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lunes, 27 de abril de 2020

"En condiciones normales, las acciones realizadas por la Aemps en dos semanas habrían llevado años”

Política y Normativa
cristinareal
27/ 04 / 2020
María Jesús Lamas, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios
María Jesús Lamas, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
María Jesús Lamas, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

El incremento de las necesidades y demandas sobrevenidas con la crisis por la Covid-19 implica, y mucho, a las agencias reguladoras de medicamentos y productos sanitarios. Mascarillas, batas, hidroalcoholes, respiradores y medicamentos de uso humano concentran gran parte de la labor de la española (Aemps) que, por ejemplo, en un plazo de dos semanas ha evaluado 140 solicitudes de ensayos clínicos y autorizado 18 -el plazo habitual para la evaluación de un ensayo es superior a dos meses-, ha autorizado 41 estudios observacionales, 5 investigaciones clínicas en prototipos de respiradores y 8 plantas para la fabricación de textiles -batas y mascarillas-, que han requerido tanto la evaluación de sus productos como de las condiciones en las que se fabrican. “En condiciones normales, todo esto habría llevado años”, asegura su directora, María Jesús Lamas.

"Muchas veces pienso que lo que está ocurriendo ahora es como lo que vivimos en Santiago la noche del accidente de tren, solo que un día tras otro"

La Aemps tiene parte del personal movilizado para atender a las necesidades por la crisis de la Covid-19, “con una entrega excepcional, total y absoluta”. Para el resto de procedimientos no relacionados con la Covid-19 que la agencia lleva a cabo "todo sigue como siempre", con otra parte del personal trabajando en los procedimientos desde sus casas.

Antes de su incorporación al frente de la Aemps en 2018, Lamas dirigía el Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. “Mi vida profesional ha sido mucho más larga como sanitaria que como reguladora, y sé lo que se vive en los hospitales. Muchas veces pienso que lo que está ocurriendo ahora es como lo que vivimos en Santiago la noche del accidente de tren, solo que un día tras otro; despertamos y vuelve a ser igual”, comenta, recordando el accidente del Alvia Madrid-Ferrol que descarriló cerca de Santiago en julio de 2013.

Por eso asegura ser consciente del sobresfuerzo que supone para los profesionales en primera línea, por ejemplo, cumplir con las directrices de la Aemps para establecer cierto “orden con el uso de los medicamentos; que se testen posibles nuevas hipótesis dentro de un ensayo clínico, aunque éste sea pragmático, muy sencillo y con variables muy fáciles de alcanzar”. Al tiempo que se trata a los pacientes hoy, se genera conocimiento para tratar mejor a los pacientes de mañana, aun sabiendo que supone una carga adicional sobre la tensión diaria. La respuesta de los profesionales en este sentido “ha sido excelente”.

Objetivo prioritario

La Aemps trabaja con otras agencias evaluadoras internacionales -entre ellas, las EMA y la FDA-, sobre todo siguiendo muy de cerca los ensayos clínicos y los posibles desarrollos de vacunas, “que es el objetivo mundial de investigación clínica más importante: disponer de una vacuna segura y eficaz que se pueda administrar de forma masiva a toda la población. Estamos trabajando globalmente en los requisitos que se pedirán para que una vacuna llegue al mercado, dado que no seguirá la vía habitual de otras vacunas porque estaríamos hablando de cinco años, y en este caso no se puede permitir ese plazo”.

Desde las agencias, “tenemos que ayudar a los investigadores que tengan la plataforma de vacuna más prometedora en colaboración con las compañías con capacidad de escalarla rápidamente a una producción masiva, al tiempo que se garantiza la seguridad de los ciudadanos, dado que la vacuna se administraría en personas sanas“.

Entre las actividades concretas que está realizando la agencia española, y en lo que se refiere a la investigación de medicamentos, Lamas destaca el trabajo en ensayos clínicos y estudios observacionales -cuyo objetivo es identificar factores predictivos de respuesta-; en ambos casos “se están canalizando y resolviendo en muy poco tiempo”.

"Inicialmente el foco de los investigadores se puso en tratar al virus con antirretrovirales, pero después la atención se ha desplazado hacia cómo controlar la fase inflamatoria"

Un ejemplo de estudio observacional es el promovido para determinar la seguridad del uso de antihipertensivos en pacientes que se infectan, por el temor a que el tratamiento con IECAs pueda empeorar su evolución dentro de la infección.

Junto a éstos, la Aemps ha impulsado ensayos clínicos en colaboración con el Plan Nacional Sobre el Sida del Ministerio de Sanidad. Algunos requieren más aclaraciones y llevan más tiempo, “ya que estamos trabajando con moléculas nuevas, que no están autorizadas aún y sobre cuyo perfil de seguridad, por tanto, conocemos menos”, pero en otros realizados con moléculas antiguas de las que se sospecha una utilidad para su reposicionamiento “estamos siendo verdaderamente rápidos y pragmáticos, puesto que en la mayoría de estos casos se trata de ensayos de baja intervención, que en poco tiempo pueden generar resultados”.

