Un 20% de las personas que practican deporte sufren algún tipo de lesión de rodilla a lo largo de su vida. En el caso de los corredores, la de rodilla es la segunda más frecuente, solo por detrás de los daños sufridos en la pierna, según el estudio CinfaSalud Percepción y hábitos de los corredores y corredoras españolas.
Un mal entrenamiento, un calentamiento inadecuado o unas malas zapatillas pueden estar detrás de esta lesión, según Eduardo González Zorzano, responsable del Departamento Científico de Consumer Healthcare de Cinfa. “Si queremos prevenirla –especifica– el entrenamiento debe ser progresivo, constante y periódico, de forma que vayamos aumentando poco a poco nuestro rendimiento. Además, debemos evitar correr por superficies duras y estirar siempre al terminar la actividad deportiva”.
Respecto al calzado, recomienda tener dos pares de zapatillas, que se deben elegir de acuerdo al tipo de pisada, amortiguación y grosor de la suela y en función del peso.
Cuando el daño ya ha aparecido, las rodilleras pueden ser una ayuda, pues “disminuyen las solicitaciones mecánicas excesivas producidas por movimientos incorrectos de la rodilla, y reducen la fragilidad de esta articulación”, dice González Zorzano. Esto hace que se reduzca el dolor y mejore la cicatrización de los ligamentos lesionados, favoreciendo la recuperación funcional de la rodilla. Según el portavoz de Cinfa, su uso se recomienda en personas “que salen de una lesión o que tienen alguna patología leve, que no les impida practicar deporte o mantener su actividad diaria y laboral”.
Ahora bien, hay que saber que hay una gran variedad de rodilleras. Así, las hay con “efecto de inmovilización, estabilización o simplemente con funciones propioceptivas y de mantenimiento del calor en la zona”, afirma.
Las rodilleras confeccionadas con tejidos elásticos “ejercen una acción compresiva y moderada, son transpirables y adecuadas en situaciones de molestias crónicas o de sensación de inestabilidad permanente”, añade. Las de neopreno, en cambio, “aportan calor y son adecuadas en procesos reumáticos o en la prevención en casos de problemas asociados al deporte”, comenta. _
Asimismo, están las rodilleras elásticas “con un efecto propioceptivo que aporta seguridad al paciente” y también con flejes o ballenas laterales o mediales, “que proporcionan una estabilización moderada de la articulación de la rodilla, además de un efecto propioceptivo, lo que favorece la cicatrización de los ligamentos lesionados”.
Recuerda que las rodilleras rotulianas (con un anillo rotuliano generalmente de silicona) son las más conocidas y “permiten estabilizar la articulación de la rodilla, disminuyendo en algunos casos el dolor de algunas enfermedades”.
Tome nota
- Cada kilo de más supone 5 kilos extra de presión sobre la rótula al bajar o subir escaleras.
- Las rodillas sufren menos si los músculos son fuertes y flexibles. La bicicleta o la natación ayudan.
- Calentar antes y estirar al finalizar son prácticas esenciales para reducir el riesgo de lesión.
- El entrenamiento debe ser progresivo y tener una meta, en función de la forma de entrenar.
- Al correr, un error en la postura o en la manera de avanzar o de pisar puede provocar lesiones.
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