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lunes, 21 de octubre de 2019

La psoriasis amplía y ajusta su arsenal de fármacos biológicos

Las interleucinas son un conjunto de proteínas que actúan como mensajeros químicos a corta distancia y que son sintetizadas principalmente por los leucocitos. Su principal función es la de regular los eventos que atañen a las funciones de estas poblaciones de células del sistema inmunitario. Esta función ha hecho que se convirtieran en una de las dianas para el desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento de la psoriasis en pacientes en los que otras terapias fracasaron.

Primero aparecieron fármacos que bloqueaban la interleucina-17 (IL-17), como secukinumab. Sus resultados fueron muy buenos, pero la investigación ha seguido su avance para mejorarlos y ha puesto la vista en otras interleucinas. En el marco del último congreso de la Academia Europea de Dermatología y Venereología (EADV) celebrado recientemente en Madrid se presentaron nuevos datos del estudio Eclipse. “Este estudio es muy importante porque es el primer cuerpo a cuerpo de dos fármacos que son muy empleados y de los mejores que tenemos en este momento, como son secukinumab y guselkumab. Se han presentado ya datos de estudios de subpoblaciones y también se han revisado los datos de seguridad de este estudio”, explica Lluís Puig, director del departamento de Demartología del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, de Barcelona.

Un mecanismo novedoso

Guselkumab es el primer tratamiento para la psoriasis aprobado en la Unión Europea dirigido selectivamente a la subunidad p19 de la interleucina 23 (IL-23), un impulsor clave en la respuesta inflamatoria inmunitaria de la psoriasis. “La IL-23 es la principal citocina reguladora de la patogenia en la psoriasis. Al inhibirla, se suprimen también mecanismos que son fundamentales para el desarrollo, el mantenimiento y la reactivación de la enfermedad” añade Puig.

El estudio Eclipse, de fase 3, multicéntrico, aleatorizado y de doble ciego, incluyó a más de mil pacientes con psoriasis de placas de moderada a grave y buscaba evaluar la eficacia de uno y otro fármaco tras 48 semanas de tratamiento, mirando qué porcentaje de pacientes lograban una respuesta PASI 90 (Índice de la Severidad del Area de Psoriasis, la herramienta más utilizada para medir su severidad) con respecto al PASI basal. “En este sentido se demostró la superioridad de guselkumab con respecto a secukinumab con casi 15 puntos de diferencia”, precisa Puig.

Ahora se han añadido además datos sobre subpoblaciones en función de la edad, la masa corporal o si habían recibido previamente tratamientos biológicos previos que habían fracasado. “En relación al índice de masa corporal sí que hay una serie de datos que indican superioridad numérica, aunque no estadística para guselkumab, que es un fármaco más moderno. En cualquier caso, este estudio no tenía la potencia para poder hacer una valoración estadística de estas diferencias”, apunta Puig.

Aunque solo ha quedado claramente demostrada la superioridad de guselkumab con respecto a secukinumab en la respuesta PASI 90 a la semana 48, en otros datos hay ligeras diferencias a favor del primero. Se observa, por ejemplo, que secukinumab pierde más pacientes a lo largo del estudio. “Algunas son por falta de eficacia, pero también por otros motivos”, explica Puig, y añade que en otros aspectos las diferencias son al revés. “A la semana 12 quizás hay una pequeña diferencia en cuanto a rapidez del tratamiento que favorece a secukinumab. Pero es una diferencia muy pequeña y a partir de la semana 26 se equipara y después tenemos un descenso progresivo de la tasa de respuesta PASI en los pacientes tratados con secukinumab”.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el efecto a largo plazo de guselkumab, que consigue que hasta un 50% de los pacientes continúen blanqueados hasta seis meses después de suspender el tratamiento. “Estos no son datos de Eclipse, sino de otros estudios, pero resultan interesantes. Se está evaluando si el impacto del bloqueo de IL-23 es diferente al de IL-17 en cuanto a los mecanismos que producen la reactivación. Se han presentado algunos datos que parecen demostrar que hay una mayor regulación de genes cuando se emplea guselkumab que cuando se usa secukinumab relacionados con las células residentes de memoria”.

Escenarios diversos

A pesar de que la mayoría de los datos parecen demostrar cierta superioridad de guselkumab, para Puig el uso de secukinumab todavía está justificado en algunos pacientes. “Por ejemplo, cuando existe artritis psoriásica, pienso que continúa siendo preferible emplear una molécula como secukinumab”. Aunque el experto también señala otros escenarios en los cuales decantarse por guselkumab está más que justificado. “En pacientes con síndrome inflamatorio intestinal o en los que el riesgo de candiadisis no es aceptable, claramente son susceptibles de ser tributarios de guselkumab”.

Puig comenta también que otras ventajas están relacionadas con la frecuencia de la administración, que hace que la sobrecarga de tratamiento sea menor que en el caso de secukinumab o el mantenimiento del efecto a largo plazo, manteniéndose sus resultados incluso cuando se retira el fármaco, que podría tener alguna correlación con la ausencia de efecto sobre las células T reguladoras, que en el caso de secukinumab se ven reducidas. “Hay en marcha diferentes estudios muy interesantes que buscan aclarar las causas de la diferencia de comportamiento de estos dos fármacos”.

Más de un millón de personas en España padecen de psoriasis, una enfermedad crónica que puede resultar muy grave y discapacitante y para la que actualmente no existe ninguna cura. Su impacto mental y físico es comparable al observado en el cáncer, enfermedades del corazón o depresión. Además, se asocia con diversas comorbilidades como la artritis psoriásica, enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva u osteoporosis. Tampoco hay que obviar los problemas sociales que produce, ocasionando exclusión social, discriminación y estigma.

El manejo de esta enfermedad ha cambiado en los últimos años gracias a los avances que han permitido desentrañar cuáles son los mecanismos que se encuentran detrás de esta patología, desarrollándose fármacos cada vez más eficaces y seguros para el control de la enfermedad. En esta línea se enmarca precisamente guselkumab, que supone un avance en los fármacos dirigidos a bloquear la interleucina y cuyos resultados se muestran prometedores.

Cómo atacar la raíz del problema

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria que padece entre el 1 y el 3% de la población. En ella, los linfocitos T se activan de forma indebida, desencadenando multitud de respuestas celulares. Una de éstas es la aceleración del ciclo de vida de las células cutáneas, que se acumulan formando escamas y manchas rojas que causan comezón e incluso dolor. Últimamente se han desarrollado, para pacientes que no respondían a las terapias tradicionales o con artritis psoriásica asociada, medicamentos que alteran el sistema inmunitario y que han demostrado una gran eficacia atacando la causa de la patología.

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