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domingo, 31 de marzo de 2019

Semillas de braquiterapia localizan lesión no palpable de mama

En los últimos años se ha producido un importante aumento de pacientes que desarrollan tumores no palpables de mama con indicación quirúrgica. “Hasta hace unos años la única herramienta disponible para localizar dichas lesiones durante la cirugía era la colocación de una guía metálica (arpón) en la lesión. Ésta se coloca bajo control radiológico, horas antes de la intervención, marcando el tumor para que posteriormente el cirujano siga su trayecto localizando la lesión”, explica Teresa Cambil, especialista en Medicina Nuclear del Hospital Virgen Macarena, de Sevilla.

Se trata de una técnica muy efectiva, con una tasa de localización del tumor del 100%, pero su principal inconveniente es la alta frecuencia de extirpaciones incompletas, que requieren una ampliación de los márgenes durante la cirugía e incluso a veces una segunda intervención.

“Además, al tener que seguir el trayecto de la guía metálica para llegar a la lesión, el abordaje quirúrgico puede provocar resultados no estéticos y/o resecciones de mayor tejido mamario del deseado. Por otro lado, resulta incómodo para la paciente, requiere de un radiólogo que lo coloque el mismo día de la cirugía y existe el riesgo de que el arpón pueda desplazarse”.

Marcador radiactivo

Desde 1998, con la introducción de radioisótopos para la localización intraoperatoria de estas lesiones de mama no palpables, se han solventado, en parte, los problemas que ocasiona el arpón mediante una técnica denominada ROLL (Localización Radioguiada de Lesiones Ocultas) y que llevan a cabo los especialistas del Servicio de Medicina Nuclear.

Para la aplicación del método ROLL se administra un radiofármaco dentro de la lesión bajo control ecográfico o radiológico horas previas a la realización de la cirugía. Posteriormente, durante la intervención, utilizando una sonda gamma y una gammacámara portátil, se localiza el tumor. Según esta especialista, “uno de los inconvenientes de la técnica es su menor efectividad cuando se trata de microcalcificaciones o lesiones no visibles en ecografía, así como la posibilidad de contaminación durante la administración del radiofármaco en el Servicio de Radiodiagnóstico”.

La semilla se coloca bajo control radiológico en el tumor o la lesión que hay que extirpar. La ventaja: no debe ser el mismo día o el día previo a la cirugía

A partir de aquí surgió la idea de utilizar semillas de 125-I para localizar estas lesiones en la mama mediante la técnica denominada Radiactive seed localisation (RSL). Se trata de un marcador radioactivo (mide 4 mm) con una cubierta de titanio y en su interior contiene 125-I. Estas semillas son las que se utilizan habitualmente para realizar braquiterapia en el cáncer de próstata y en algunos tumores oculares, pero con muy baja actividad y sin efecto terapéutico.

“La semilla se coloca bajo control radiológico en el tumor o la lesión que se quiere extirpar, con la ventaja de que no hace falta que sea el mismo día o el día previo a la intervención, lo que permite una flexibilidad en la programación de la cirugía y en la organización del Servicio de Radiodiagnóstico”, expone Cambil. Además, la paciente no va a sufrir las incomodidades debidas al arpón y no existe el peligro de que éste se desplace.

Rescate de ganglios

Paola Fernández, Beatriz Bascuas, Gema del Estad, Manuela Molina, Teresa Cambil, Rosa Abalat, Soledad Gómez y José Antonio Terrón.

Paola Fernández, Beatriz Bascuas, Gema del Estad, Manuela Molina, Teresa Cambil, Rosa Abalat, Soledad Gómez y José Antonio Terrón.

Posteriormente, el día de la intervención, con la ayuda de las herramientas que habitualmente se utilizan para la cirugía radioguiada (sonda gamma y gammacámara portátil), el médico nuclear, antes de comenzar la cirugía, localiza la actividad de la semilla y, por lo tanto, dónde se encuentra el tumor, permitiendo al cirujano programar y realizar la incisión más óptima, tanto para obtener un buen resultado estético como para extirpar el menor tejido mamario necesario.

“Otra indicación en la que estamos utilizando las semillas de 125-I -destaca la especialista- es en el rescate de ganglios linfáticos que tenían metástasis en el diagnóstico y que, tras el tratamiento con quimioterapia neoadyuvante”, se negativizan en las pruebas de imagen, para poder realizar así la biopsia selectiva de ganglio centinela (BSGC) de forma segura.

Los resultados de la BSGC son muy buenos en las pacientes que no tienen afectación de los ganglios, tanto si se van a intervenir como si van a recibir quimioterapia antes de la intervención, en neoadyuvancia. Sin embargo, no ocurre lo mismo en las pacientes con ganglios inicialmente afectados que se negativizan tras la neoadyvuvancia. “Esto se debe, según la experta, a que en un 12,6% de las ocasiones se confunde el ganglio centinela con el que no lo es, realizando un diagnóstico erróneo”.

Se calcula que en entre el 40-60% de los casos los ganglios responden a quimioterapia, lo que hace innecesaria la linfadenectomía

Hasta ahora, a estas pacientes, por seguridad, había que extirparles todos los ganglios de la axila, lo que implicaba una linfadenectomía. Sin embargo, en un 40-60% de los casos los ganglios responden a la quimioterapia, por lo que es innecesaria esa intervención.

“El marcaje del o de los ganglios afectados (menos de dos) antes de iniciar la neoadyuvancia permitirá identificarlos cuando tras ésta, en la ecografía, se vean normales. Para ello, se coloca un clip metálico en estos ganglios antes de comenzar el tratamiento y, posteriormente, cuando éste termina y la paciente se va a intervenir, se deposita la semilla de 125I en dichos ganglios, para extirparlos durante la cirugía”. A esta técnica se le denomina Marking the Axillary lymph Node with Radioactive iodine-125 Seed (MARI).

Coordinación de equipos

La extirpación del ganglio inicialmente afectado de forma simultánea con el o los ganglios centinelas hace segura la BSGC en este tipo de pacientes, evitando numerosas linfadenectomías. “Se trata de un procedimiento multidisciplinar en el que participan los servicios de medicina nuclear, radiodiagnóstico, cirugía de mama, radiofísica y anatomía patológica, todos perfectamente coordinados”, explica Cambil.

La principal ventaja que han encontrado los especialistas en el Hospital Universitario Virgen Macarena se deriva de la larga trayectoria en cirugía radioguiada, lo que ha acortado mucho la curva de aprendizaje y facilitado la relación entre los distintos servicios para su correcta coordinación, que es sin duda el capítulo más complejo de este procedimiento.

Desde el punto de vista de la radioprotección, esta metodología es segura para la paciente y no necesita normas de protección radiológicas en el domicilio. Por último, los profesionales destacan que no es una prueba costosa, ya que la semillas de 125-I que se utilizan son aquellas fuera de uso en braquiterapia oftálmica que por su decaimiento a niveles de baja actividad no son útiles para fines terapéuticos.

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