Para que la atención al paciente de centros residenciales se pueda hacer con garantías, "es necesario que los profesionales adopten un enfoque multidisciplinar que les permita hacer una valoración correcta de cada caso, así como trazar un plan terapéutico individualizado. Este plan debe incluir la atención tanto al paciente como a sus familiares, teniendo en cuenta sus preferencias, prioridades, creencias y valores", según concluye un documento elaborado por expertos de la Cátedra de Cuidados Paliativos de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), el Instituto Catalán de Oncología y la Cátedra de Bioética - Fundación Grífols, de la misma universidad. Las recomendaciones cuentan con el consenso y el visto bueno del Programa de Atención Integrada Social y Sanitaria de la Generalitat así como de diversas asociaciones, colegios profesionales, sociedades científicas y comités de ética y bioética.
Según informa la UVic-UCC, "los cuidados paliativos ofrecen la atención que, por derecho, merecen las personas que sufren una enfermedad crónica avanzada o que se encuentran en situación de final de vida. Este tipo de atención pasa por promover la calidad de vida del paciente y de sus familiares, procurando disminuir el sufrimiento asociado al proceso de muerte, ya sea de tipo físico, psicoemocional o espiritual. Esta atención, totalmente integrada en el actual sistema sanitario catalán, se ha visto alterada a raíz de la situación actual de emergencia sanitaria por Covid-19, que ha tenido un impacto especial en personas de edad avanzada o con patologías previas y que ha entrado de lleno en los entornos residenciales".
En este contexto, dos cátedras han elaborado un documento de recomendaciones para la toma de decisiones éticas y clínicas de los profesionales sanitarios en residencias titulado: Recomendaciones éticas y asistenciales para la atención a residencias en el contexto Covid-19". Lo firman Xavier Gómez-Batiste, director de la Cátedra de Cuidados Paliativos; su director adjunto, Jordi Amblàs; la directora de la Cátedra de Bioética y de la Fundación Grífols, Núria Terribas; Anna Casellas-Grau, profesora de la UVic-UCC e investigadora en el ICO; Xavier Costa, profesor de la Facultad de Medicina; Begoña Roman, presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales de Cataluña; y Marina Geli, coordinadora del Centro de Estudios Sanitarios y Sociales (CESS) de la UVic-UCC y ex consejera de Salud de la Generalitat de Cataluña.
El conjunto de recomendaciones también se ha cerrado con la colaboración de varios profesionales y con el consenso y el apoyo de diversas instituciones del sector: el Programa de Atención Integrada Social y Sanitaria (PAISS) de la Generalidad de Cataluña, el Asociación Catalana de residencias asistidas (ACRA), los colegios profesionales de cuatro sectores (medicina, enfermería, psicología y trabajo social), las sociedades científicas de Cuidados Paliativos, de Geriatría, y de Medicina Familiar y Comunitaria, y el presidente del Comité de Bioética de Cataluña.
Un enfoque multidisciplinar
En este documento, los expertos recogen y describen las acciones a implementar para ofrecer una atención de calidad a las personas que lo necesiten y a sus familias en el contexto de emergencia sanitaria en la que nos encontramos. "La situación derivada de la pandemia afecta de manera específica los centros residenciales para la vulnerabilidad de las personas acogidas, la limitación de recursos y la presión del resto de ámbitos del sistema, así como por el impacto sobre los profesionales, que ven agravada una situación ya tradicionalmente difícil en cuanto a recursos ", dice Gómez-Batiste.
Teniendo en cuenta esta realidad, el documento "pretende facilitar herramientas para la toma de decisiones en el contexto actual de crisis, con limitación de recursos internos y del entorno", explica Núria Terribas. Por ello establece los criterios para la toma de decisiones asistenciales, los cuidados paliativos necesarios, los criterios a aplicar en caso de traslados, el apoyo que debe recibir el equipo profesional y la coordinación con los recursos del territorio, entre otros. Su elaboración, añade Terribas, "se ha hecho a partir del respeto por las personas atendidas y el reconocimiento a los profesionales sanitarios y sociales que los atienden con compromiso, implicación y dedicación".
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