“Trabajamos en varias líneas: identificar estrategias útiles en la prevención de la enfermedad entre profesionales o familiares en contacto con enfermos -hay varios estudios de este tipo- y en estrategias de tratamiento”. En esta última línea, Lamas comenta que inicialmente todo el foco de los investigadores se puso en tratar al virus con antirretrovirales o en la respuesta tras la infección viral, “pero después la atención se ha desplazado también hacia cómo controlar la fase inflamatoria en los pacientes que se agravan”.

Añade que la mayoría de los pacientes pueden ser asintomáticos, “lo que averiguaremos cuando tengamos estudios reales de prevalencia de la infección”, mientras que otra parte de los afectados tienen síntomas moderados o leves, y un tercer grupo más pequeño desarrolla una reacción inflamatoria sistémica con neumonías graves que requieren asistencia en UCI; lo que se describe como cascada de citocinas, es decir, una respuesta inflamatoria en cascada muy importante. “Un punto de interés ahora consiste en averiguar cómo frenar esa cascada de inflamación, dado que en definitiva, aunque exagerada, se trata de una respuesta inflamatoria del organismo contra el virus que necesitamos que se produzca. Lo que tenemos que parar es esa cascada desproporcionada que acaba haciendo más daño que protección”. Para ello, la directora de la agencia explica que hay muchos estudios con interleucina 6 y células mesenquimales, y para el momento de la cascada inflamatoria también se hacen estudios con plasma de convalecientes.

"No se ha producido desabastecimiento; la cantidad de productos en hospital y UCI es suficiente”

Otra función de la Aemps tiene que ver con el suministro de medicamentos, que ha llevado a la agencia a emitir varias notas “incluso antes de entrar en la fase final frenética” en las que instaba a “utilizar los medicamentos bien, y para lo que están indicados, sin dejarnos llevar por noticias o estados de opinión poco fundamentados. Es el caso de la hidroxicloroquina, que junto a los interferones pusimos en distribución controlada, ya que estos medicamentos antiguos tienen una utilidad en las indicaciones para las que están aprobados, y hay pacientes que están en tratamiento crónico con ellos, a los que tenemos que garantizar que siguen recibiendo esta medicación. Después, si hay una hipótesis de que puedan tener utilidad en la enfermedad por Covid-19, hay que testar esa hipótesis en un ensayo clínico”.

Planes de contingencia

Por esta razón, la Aemps ha trabajado para aumentar la producción tanto de antivirales como del resto de medicamentos que se usan en las UCI. “Ya en enero, pedimos a las compañías planes de contingencia para que aumentaran la disponibilidad y capacidad de producción, pensando en aquel momento que la producción en China pudiera afectar a la disponibilidad de medicamentos en España. Cuando llegaron los primeros casos a España se incrementó esta alerta, y cuando aumentó la demanda se publicó una Orden Ministerial en la que se pedía a la industria que notificara sus stocks y planes de producción a diario. La agencia trabaja cada día en un gabinete de seguimiento de los medicamentos de UCI para garantizar que las compañías puedan proveer su distribución equitativa entre las CCAA en función de la necesidad de cada una según la ocupación real de camas de UCI con pacientes sometidos a ventilación mecánica”.

Un ejemplo de esto se ha dado con la producción de cisatracurio, “para el que hemos pedido a las compañías que lo fabrican en España que incrementen su producción”. El resultado es que se ha suministrado diez veces por encima de lo que era su consumo normal. “Hay compañías españolas que fabrican tanto el principio activo como el medicamento finalizado, y en este último caso han puesto tres turnos a trabajar, lo que implica multiplicar por tres su producción, y además han duplicado las líneas. Otras multinacionales con sede y plantas de producción en España, no sólo han incrementado su producción local sino que, además, han traído al mercado español producto de sus filiales en otros países”.

"La industria farmacéutica ha mostrado un disponibilidad y colaboración ejemplares y memorables"

Una acción más en el campo de medicamentos es la autorización de lo que se llama comercialización excepcional para fármacos previamente autorizados y con registro en España, pero que estaban acondicionados para su uso en otros países y con etiquetado en otros idiomas, y que también se han traído para alimentar la demanda española.

“Básicamente, se ha hecho un esfuerzo por incrementar la producción de la mano de la industria farmacéutica, que ha mostrado una disponibilidad y colaboración ejemplares y memorables para garantizar una distribución equitativa a las necesidades, incrementar la importación de medicamentos del extranjero y buscar principio activo en otros países para mantener el stock estratégico en España de algunos medicamentos y ayudar a alimentar la cadena de producción de las empresas que fabrican aquí. No sólo se trata de poner la planta de producción al 300%, sino también de mantener la cadena entera, y esto empieza por las materias primas”.

