
Los pacientes que reciben adición temprana de ezetimiba a las estatinas poco después de hayan sufrido un infarto de miocardio (IAM) tienen un pronóstico significativamente mejor que aquellos que la reciben más tarde o que no reciben todos los medicamentos. Así lo afirma un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Lund, en Suecia, y del Imperial College de Londres, Reino Unido.
Los hallazgos, que publica el Journal American College of Cardiology (JACC), sugieren, por tanto, que tratar a los pacientes de forma temprana con una combinación de estatinas y ezetimiba, otro hipolipemiante, podría prevenir miles de nuevos infartos en los próximos diez años.
Las enfermedades cardiovasculares son, con diferencia, la causa más común de muerte en todo el mundo, siendo el infarto de miocardio (IAM) el evento agudo más común. Para quienes sobreviven a un este, el riesgo de sufrir uno nuevo es mayor durante el primer año post-infarto inicial, ya que la mayor sensibilidad de los vasos sanguíneos facilita la formación de coágulos.
Reducir el colesterol LDL, el denominado colesterol 'malo', en sangre puede estabilizar los cambios en los vasos sanguíneos, disminuyendo así el riesgo de nuevos eventos. Las pautas de tratamiento actuales para los pacientes incluyen estatinas de alta potencia inmediatamente después de un infarto para reducir sus niveles de colesterol. Sin embargo, la mayoría de los pacientes no alcanzan los niveles recomendados de colesterol solo con estatinas, por lo que necesitan un tratamiento complementario, como ezetimiba.
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