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domingo, 28 de octubre de 2018

El 94% de productos de ‘vending’ de colegios incumple las recomendaciones nutrcionales

En ocasiones hay productos con más calorías de las máximas recomendadas. En otros casos, exceso de azúcar, de sal o de grasas. Y, con frecuencia, todo a la vez. Un estudio publicado en Gaceta Sanitaria ha constatado que el 94,5 por ciento de los productos de las máquinas expendedoras instaladas en centros de educación secundaria de Madrid incumple las recomendaciones nutricionales.
El estudio, con datos de 2014 y 2015 de 330 institutos madrileños, seleccionó una muestra representativa de 6 máquinas expendedoras e identificó en ellas 55 productos diferentes.

A partir de su propio etiquetado nutricional se constató que el 94,5 por ciento de los productos ofertados incumplía al menos uno de los criterios nutricionales del Documento de Consenso delSistema Nacional de Salud sobre Alimentación en Centros Educativos, esto es, sobrepasaba las calorías máximas recomendadas por producto (200 kilocalorías por porción), contenía ácidos grasos trans, cafeína o edulcorantes artificiales, o sobrepasaba el 35% de contenido calórico procedente de grasas, el 10% procedente de grasas saturadas, el 30% procedente de azúcares o los 0,5 gramos máximos de sal.

Concretamente, las cifras del estudio apuntan que el mayor grado de incumplimiento se produjo en relación al contenido de azúcares, con un 52,7% de los productos, seguido de las recomendaciones sobre contenido máximo de calorías (47,3% de los productos) y las grasas (45,5 por ciento). Por ello, el estudio concluye recomendando establecer criterios nutricionales de obligado cumplimiento.

Los resultados de este estudio han coincidido en el tiempo con la presentación, en una jornada de debate de Funcas, del estudio catalán que constata una caída del consumo de refrescos tras la implantación de un impuesto a las bebidas azucaradas en Cataluña. Pero llegan también ocho meses (y un cambio de Gobierno) después de que Sanidad descartara una subida de impuestos al azúcar anunciada en Consejo de Ministros. En su lugar se acordó con las patronales de la alimentación, las grandes superficies y la distribución una reducción voluntaria y progresiva del contenido de azúcar, grasas y sal de entre el 5 y el 18 por ciento en más de 3.500 alimentos hasta 2020.

 

Epidemiología comparó el pacto para reducir voluntariamente sal, grasas y azúcar entre un 5% y un 18% hasta 2020 con rebajar de 20 a 17-19 el consumo diario de tabaco en 3 años

Pese a las duras críticas que este acuerdo recibió por parte de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) – que llegó a comparar la rebaja voluntaria con celebrar que un fumador que baje su consumo de 20 cigarrillos a 17-19 cigarrillos al día en tres años”- Felix Lobo, coordinador de Economía y Políticas de Salud de Funcas, explica que “las medidas no tienen por qué ser alternativas, sino complementarias. En su momento, por ejemplo, se acordó una reducción del contenido de sal en el pan que ha sido un éxito. Lo importante en estos acuerdos es que lo hagan todas las empresas”.

En línea semejante se ha expresado Irene Bretón, presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). En su opinión, las políticas iniciadas para reducir la cantidad de sal o de azúcar en determinados alimentos son adecuadas. “Reducir el porcentaje de un ingrediente en un alimento no quiere decir que lo convierta en saludable, sobre todo en alimentos que consideramos que su consumo debe ser ocasional. Pero hay que tener en cuenta los grandes números: ¿es relevante que la población reduzca la presión arterial 4mm Hg? Desde la salud pública sí puede ser y puede reducir el riesgo de ictus. Cualquier medida que haga que la cesta de la compra sea más saludable es muy adecuada, pero siempre acompañado de una educación sanitaria que permita elegir bien los alimentos”.

El imuesto catalán a los refrescos redujo su consumo

“Poner los impuestos a los refrescos es eficaz”. Con estas palabras resume Felix Lobo, coordinador de Economía y Políticas de Salud de Funcas, el resultado de la investigación llevada a cabo en Cataluña para evaluar el impacto del impuesto sobre las bebidas azucarada implantado por esta autonomía en 2017.
El estudio, sobre el que Funcas celebra esta semana una jornada de de bate, fue elaborado por Judit Vall y Guillem López Casasnovas, de la Universidad Pompeu Fabra. En él se analizan los datos de las ventas de refrescos azucarados, refrescos zero/light y aguas embotelladas antes y después del establecimiento en Cataluña (única autonomía que lo ha hecho de momento, en línea con países como Reino Unido, Irlanda o Sudáfrica) del impuesto sobre los refrescos que, desde mayo de 2017, grava con 0,12 euros por litro las bebidas que tengan más de 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros o 0,08 euros en caso de que tengan entre 5 y 8 gramos por cada 100 mililitros. La norma catalana obligaba a repercutir el impuesto en el consumidor, esto es, a subir los precios, para que no fuesen los hipermercados quienes absorbieran el efecto de nuevo gravamen. Con ello, el impuesto catalán implicaba un alza de los precios de entre el 10% y el 20%.


Los resultados preliminares del estudio hechos públicos el pasado abril, apuntaron a un 22 por ciento de reducción en el consumo de refrescos. Ahora, las conclusiones más detalladas muestran una caída del 15 por ciento.“Y lo que es más importante -detalla el estudio- la reducción ha sido mayor en las áreas donde mayor incidencia de la obesidad hay”. Hay que tener en cuenta que tanto el consumo de refrescos como las tasas de obesidad son mayores en las poblaciones de menor renta.
En concreto, se ha observado que parte de esta reducción ha llevado a sustituir refrescos azucarados por refrescos zero/light. En el caso de los evases más grandes, en los que se ha producido la gran caída del consumo, la sustitución de las ventas se ha producido no por refrescos zero/light sino por agua embotellada.
A la luz de estas conclusiones ¿habría entonces que poner impuestos a los refrescos en toda España? Lobo no contesta con rotundidad, pero sí pone sobre la mesa las evidencias: “Lo que sabemos es que los datos de obesidad y sobrepeso en España han vuelto a crecer en la última encuesta. También sabemos que el azúcar aumenta la obesidad. Y sabemos que los impuestos sobre los refrescos azucarados son eficaces para reducir su consumo”.

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