“A finales de esta semana, o en los primeros días de la que viene, si todo va bien”, podría comenzar un nuevo ensayo clínico que, a pesar de la premura, se une a todas las iniciativas científicas que pretenden no dar tregua a los estragos que está produciendo el SARS-CoV-2: tratar a pacientes ingresados en UCI por coronavirus con lo que ya es un medicamento activo, creado y fabricado en España, células madre mesenquimales derivadas de la grasa, conocido genérico como darvadstrocel y autorizado para las fístulas asociadas a la enfermedad de Crohn. Así, lo espera Damián García Olmo, jefe del Departamento de Cirugía General y Digestivo de la Fundación Jiménez Díaz (FJD), de Madrid, uno de los mayores especialistas españoles en terapia celular, que desde su puesto de trabajo en este centro está siendo testigo directo de los desastres -en muchas ocasiones incontrolables, impredecibles e irreversibles- que este nuevo virus origina en el pulmón de la mayoría de los pacientes que requieren ventilación mecánica.
“El nicho son los pacientes intubados en cuyos pulmones se produce una ‘tormenta inflamatoria’ de citocinas que conlleva a una destrucción masiva por imposibilidad de intercambio de gases”, indica García Olmo, cuyo centro- a través del Instituto de Investigación Sanitaria FJD-, es el promotor de este ensayo clínico, y coordinador del mismo junto con Bernat Soria, exministro de Sanidad, catedrático de la Universidad Miguel Hernández y miembro del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica, ambos en Alicante, quien explica que, en estos momentos, el problema más serio es el que se está viviendo en las UCIs.
“El nivel de pacientes que ingresan en ellas es de grado VI, según la OMS. Ese es nuestro ‘target’ inmediato y para ello, partiendo de la positiva experiencia en otras enfermedades inflamatorias, -autorizada por la Agencia Española del Medicamento (Aemps) en este caso-, emplearemos este medicamento activo conocido, las células madre mesenquimales derivadas de tejido adiposo, para un nuevo uso. Partimos de que España es pionera en el mundo en terapia celular, lo que, ‘a priori’, nos coloca en una buena posición de respuesta y que ya han empezado a desarrollar otros grupos internacionales de investigación. Es un movimiento mundial”.
Procedimiento terapéutico
Tras este planteamiento inicial -del que ya existen algunas pequeñas experiencias en China- y en poco más de tres días, García Olmo y Soria movilizaron a la Red Española de Terapia Celular, así como a grupos de investigación de 5 universidades y 8 hospitales de España, y a los que se podrían ir sumando otros progresivamente, para desarrollar un proyecto que ya se ha presentado a la Aemps y que se encuentra en fase de aprobación.
El plan propuesto, señala García Olmo, es inyectar las células madre, fabricadas en las salas blancas hospitalarias, por vía intravenosa, llegar a la aurícula derecha y de ahí, al ventrículo derecho. A través de la arteria pulmonar se distribuirá el fármaco en todo el pulmón.
Si efectivamente la hipótesis planteada en el ensayo clínico es la correcta, “tendríamos que ver una mejoría, en el sentido de que disminuya el tiempo de intubación de los pacientes en las UCIs, como un complemento al resto de tratamientos que se están administrando. Al disminuir la inflamación, el intercambio gaseoso no se vería tan comprometido y las necesidades de ventilación mecánica serían menores, por lo que la mortalidad en UCIs, que en estos momentos es muy elevada y, lamentablemente, desconocida para nosotros, también decrecería. Esta es la hipótesis porque no queremos levantar falsas expectativas y porque también, y más largo plazo, habrá que tener en cuenta todos los factores de respuesta individual”.
De inicio, el grupo español ha planteado a la Aemps la autorización de un estudio piloto muy corto, con 10 pacientes, para comprobar resultados que, en el caso de un estudio realizado en China, concretamente en Wuhan con 7 enfermos ha mostrado efectos positivos y ha dado pie al desarrollo de otros cinco ensayos clínicos en esta ciudad, así como en Sanghai.
“Con el análisis inicial en estos 10 pacientes, y en dos o tres semanas como mucho, se observará si se producen efectos, pudiendo ofrecer así, y de forma precoz, respuestas, porque los pacientes intubados fallecen entre los primeros 20 ó 25 días. Si el ‘interim report’ que podamos realizar en ese momento es favorable, se pasaría ya al tratamiento con 90 pacientes, cuyo consentimiento informado, al encontrarse en una situación crítica, deberá venir por la familia o tutor legal”, explica Soria.
Este catedrático, experto en terapias celulares y acostumbrado a los entresijos del funcionamiento de las administraciones públicas, sabe que este ensayo, como el resto de los que se están planteando en los últimos días, se mueve “en un contexto de emergencia” en el que la ciencia trabaja a contrarreloj en la lucha contra el SARS-CoV-2.
“Estamos ajustándonos, en todo momento, a la normativa y los trámites con la Aemps van rápidos. Mientras que en una situación normalizada el proceso solicitud de un ensayo puede tardar meses, en un contexto de estas características se está intentando resolver en días. Es una situación extraordinaria en la que hay que dar respuestas. Y ello comporta un riesgo que los coordinadores asumimos”.
Compromiso ético con los pacientes
Según Soria, en la práctica, se plantea un ensayo no comercial para buscar más soluciones, que comparte información con diferentes grupos -de la Red Española de Terapia Celular y otros de ámbito internacional-, y en la que trabajan administraciones y científicos, “con toda celeridad. Como médico debo transmitir el compromiso ético con los pacientes, lo que lleva a asumir riesgos que, en otras condiciones, no se asumirían”. No obstante, recalca que los tratamientos que se realizan con esta estirpe celular en otras patologías se han mostrado seguros y recalca otra ventaja: “España es pionera mundial en terapias celulares, hecho muy importante porque si podemos confirmar los datos del estudio inicial con 10 pacientes, el siguiente problema, entre comillas, va a ser la producción de medicamentos celulares y España está en una buena situación de fabricación y producción”.
Grupos estadounidenses de investigación también han planteado, hasta el momento, ocho ensayos con terapia celular, con similar metodología, pero no con las células madre que usaran los grupos en España. Las células madre aprobadas en nuestro país, derivadas de la experiencia de más de 20 años del grupo de García Olmo, están aprobada e indicadas como medicamento antiinflamatorio en enfermedad de Crohn con resultados exitosos.
“En las fístulas secundarias a esta enfermedad, las células madre mesenquimales derivadas de la grasa han reducido esa inflamación, problema central en el sistema pulmonar de los afectados por coronavirus en situación crítica. En todos los intubados en UCIs de larga duración se aprecia un fenómeno de inflamación no clásico; es una ‘tormenta’ inflamatoria que produce destrucción masiva en la membrana del intercambio aéreo, lo que impide la extubación. Este podría ser el ámbito de nuestra actuación, nuestro nicho terapéutico, dentro de una estrategia terápeutica global, que es completamente urgente”, añade García Olmo.
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