En este punto, Lamas explica que no han llegado a producirse casos de desabastecimiento, “que era nuestra principal preocupación. Sí ha habido alguna incidencia puntual con azitromicina intravenosa, pero en su lugar ha habido suficiente producto en su presentación oral, que en pacientes que toleran esta vía es equipotente y perfectamente sustitutiva de la intravenosa, y en los que no la toleran se ha podido administrar por sonda nasogástrica. Es decir, se han producido desajustes que se han ido afinando para que los pacientes pudieran tener su medicación, y los profesionales las herramientas para tratarles, asumiendo que la situación de crisis ha supuesto un cambio en las dinámicas de funcionamiento y, por supuesto, mucha más carga de trabajo para todos. En cualquier caso, la disponibilidad en España de medicamentos para pacientes hospitalizados y en UCI es hoy por hoy suficiente”.

Regulación de productos sanitarios

En lo referente a productos sanitarios, Lamas recuerda que ya en enero se evaluó la capacidad productora de mascarillas en España, “cuando temíamos que la epidemia en China podría suponer un problema en la cadena de producción de algunos de nuestros productos”. Poco después, la agencia convocó a todo el sector de mascarillas y emitió la orden que priorizaba su venta a centros sanitarios e impedía la exportación para poder abastecer al mercado nacional.

“A partir de ahí, empezamos a trabajar con muchas iniciativas para aumentar la producción, en algunos casos procedentes de empresas derivadas del textil que ya tenían una estructura parecida a la necesaria para hacer las mascarillas, y a las que hemos guiado sobre las normas que tienen que cumplir para la producción de mascarillas quirúrgicas con la capacidad de protección necesaria en cuanto a fijación bacteriana, respirabilidad o impermeabilidad dependiendo de los tipos de mascarilla, y sobre las condiciones que deben cumplir las instalaciones en las que se fabrican en cuanto a procedimientos, ajuste a la norma de calidad, limpieza y mantenimiento, y también de los trabajadores".

"En definitiva -añade-, tratamos de simular las condiciones normales con las que un fabricante habitual de mascarillas tiene que certificarse con un marcado CE de una forma muy rápida. Publicamos una orden ministerial para dar marco legal a la condición de autorizaciones excepcionales a estos fabricantes", de manera que a principios de abril ya se había concedido una autorización temporal a casi una veintena de empresas.

Las soluciones hidroalcohólicas, por otra parte, son cosméticos o biocidas dependiendo de su composición, lo que implica condiciones regulatorias y requisitos de fabricación distintos. Los biocidas tienen una composición más elevada de producto viricida o bactericida, de manera que su manejo es más peligroso y las instalaciones en las que se producen cumplen unos requisitos más rigurosos que las soluciones hidroalcohólicas llamadas cosméticos.

“Hemos proporcionado guías a empresas de cosméticos para que las soluciones que producen tengan la más alta protección posible frente a bacterias y virus”. Para ello, hemos habilitado a 8 compañías, de las cuales 6 son de cosméticos y 2 de medicamentos, que han puesto sus plantas de producción –en algunos casos destinadas a otro tipo de cosméticos- a fabricar soluciones de bioalcohol mostrando, también en este caso, “una colaboración ejemplar“.

"No es casualidad que a las compañías de tecnología sanitaria habitualmente les lleve años desarrollar un buen producto y ponerlo en el mercado"

Por último, la Aemps ha centralizado acciones específicas canalizadas desde el ministerio y las CCAA a raíz de la proliferación de iniciativas procedentes de desarrolladores de respiradores para soporte y ventilación mecánica invasiva. “Les proporcionamos las condiciones mínimas por las que se puede garantizar la seguridad tanto del paciente en el que se van a emplear como de los pacientes que están en su entorno y de los profesionales sanitarios que los usan, puesto que estos dispositivos, como todo aparato de electromedicina, tienen una radiación electromagnética y son susceptibles de ser afectados por la radiación electromagnética de otros aparatos cercanos. Para ello, se les somete a unos test de seguridad eléctrica y compatibilidad electromagnética, y la prueba en humanos tiene que darse en un contexto de pruebas de concepto dentro de un protocolo de investigación clínica”.

En este sentido, a principios de abril había cinco investigaciones clínicas autorizadas en marcha cuya evaluación se ha ido produciendo de forma “casi inmediata, porque vamos viendo los avances con los desarrolladores a medida que se producen, y el personal técnico del organismo notificado les va orientando sobre los requisitos que tienen que cumplir en cuanto a seguridad eléctrica, funcionalidad, caudal, mantenimiento de presión y compatibilidad electromagnética, de manera que cuando llega la documentación final hay mucho ya evaluado, con lo que estamos siendo verdaderamente ágiles y rápidos”.

“En este caso -concluye Lamas- es importante señalar que son prototipos que no tienen todo el desarrollo de un respirador convencional en la UCI; es decir, no es casualidad que a las compañías de tecnología sanitaria habitualmente les lleve años desarrollar un buen producto y ponerlo en el mercado, pero estos modelos de ventilación mecánica controlada, sencillos y poco ambiciosos, se pueden desarrollar a modo de prototipo, aunque siempre dentro de un protocolo de investigación clínica, dado que su perfil completo de eficacia y seguridad no está bien caracterizado”.

La agencia mantiene sus procedimientos habituales al tiempo que desarrolla y agiliza otros nuevos para responder a la crisis por Covid-19. Off Cristina G. Real Política y Normativa Política y Normativa Off

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