No deberíamos estar en esta situación. Así de tajante se mostraba recientemente en la BBC el Doctor Richard Horton, editor jefe de The Lancet .
Había evidencias desde el 20 de enero que un ente desconocido presentaba transmisión persona a persona. Tarde, quizás, pues ya se expandió fuera de Wuhan y de China.
Invadió el norte de Italia. Vivimos el pánico de nuestro país vecino, sus gritos de auxilio y devastadores testimonios, pero al parecer fue insuficiente.
El primer caso registrado en España data del 31 de enero en La Gomera. El viernes 13 de marzo se anuncia el estado de alarma y, claro, ya estábamos sumergidos en la pandemia.
Se empiezan a ver las primeras quiebras que azotan directamente al sistema sanitario por la cuestionable gestión y planificación de los últimos 10 años
Los centros de salud, centros de atención continuada y los servicios de Urgencias hospitalarias, extra hospitalarias, Cuidados Intensivos y Microbiología, sufren el impacto directo de las ya irreparables consecuencias de una gestión socioeconomicosanitaria cuya eficacia rompió el fino hilo del que pendía.
Todo el eje sanitario se reagrupa en torno a ellos. Cancelación de estancias formativas, reorganización y reagrupación de personal sanitario, aparición de más y más protocolos, nuevos procedimientos administrativos, actualizaciones de los previos, más carga burocrática, nuevos listados de pacientes, guías de competencias, circuitos especiales para patología respiratoria, múltiples sospechas, la aparición de los primeros casos confirmados del coronavirus...
Directa o indirectamente, el mundo gira en torno a él; pero nosotros, los sanitarios, con y contra él; por nuestras gentes, barrios, pueblos y ciudades.
¿Quién cuida a quien nos cuida?
Entre tanta sombra, se comienzan a visualizar las primeras quiebras que azotan directamente al sistema sanitario y, por ende, a la salud de nuestra población, por la más que cuestionable gestión y planificación que llevamos arrastrando los últimos 10 años, al mismo tiempo que se alardea de ser “uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo”. Lo llevamos denunciando muchos años.
Alarmismo social, tardía prevención, falta de personal, mala gestión de material y recursos, escasos medios para fabricar y obtener equipos de protección individual (EPI). Médicos sin protección frente a un virus altamente transmisible. ¿Quién cuida a quien nos cuida?
Pese a todo esto, los médicos internos residentes (MIR), en general, pero sobre todo los de último año, con más experiencia, nos hemos mantenido en primera línea de batalla, desempeñando una labor encomendable, con entrega y dedicación para hacer frente a la emergencia de salud pública que vivimos.
Entre tanto revuelo, el Ministerio de Sanidad adopta una medida que supone una falta de equidad injustificable: se anuncia que directamente se podrá prorrogar el contrato de los MIR de último año, cuando estos últimos están a escasos dos meses de finalizar dicho contrato formativo-laboral y convertirse en médicos especialistas.
Esta decisión afecta a miles y miles de médicos a nivel de todo el territorio nacional, tras 4 o 5 años de experiencia, profesionalidad y servicio al mismo ministerio que nos ataca de esta forma.
¿Por qué estas medidas, ahora, en plena pandemia, y la falta de personal sanitario? Básicamente hay dos motivos
El primero es que nos limitan la libertad y tratan de evitar una fuga de facultativos especialistas recién salidos del horno en busca de mejores condiciones, ocupar otros puestos de trabajo de mayor interés o que se puedan marchar a otras comunidades autónomas. En definitiva, se sigue poniendo en duda la ética de estos profesionales pese a estar dando lo máximo de sí durante esta dura etapa sin precedentes.
El segundo motivo es que le supone un importante ahorro económico al estado. Sí, el mismo que destina a Sanidad únicamente el 4.5% del PIB mientras que, en Alemania, por ejemplo, un 9%. Así les va, así nos va. La economía siempre presente.
¿Y después?
Ustedes, políticos y ministerios, acertaron en muchos aspectos, pero también han errado en las decisiones tomadas para mantener la actividad económica del país. La han antepuesto a la más que necesaria prevención de este virus, que sigue sumando casos positivos entre jóvenes con devoción por sus pacientes, que en sus últimos meses desarrollan y asumen funciones y responsabilidades equiparables a las de un médico especialista.
No desearía jamás estar en su piel en estos momentos, ni siquiera en los meses venideros. Pero pretenden que el escalafón más bajo pague las consecuencias mientras los que dirigen el país -si es que se puede considerar como tal- no son capaces de solidarizarse, dar ejemplo y pactar una rebaja simbólica de su sueldo al mismo tiempo que una parte importante de la ciudadanía está inmersa en ERTEs, bajas labores, despidos improcedentes, crisis de ansiedad y mucha incertidumbre respecto a lo que pasará. No es justo.
