Siempre me ha admirado la habilidad que tenemos los médicos para disfrazar con tecnicismos (preferentemente griegos) la propia ignorancia. Nadie puede saberlo todo, por supuesto, y sé bien que en medicina muchas veces el diagnóstico etiopatogénico se nos escapa, pero me refiero a la abundancia de adjetivos elegantes como idiopático, criptogenético, agnogénico, esencial o primario para decir, hablando en plata, que no tenemos ni idea de qué le ocurre al enfermo.
El uso es comprensible, claro. Imagínense una paciente que acude a una consulta privada porque le duelen las rodillas desde hace meses y está preocupada. El especialista, tras una detallada anamnesis y exploración clínica, solicita diversas pruebas complementarias y en la segunda consulta emite su diagnóstico: «gonalgia bilateral crónica de origen criptogenético»; ah, y la factura es de 200 euros. ¿Se imaginan la situación si ese mismo diagnóstico estuviera expresado en lenguaje sencillo (o si la paciente tuviera a mano un diccionario mediqués-español)? Vendría a ser, más o menos, «a usted lo que le pasa es que le duelen las rodillas desde hace meses y no sé por qué; son 200 euros».
Las siglas pueden cumplir también esa misma función eufemística de disfrazar la ignorancia (que no es mala en sí, simple reconocimiento de que desconocemos la causa de algo) con un tecnicismo imponente. Pienso, por ejemplo, en los diagnósticos de FOD (fiebre de origen desconocido), FOI (fiebre de origen indeterminado), FOO (fiebre de origen oscuro) o POD (pirexia de origen desconocido) ante un enfermo que lleva meses con fiebre y se ha hecho ya todo tipo de pruebas, siempre con resultado negativo. O la sigla CNA (causa no aclarada): acude a Urgencias un joven que perdió el conocimiento mientras esperaba en la parada del autobús, y sale tan contento con su electro, sus análisis de sangre, su radiografía… y un diagnóstico de «síncope de CNA».
Y si tiramos de tecnicismos para ocultar la ignorancia, no digamos ya cuando sí conocemos perfectamente la causa de una lesión o una enfermedad, pero no nos apetece explicarla de forma clara y detallada... porque la causa somos nosotros mismos. En casos así es bien útil el adjetivo griego yatrogénico, que significa «causado por el médico, por la medicación o por una intervención médica de intención diagnóstica o terapéutica».
—Mirusté, dotor, es que m’operé la semana pasá de la sinositis y llevo desd’antonces que me sangran las napias ca dos por tres…
—No se preocupe, señora: es una simple «epistaxis yatrogénica»; ya verá como en unos días se le pasa.
Fernando A. Navarro
Los médicos tenemos una increíble habilidad para disfrazar con tecnicismos (preferentemente griegos) la propia ignorancia. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2KaAo17
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