Tanto el Ministerio de Sanidad como las autonomías empiezan a hablar de una vuelta a la normalidad tras la Covid-19 en el Sistema Nacional de Salud (SNS) y en los hospitales en particular.
La epidemia del coronavirus ha afectado masivamente a todos los servicios y de forma muy particular los de cirugía, que han tenido que ceder sus quirófanos para la atención de pacientes Covid-19, atendiendo sólo las urgencias y operaciones indemorables como los pacientes oncológicos más graves.
Con los hospitales menos saturados, la Asociación Española de Cirujanos (AEC) ha publicado sus recomendaciones para la vuelta a la normalidad y, por tanto, la recuperación de la actividad, incluyendo todas las intervenciones que hubo que suspender.
La AEC ha definido 5 escenarios según los pacientes con coronavirus hospitalizados y en UCI, camas disponibles y recursos utilizados
"Según en qué fase estén, el desescalamiento se tendrá que hacer de una forma u otra", explica a DM Salvador Morales, presidente electo de la AEC y coordinador del grupo Covid-19.
La AEC definió cinco fases (siendo la 1 la de normalidad y la 5 la de emergencia) en función del porcentaje de pacientes con coronavirus hospitalizados y en UCI en relación con el número de camas disponibles y a los recursos utilizados para atender a los pacientes infectados.
¿En qué fase están los quirófanos españoles? "La situación depende de cada hospital y hemos querido elaborar una guía que sirva tanto para un hospital de Madrid como uno de Sevilla".
Para elaborar el documento, la AEC realizó un sondeo a principios de abril en el que participaron cerda de 500 socios. Casi la mitad afirmaron estar en fase 5 y 4, un tercio en la 3 y el 15% restante en la 2 y 1.
Durante este periodo de aumento progresivo de la actividad quirúrgica por bajada del nivel de alerta, se deben tener en consideración diferentes escenarios dentro de la organización de los servicios de cirugía: la protección de los profesionales, los circuitos de trabajo y la atención de los pacientes en planta de hospitalización, urgencias y en consultas externas, así como considerar algunos aspectos médico-legales.
La AEC insta a mantener en las fases 2 y 3 la separación pacientes Covid-19 y no Covid-19, lo que incluye establecer áreas de hospitalización y circuitos independientes, además de testar a pacientes y profesionales, manteniendo grupos estanco para poder garantizar la actividad.
Una de las propuestas es que en centros que se encuentren en escenarios 2 y 3 de la pandemia se creen de forma excepcional comisiones ejecutivas que diariamente y preferiblemente 48-72h antes de la intervención evalúen a primera hora el parte de operaciones programas y urgentes, comprobando la idoneidad de la indicación en cada caso, la verificación del estatus Covid-19, disponibilidad de recursos materiales y humanos así como garantía de condiciones de seguridad para el pacientes y profesionales.
Guía de priorización
Además, la sociedad ha elaborado además una tabla de priorización de pacientes en lista de espera no oncológica para valorar a quién operar primero. Se trata de una escala numérica de 18 ítems puntuables de 1 a 5 (18-90) y se valora en función de la enfermedad que motiva la operación, el procedimiento y el estado del paciente.
La escala depende de factores como el impacto que tendría un tratamiento conservador o demorar la cirugía; qué área corporal habría que operar; el tiempo de cirugía, de ingreso y posibilidades de acabar en la UCI y el tipo de patologías o antecedentes del paciente, como las enfermedades cardiovasculares o respiratorias crónicas.
De esta forma, a menos puntos más recomendable sería la cirugía, si bien la AEC pide que se valore cada caso de forma individual y que rebasar el umbral de los 60 puntos no tiene por qué implicar la suspensión.
A partir de la fase 3, se podrían intervenir los pacientes oncológicos que bien no puedan ser retrasados porque su supervivencia podría empeorar dentro de los 3 próximos meses, o no puedan someterse a tratamiento neoadyuvante o no requieran estancias prolongadas en cuidados intensivos. Con la fase 2 se podría intervenir a todos.
Los quirófanos deberán funcionar con el mínimo de personal, evitando en las primeras etapas estudiantes y personal ajeno al quirófano
En cuanto al orden de prioridad, se recomienda emplear escalas específicas acerca del estado global del enfermo para completar las valoraciones de idoneidad del procedimiento, especialmente la de la ECOG (Eastern Cooperative Oncology Group).
Respecto al resto, en principio, de la fase 4 a la 3, se revisará los pacientes con enfermedad neoplásica y patología benigna prioritaria en lista de espera, estableciendo una propuesta de priorización.
Al pasar del nivel 3 al 2 podrá se podrá reanudar la cirugía mayor ambulatoria (CMA) si las condiciones del centro lo permiten. En este caso se valorará también si la demora podría producir complicaciones y, por cuestiones de equidad, la antigüedad en la lista de espera.
Los quirófanos deberán funcionar con el mínimo de personal, evitando en las primeras etapas estudiantes y personal ajeno al quirófano.
Además, los pacientes deberán ser informados sobre las causas especiales de la situación de pandemia y riesgos, incluyendo un posible contagio y un posible aumento de morbi-mortalidad.
Cribado continuo de los pacientes
En consultas externas, en el caso de consulta presencial (que deberían ser el menor número posible), se fomentarán las consultas de acto único en las que se coordinen en la misma visita la valoración del cirujano, la inclusión en lista de espera, la valoración del anestesista y las pruebas preoperatorias. Además, se debe realizar un cuestionario telefónico de despistaje de la Covid-19.
Mientras dure la pandemia, tanto antes de las intervenciones como antes del ingreso y durante ese tiempo, se recomienda hacer distintos cribados para detectar posibles casos. Se debe pedir al paciente extremar las medidas de aislamiento días antes de la operación, que podría suspenderse y reevaluarse en caso de sospecha.
En cirugías de urgencia deben tratarse a todos los pacientes como posibles casos, aunque habría flexibilidad a partir de la fase 2
En fases 2 y 3 y a los pacientes oncológicos en todos los escenarios, se realizarán además 48 horas antes un test rápido de anticuerpos y PCR. La guía incorpora una tabla interpretativa de los resultados para que se valore el riesgo y medidas a tomar.
En cuanto a las cirugías de urgencia, por defecto deberían tratarse a todos los pacientes como posibles casos para extremar las medidas. A partir de la fase II se podrán tomar medidas como plantear un cribado previo, prescindir de un quirófano exclusivamente para Covid-19 si es necesario para retomar el resto de la actividad y dejar de organizar el servicio en grupos estancos para mininizar el riesgo de contagio.
Base para una guía nacional
Este documento desarrollado por la AEC está sirviendo de base para crear un documento que incluya a todas la especialidades quirúrgicas que además posteriormente se remitiría al Ministerio de Sanidad.
"Nos llamaron el pasado fin de semana, cuando teníamos prácticamente el documento terminado", asegura Morales. "Ahora lo contrastaremos con otras sociedades. Lo bueno es que ya sólo hay que corregir, porque no partimos de cero".
Con el fin de definir claramente cómo llevar a cabo esa vuelta a la normalidad o la desescalada, la AEC está manteniendo reuniones con otras organizaciones como la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor (Sedar), la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud e Higiene (Sempsh), la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) y la Asociación Española de Enfermería Quirúrgica (AEEQ).
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