
En el desarrollo inicial de potenciales nuevas moléculas lo más difícil no es seleccionar la que va a seguir adelante, sino dejar atrás un puñado de proyectos que pueden ser prometedores. "Tan importante es esa decisión de discontinuar determinados desarrollos, como la selección del que sí va a avanzar en el proceso, porque con esa elección se liberan recursos que se pueden reinvertir en las fases tempranas de la cartera de I+D, haciendo que estas etapas sean mucho más dinámicas. No empezamos un desarrollo y esperamos a ver qué pasa, sino que lo impulsamos de la manera más ágil posible para llegar más rápidamente al siguiente punto decisorio del proceso". Dominik Rüttinger, director de desarrollo temprano de Bayer Oncology, se dedica precisamente a eso en la multinacional alemana, y asegura que ajustarse a ese concepto requiere "muchísima disciplina".
Y lo afirma con un tono de cierto sufrimiento: "Si los recursos son suficientes, la tentación es ir a por todo porque, por definición, los científicos siempre queremos probarlo todo. Pero hay que tener mucha disciplina para ceñirse a nuestro paradigma de desarrollo de precisión: detección del vínculo con la enfermedad, determinación de la vulnerabilidad de las células tumorales, delimitación de pacientes y diferenciación en valor. Si no obtenemos una buena puntuación en cada una de estas variables, ni tocamos el programa", afirma, y asegura que "eso es lo que hacemos de manera diferente a otras compañías".
"Cuanto más dinero tienes, menos disciplina aplicas a la hora de invertirlo en el desarrollo de medicamentos", pero la abundancia de efectivo "definitivamente no es el problema que tiene Bayer en estos momentos, así que tenemos que ser disciplinados". Y no se refiere solo a la inversión de dinero, sino también de "tiempo y talento".
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