Oposiciones y concursos a plaza en suspenso, precariedad laboral, falta de sustitutos y -con razón-, responsabilidades a asumir que desbordan al profesional, la alta carga asistencial de los médicos de atención primaria, la ausencia de libranzas en determinados sectores tras guardias interminables de 17 y 24 horas (cuyo tiempo, además, no cuenta para la jubilación)...
A todo esto le sumamos la llegada de la pandemia, que no ha hecho otra cosa que desvelar la grave crisis sanitaria que anda a sus anchas por áreas rurales, sectores de exclusión, barrios y hospitales.
Señores mandamases, les avisamos. La pandemia internacional asusta y ha detenido a muchos países en seco, sin aviso. Pero atención: tras su paso, deberemos reestablecer el normal funcionamiento del sistema sanitario, actualmente en stand-by, y eso puede llevarnos años, muchos años.
Refuercen sus equipos ahora, dótelos de material apropiado y condiciones dignas, más si cabe en atención primaria, tan maltratada y escasa de recursos. Devuélvanla al eje central de la sanidad y hagan que sus profesionales se sientan orgullosos de comenzar una jornada laboral más, al frente de batallón, a ser posible con más de 5-6 minutos por paciente.
Por ejemplo, el Servicio Murciano de Salud optó principalmente por reforzar los centros de salud, a través de un ejemplar abordaje comunitario, y sin poder cantar victoria, somos de las comunidades autónomas con menor colapso en Urgencias, menor tasa de ingreso en la unidad de cuidados intensivos, menor índice de fallecimiento y esperamos ser de las primeras comunidades en asomarnos a la famosa "meseta" de la curva. En Madrid no pensaron igual.
Aplausos para unos sanitarios en precario
A nuestros vecinos: mil millones de gracias. Pero debemos ser conscientes de que estamos aplaudiendo a nuestros sanitarios mientras que el gobierno nos lleva de la mano de la precariedad, con un alto índice de agotamiento emocional y estrés laboral asociado a unas medidas de prevención ante el coronavirus que llegan tarde a muchos rincones de nuestro país.
Para el Dr. Richard Horton, esta situación ha sido una tragedia potencialmente prevenible. Para el redactor de este artículo, no es más que otra estrategia. El marketing en su estado más puro: como no podemos protegerlos ni dignificarlos, vamos a mandarles aplausos.
Muchas gracias, vecinos: están mostrando una actitud positiva encomiable y que nos refuerza para arrancar una nueva jornada laboral. Ahora somos más y estamos más unidos. Veo al barrio con otro color, con más complicidad.
Quiero recordar también al sector turístico, hostelería, pequeños negocios, empresas, amas de casa, cuidadores principales, trabajadores en las necesidades básicas expuestos al coronavirus y a los autónomos. Estamos con ellos y entendemos vuestra lucha en este periodo de incertidumbre, en una situación sin precedentes. Juntos sumaremos más y mejor. Cuando todo esto pase, no les olvidaremos.
El marketing en su estado más puro: como no podemos protegerlos ni dignificarlos, vamos a mandarles aplausos
Mis tres claves para entender la epidemia:
1. Para estimar el tiempo de cuarentena y confinamiento domiciliario, el lector podría tomar las referencias de la evolución en China, pero con unas medidas preventivas bastante más laxas y tardías. Ellos aún siguen trabajando y el primer caso fue diagnosticado en el mes de diciembre de 2019. Les solicitamos paciencia y tranquilidad.
2. Si el inicio o foco del coronavirus hubiese sido en España y no China, posiblemente el redactor NO estaría escribiendo estas líneas o el lector, interpretándolas.
3. En este momento precisamente y de cara a adoptar las máximas medidas de prevención posible, todos somos sospechosos de estar infectados o ser portadores del coronavirus. Respeten la cuarentena, cuidemos de los más vulnerables.
Mientras tanto, en Murcia hay más de 1.000 casos y España suma la escalofriante cifra de más de 130.000 casos infectados, a los que se le ha realizado el test. De ellos, aproximadamente un 15% son sanitarios, que abandonan nuestras filas, con suerte, únicamente durante 2 semanas.
¿Se imaginan cuántos casos puede haber realmente? Es importante recordar el crecimiento exponencial en la transmisión de este virus y por ende, en el número de casos, que se multiplica progresivamente.
Mis respetos, solidaridad y máximo ánimo a los familiares de los más de 12.000 fallecidos en nuestro país, especialmente a aquella población más vulnerable, que lo dio todo por nuestra generación.
Estamos juntos. No tengan duda: yo me quedo hasta el final. Ustedes quédense en casa.
Y no, esta vez no nos callarán.
#NiUnDíaMas #NiUnTestMenos #YoSíSoyEspecialista
Dr. Alberto Kramer R.
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