Las nuevas terapias génicas están transformando muchos de los tratamiento médicos, ofreciendo alternativas donde antes no las había. La evolución de las técnicas de edición en los últimos años ha permitido un desarrollo de estas terapias casi vertiginoso. La Sociedad Europea de Terapia Génica y Celular con la Sociedad Española de Terapia Génica y Celular y la Universidad Autónoma de Barcelona reunió la pasada semana a más de 2.000 expertos internacionales para presentar los resultados y las líneas de investigación más punteras.
Entre los ponentes más destacados se encontraba Carl June, investigador de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, quien destaca por su trabajo en el desarrollo de la pionera terapia contra el cáncer CAR-T, la primera terapia celular personalizada que ha sido autorizada por la agencia estadounidense FDAen 2017 y que este mismo año fue incluida en el financiamiento del sistema nacional de salud español.
Esta nueva terapia ha sido aprobada inicialmente en el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda (LLA) de células B refractaria, en recaída postrasplante o en segunda o posterior recaída en pacientes pediátricos y adultos jóvenes de hasta 25 años y para la indicación de linfoma B difuso de célula grande, en recaída o refractario tras dos o más líneas de tratamiento sistémico en pacientes adultos.
Los buenos resultados obtenidos en las fases avanzadas de la enfermedad por esta nueva terapia hacen que ahora mismo se estén explorando otras opciones. “Por ejemplo, se está investigando si su aplicación en fases más precoces de la enfermedad podría ser útil. Ya hay ensayos en marcha en los cuales se está comparando la eficacia de un tratamiento de CAR-T frente a la quimioterapia estándar. Si estos resultados son positivos podrían servirnos para aplicarla en primera línea y de esta forma ahorrarnos los tres años de quimioterapia estándar actuales”, explica June.
El investigador insiste no obstante en la necesidad de hacer pruebas genéticas a los posibles pacientes de forma previa a tomar la decisión de si se opta por las CAR-T. “Es importante que sepamos quiénes son aquellos que no se van a beneficiar de una quimioterapia para pasar directamente a este tratamiento, ver los que tienen más riesgo y actuar en consecuencia”.
El éxito de las CAR T en las enfermedades indicadas explica que se esté explorando en tumores sólidos y los primeros resultados parecen indicar que sí podría ser. “Hace años éramos muy pocos los equipos de investigación que trabajábamos con CAR-T y no había mucho dinero. Ahora hay centenares de equipos y se dispone de grandes presupuestos. Esto está sirviendo para que empiecen a tenerse los primeros datos en algunos tumores sólidos como el de próstata o el de pulmón”.
Sin falsas expectativas
Sin embargo, considera que falta aún mucho camino por recorrer en ese sentido. “Es muy importante que no creemos falsas expectativas en los pacientes. No sabemos todavía cuándo podrá llegar esta terapia a ser utilizada en tumores sólidos, aunque es verdad que progresamos muy rápido”. Y apunta a la necesidad de seguir mejorando los resultados en leucemia. “Ahora logramos salvar a la mitad de los pacientes que se iban a morir porque no tenían ninguna opción terapéutica. Pero nos falta la otra mitad todavía, a los que debemos conseguir ofrecerles también la mejor opción terapéutica posible”.
Uno de los grandes obstáculos a los que se enfrenta la inmunoterapia es que esta no funciona en todos los pacientes. Sólo en un 20% se logran resultados, en aquellos donde el propio sistema inmune ya reconoce al tumor, pero que este ha desarrollado mecanismos para inhibir su respuesta. Aquí es donde entran en juego los inhibidores del punto de control, como los anti PD-L1, que liberan el freno del sistema inmune para lograr que este actúe contra las células tumorales.
Pero en el 80% de los tumores restantes no hay esta respuesta previa y el sistema inmunitario no es capaz de reconocer a las células tumorales, por lo que estos inhibidores no dan resultados. “La leucemia es un tumor frío y las células CAR-T han demostrado que funcionan. Por eso creo que podrían ser también la respuesta para superar esta barrera de la inmunoterapia, sobre todo usándolas en combinación con otras terapias, como pueden ser los virus oncolíticos”.
Hasta la fecha, el tratamiento estándar de la mayoría de los tumores incluye la quimioterapia. Esta sin embargo ocasiona muchos efectos secundarios y a pesar de que en los últimos años se ha avanzado para minimizarlos todavía persisten. Conseguir evitar su utilización es la meta que muchos persiguen. “Nuestro sueño es que algún día la quimioterapia no sea necesaria. Es el objetivo que todos queremos lograr y yo soy optimista con la terapia de CAR-T. Creo de verdad que es posible que llegue ese día y vamos en el buen camino”. Para June esto adquiere una especial relevancia en el tratamiento de la leucemia infantil. “No solo somos nosotros los que queremos evitar el uso de la quimioterapia. Para los padres también es un objetivo, ya que ven cómo sus hijos sufren con ella”.
June confía en que esta terapia trascienda la oncohematología. Ahora mismo se está trabajando en enfermedades en las cuales hay un componente inflamatorio. “Sin ir más lejos, en este congreso se presenta un estudio que hemos realizado sobre su aplicación en enfermedades cardiológicas”.
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