El médico general nicaragüense José Ricardo Pineda ha estado en Madrid tras participar en el III Congreso de Cooperación Internacional, organizado por la Organización Médica Colegial (OMC), que se ha celebrado en Santiago de Compostela. Allí, Pineda ha explicado la crisis humanitaria y la vulneración de los derechos humanos que está sufriendo Nicaragua y los motivos que le han llevado a exiliarse en Costa Rica.
PREGUNTA. ¿Qué han supuesto las protestas en Nicaragua para los médicos?
RESPUESTA. Hay un momento para los médicos que es crucial: el 20 de abril un niño de 15 años fue herido en el cuello por un francotirador y cuando fue llevado al hospital le negaron la atención. El personal de seguridad del centro consultó para no dejarle entrar -ahora dicen que fue una decisión personal del guardia-. Este es un ejemplo, pero fue sistemático. En todo el sistema de salud se rechazó la atención. Todos los hospitales fueron ocupados por fuerzas paramilitares y desde allí disparaban a la gente que protestaba… El pueblo entero se levantó. Los médicos nos dimos cuenta de que estábamos ante una masacre y ante una catástrofe sanitaria que no podía ser resuelta en los hospitales estatales porque no prestaban atención.
P. ¿Dónde comenzaron a atender los profesionales al ver que en los hospitales no se podía?
R. Nos fuimos a donde se pudiera atender, sobre todo a las iglesias. Inicialmente tuvimos un puesto médico en la catedral, que fue atacada, al igual que los puestos de la iglesia de Masatepe, de León, y la de la Divina Misericordia…
José Pineda: “Los médicos fueron de forma espontánea demostrando la vocación y el humanismo”
P. Usted estuvo en la Iglesia de Jesús de la Divina Misericordia.
R. Sí, era un puesto médico y fue atacado. Salimos a la calle a atender a los heridos…, pero también a la población porque al estar cerrados los hospitales había diabéticos, hipertensos, etc. que acudían a recibir nuestra atención. Fue de forma espontánea, yo no sé quién estaba en Masaya, o en Granada, pero los médicos acudieron de una forma que demuestra la vocación y el humanismo. Cada uno hizo lo que pudo con lo que tenía a mano. A mí nadie me dijo que fuera donde fui; lo hice porque vi que había una necesidad.
P. ¿Los médicos hospitalarios también salieron?
R. En algunos hospitales, como en el de León, uno de los más antiguos y el centro docente por excelencia, anunciaron por Facebook diciendo que iban a atender a todo el mundo porque ellos se debían a la población. Los médicos que realizaron asistencia fueron despedidos y acusados de terroristas.
P. ¿Quién está realizando ahora la asistencia en Nicaragua?
R. Quedan algunos con pocos recursos. Por ejemplo, en el Hospital de León estaban estudiando el caso de un niño con dengue y neumonía. No hay pediatra, no hay infectólogopediatra, no hay neumólogopediatra y tuvo que ser atendido por un internista. El niño falleció y se está analizando si esa muerte es imputable a la dictadura, porque todos los profesionales que deberían estar atendiendo al niño fueron despedidos.
P. ¿Esos médicos han sido encarcelados, siguen allí o han huido?
R. Hay gente que anda escondida, otros exiliados… Es un personal que no van a sustituir, así que obviamente el primer impacto recae en la calidad de la atención.Para nosotros los médicos el impacto es que, de repente, estás sin ningún proyecto de vida. En Costa Rica hay un grupo grande de médicos sin trabajo, sin ingresos y con condiciones de vida precarias, sobre todo porque el Colegio de Médicos de Costa Rica ni siquiera permite una incorporación parcial. ¿Qué sabe hacer un médico que tiene 30 años de ejercicio? La Medicina es tan demandante que sólo te permite aprender eso. Ahora el régimen de Ortega está persiguiendo a las familias. Hace unos días secuestraron a Dayrin Ruiz, la esposa de un médico. Ni siquiera hay orden de captura o una orden judicial ni nada formal. Se la llevaron porque se la podían llevar.
¿Qué sabe hacer un médico que tiene 30 años de ejercicio? La Medicina es tan demandante que sólo te permite aprender eso
P. Después de la asistencia a los heridos en la Divina Misericordia fue cuando se emitió una orden de ‘Se Busca’ contra usted.
R. Sí… Creo que algunas veces pagamos la novatada… Alguien de Colombia me pidió ese día un vídeo para circularlo y yo le mandé, en mi analfabetismo digital, un vídeo por whatsapp. Hoy usted no manda un vídeo a un país sino a las redes y se convierte en mundial. Yo mandé el vídeo y en media hora me estaban atacando en Managua con mi vídeo, comenzaron a decir cantidad de cosas y después empezaron a circular mensajes con una recompensa por mi persona. Eso hacía imperativo que me fuera. No me arrepiento de haber ido a atender a los muchachos, pero probablemente sin ese vídeo no hubiera sido tan evidente que yo era el médico que estaba en la iglesia.
“No me arrepiento de haber ido a atender a los muchachos pero sin ese vídeo no habría constancia de que yo era el médico que estaba en la iglesia”
P. Así llegó a Costa Rica.
R. Salí a la clandestinidad pero lo pensé muy bien. Me fui a Costa Rica para seguir pasando consulta porque allí iba la mayor cantidad de exiliados. Hemos atendido a muchos pacientes, a muchos heridos y seguimos apoyando a la población que está protestando.
P. Entonces, ¿puede trabajar en Costa Rica?
R. No trabajo para nadie sino que si llegan nicaragüenses heridos o con una fractura nosotros ubicamos a estas personas. Llegan a uno por confianza y actuamos como facilitadores y les llevamos a los médicos de Costa Rica. En Costa Rica hay una paranoia total, la gente tiene miedo de que los orteguistas les sigan hasta allí.
P. ¿En Nicaragua se ha convertido la asistencia en un objetivo militar como en otros países?
R. Desde el primer día. El 20 de abril cerraron los hospitales y empezaron a perseguirnos al ver que los médicos seguíamos atendiendo. Han disparado a matar , han atacado a los médicos a propósito y han ocultado su rastro.
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