: LUIS CAMACHO

P.

Una de las grandes apuestas de salud pública es el plan contra el tabaquismo que se ha sacado del cajón. Anunciaron que ahora llegarán las medidas legislativas, pero se ha frenado la fiscalización, que es un primer obstáculo tanto para el tabaco tradicional como para las nuevas opciones. ¿Por qué?

R.

Lo que nos ha dicho Hacienda es que se va a trabajar paralelamente. La fiscalidad depende del Ministerio de Hacienda. Ellos están dispuestos y alineados, sobre todo porque hay evidencia científica más que de sobra, tanto para el aumento de la fiscalidad que reduce la adicción tabáquica, como con el empaquetado genérico.

Básicamente con Hacienda pactamos que nosotros sacamos la parte más sanitaria: los espacios libres de humo o reducir el hábito tabáquico, la adicción tabáquica al inicio o ayudar a la gente a que deje de fumar, etc. Entonces, dividimos la parte sanitaria de la fiscal. Pero la ministra de Hacienda está comprometida a que esas medidas salgan adelante.

P.

¿Cómo consideraremos en España a esos cigarrillos electrónicos o vapers que en países como Reino Unido o EEUU se aprobaron como nuevas formas para dejar de fumar porque alegan un menor daño?

R.

Si de lo que hablamos es que eso entra en una estrategia de control de daños, entonces tiene una prescripción. Lo comparo con la metadona: tú tienes a gente que es fumadora y quieres que, de alguna manera, como herramienta para dejar de fumar, tengan un control de daños, y a través de una prescripción médica se emplea para reducir la ansiedad, etc. Eso no es lo que está ocurriendo, porque la realidad es que son la puerta de entrada a la adicción en los chavales. No nos engañemos, tú das metadona como control de daños para evitar la adicción, pero no se la das a los chavales en un chino para que se vicien. Esta es la diferencia.

Lo siento mucho, pero tenemos que poner encima de la mesa que es dañino: cambia el ADN; genera el hábito que conduce a una adicción, el tabaco; y, causa el 30% de los cánceres. En los chavales jóvenes vemos la naturaleza y la frivolidad con la que están empezando a manejar estos estas nuevas formas de consumo de estos nuevos dispositivos.

P.

Otro de los problemas que llegan con la naturalidad que caracteriza a las redes sociales son los bulos en salud y las pseudociencias. Desde el Ministerio ya se trabajaba en este aspecto. ¿Cómo van a darle continuidad?

R.

Poniendo coto, estudiando cuáles son las que aportan y de verdad tienen evidencia científica. Tenemos la responsabilidad de informar a la gente que más allá de lo que te produzca bienestar, hay cosas que son terapéuticas y cosas que no. Correr, hacer yoga, hacer deporte, etc, es terapéutico, pero no te va a curar un cáncer, no te va a quitar una diabetes. Esto lo tenemos que informar. No te puede venir nadie a decir con esto te vas a curar o con esto vas a rejuvenecer. Si no hay efectos demostrados y efectos validados por la ciencia con una metodología estricta, no avalaremos técnicas o procedimientos indeterminados de que te curen. Más allá de esto, que uno busque sus propios elementos de bienestar, pero con la ciencia de la mano.

P.

Una de las colaboraciones importantes en Sanidad es con la industria farmacéutica. El tejido industrial español es importante en ese plan de ser autónomos en cuanto a la disponibilidad de fármacos. ¿Cuáles son sus planes aquí?

R.

La dureza de la dependencia la aprendimos de manera cruda con la pandemia. Hay una política europea de autonomía estratégica en toda la cadena de producción del medicamento para que dependamos cada vez menos de terceros y ser autosuficientes y también soberanos. Sanidad está en un plan industrial junto con los ministerios de Industria y Ciencia, para tener un seguimiento de toda la vida del medicamento, desde la investigación hasta su comercialización. Y que los poderes públicos, que no dejamos de ser todos los ciudadanos, intercalemos nuestros intereses, medidas de interés social en la cadena de producción de los medicamentos. No solamente un interés mercantil de investigar los fármacos que son más interesantes para la industria, sino que seamos capaces también de hacer eso que Mariana Mazzucato decía que es el estado emprendedor, no como un ente abstracto, sino como el interés de todos los ciudadanos representado por sus gobiernos. Somos el país que más ensayos clínicos hace, solo después de EEUU.

P.

Pero los medicamentos no llegan a los pacientes...

R.

Cuando se dice que no tenemos acceso a los medicamentos, no es del todo cierto. Que quizá no se benefician muchísimos pacientes en toda esa cadena de ensayos porque se hacen también en Europa. Pero si somos los que accedemos primero a todos esos a esa posibilidad. Lo decía el director general de cartera, hay un discurso de no hay acceso a los medicamentos y se tarda mucho tiempo, y, sin embargo, somos un país que cada año multiplicamos cada vez más el gasto sanitario.

Es verdad que a lo mejor en determinados medicamentos cuesta abrir la puerta, pero una vez abierta, de alguna manera está a disposición de toda una población porque tenemos una Sanidad no del todo universal, lo cambiaremos, pero lo más universal posible. Lo que queremos es que la guía y la brújula de la industria cuente con los intereses de los pacientes, más allá de los comerciales, que por supuesto, están ahí.

La fiscalidad de los productos del tabaco la regulará Hacienda. Nosotros, de forma paralela, haremos las reformas sanitarias

P.

¿Qué plantean para ello?

R.

En este proceso también podemos intercalar el interés común y que tenga repercusión si el ensayo clínico lo has hecho en nuestro Sistema Nacional de Salud con nuestros pacientes, con nuestros profesionales y con nuestra industria. Somos uno de los países europeos con más industria. Al final, algo de retorno nos tendrá que llegar a los ciudadanos y ciudadanas a la hora de fijar el precio y ver cuál ha sido el coste de todo el proceso. En esto es lo que estamos trabajando. Creo que hay muy buena predisposición por parte de Farmaindustria, porque es un plan ambicioso en el que queremos recolocar todas las piezas y no solamente dejar la mesa puesta a la industria.

P.

Desde la patronal de los genéricos, Aeseg, se recalca mucho que se haga más hincapié en el uso del genérico, en la diferenciación de precios...

R.

Aquí sí que tenemos que hacer también un gran esfuerzo con los medicamentos genéricos y los biosimilares. Vuelvo a insistir que en toda la cadena de producción y de comercialización estén intercalados los intereses de los pacientes, pero también el interés social y el interés que tenemos como país.

P.

Con todos los planes que tienen y con el panorama político, ¿cree en una legislatura de cuatro años para ponerlos todos en marcha?

R.

Vamos a tener cuatro años, lo auguro. Aun así, vamos a ir acelerando por si acaso. Porque tenemos prisa por poner en marcha los proyectos. En política los tiempos son otros, las cosas son lentas: desde que planteas la necesidad de una ley hasta que se materializa y luego se puede ejecutar pasa mucho tiempo. Son los plazos y los tiempos útiles de la política. Soy anestesista y estoy acostumbrada a que pasa algo y pongo una jeringuilla.

Estoy acostumbrada a otros tiempos, pero también hay ver que cuando haces reformas de calado todo requiere tiempo, diálogo, consenso, convencer muchas veces de por qué estás haciendo estas reformas. Requiere también ver cuáles son los efectos secundarios: toda política tiene como todo medicamento, tiene un efecto secundario y hay que ver cómo se recoge, cómo se trata.

P.

Entonces, ¿hay prisa por si acaso?

R.

Tenemos prisa, porque el Sistema Nacional de Salud la tiene, no porque nosotros no tengamos una legislatura de cuatro años, que la vamos a tener, sino porque el SNS lo necesita.

En política los tiempos son otros; soy anestesista y estoy acostumbrada a que pasa algo y pongo una jeringuilla

P.

¿Cómo se maneja un Consejo Interterritorial con la mayoría de las comunidades del Partido Popular?

R.

Parecerá mentira, pero las reuniones de los consejos interterritoriales, independientemente de las discrepancias y de lo que pueda salir cuando están los focos encendidos, son productivas. Esto no es solo mérito mío, somos un ministerio que ponemos el diálogo y el trabajo multidisciplinar. Creo que esto también viene de la pandemia, de un trabajo de remangarse todos a una para defender la salud de los ciudadanos entonces.

Hay bastante más sintonía de la que pudiera parecer porque creo hay una preocupación compartida y legítima por el devenir de nuestro sistema sanitario. Al final, funciona todo cuando somos capaces de aterrizar las cosas en lo concreto, más allá de lo abstracto, de las palabras grandilocuentes que se dicen antes de entrar y después de salir de las reuniones. Pasó con las plazas de atención primaria y su acreditación, cómo podíamos ayudar desde el Ministerio. Insisto cuando se quitan la gorra del PP y se ponen la gorra de consejeros se puede trabajar muy bien.

P.

Esto es lo que falta en política y gestión, ¿menos gorras y más trabajo?

R.

Pero por eso mismo creo que el sistema sanitario es un ejemplo de cohesión. En este momento de esta mal llamada polarización, que es crispación inducida claramente, creo que justo el SNS es un lugar de pegamento y de cohesión en el que nos ponemos de acuerdo. De hecho, creo que el plan contra el tabaco creo que es un ejemplo. Creo que es fácil y creo que bueno puede servir de ejemplo para otro tipo de políticas. Porque sí que creo que la política real de lo cotidiano, de lo palpable de lo de aquí más fácil que la política de los titulares y de los grandes lemas. Cuando aterrizas en la política de lo cotidiano es muchísimo más fácil ponerse de acuerdo.

P.
Sobre la acreditación de más plazas MIR, en el caso de Medicina Familiar y Comunitaria como pedían algunas CCAA, ¿qué planes tienen?
R.

Ya se está trabaja para acreditar más plazas, lo que pasa es que tienen que ser las comunidades las que garanticen que en ellas los residentes tengan un circuito de docencia de calidad. No pueden ser plazas en las que no asegures formación en todas las áreas en las que dice el programa. No vale con pedir plazas para puestos vacantes según tus necesidades, también hay que pensar en la persona que se forma.

P.

¿Qué se mide?

R.

Que el ciclo vital del residente esté asegurado. Hay comunidades que lo han hecho muy bien. Extremadura es la comunidad que tiene más plazas acreditadas por 100.000 habitantes. ¿Cómo lo ha hecho? Trabajando bien el ciclo formativo. No creo que Extremadura tenga mayores dificultades o facilidades que Castilla y León, La Rioja, Galicia o Madrid, por ejemplo. Madrid es la que menos tiene, está muy a la cola del resto. Y hombre, somos una comunidad rica. Pongámonos a ver cuáles son esos requisitos para acreditar plazas, pero no en sitios donde no vamos a asegurar la calidad de la formación de los residentes.

 

En su primera entrevista con un medio especializado, la ministra repasa los retos para actualizar el sistema. Su labor la entiende como una siembra para tener un SNS del siglo XXI. Off Cristina Ruiz/ Pilar Pérez. Política y Normativa Política y Normativa Off

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