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domingo, 5 de abril de 2020

"Compramos 10 millones más de vacunas de la gripe A de las que se usaron: no me arrepiento"

Política y Normativa
lauraibanes
06/ 04 / 2020
José Martínez Olmos, ex secretario general de Sanidad
José Martínez Olmos, ex secretario general de Sanidad.
José Martínez Olmos, ex secretario general de Sanidad.

Desde que se produjeron las transferencias sanitarias a las autonomías, el Ministerio de Sanidad es un ministerio poco apetecible, donde escasea el presupuesto y abundan los incendios mediáticos. Probablemente por eso la esperanza de vida de los ministros de Sanidad es tan corta, de apenas año y medio en el cargo. 

Los ministros se queman rápido de la mano de crisis de salud pública que les llevan inesperadamente a los grandes titulares de la prensa generalista y les exponen al vapuleo mediático y social con una intensidad y carga emotiva difícil de imaginar en cualquier ámbito diferente al de la salud. 

Ninguna ha sido comparable hasta ahora a la que España y el mundo entero vive en este momento con la pandemia de coronavirus, pero prácticamente todos cuantos han pasado por el Ministerio de Sanidad han tenido su propio quebradero de cabeza en materia de salud pública: en los sesenta fueron los efectos adversos de la talidomida, en los ochenta el aceite de colza, el despertar del sida y los contagios de hepatitis C; en los noventa, las vacas locas, y con el nuevo milenio una sucesión del SARS, la gripe aviar, la gripe A, el Ébola y el Zika hasta llegar al coronavirus. 

Todos los gobiernos se han enfrentado a crisis sanitarias, desde la irrupción del sida al aceite de colza, la gripe A o el Ébola, pero ningua de esta magnitud

En ninguna de aquellas crisis sanitarias -ni siquiera en la actual hace apenas 20 días-,  la sociedad atinaba a pensar en las portadas de los grandes periódicos generalistas hablando de colapso en el sistema sanitario, de UCI desbordadas, de hospitales de campaña, de morgues improvisadas, de sanitarios enfundados en bolsas de basura y armados con gafas de bucear y papel de cocina dispuestos a afrontar lo que hasta ahora sólo han sido malas noticias… ¿O tal vez sí? 

El comportamiento impredecible de los virus y de la propia sociedad hacen la toma de decisiones en el despertar de una epidemia muy complicada. 

Lo sabe bien José Martínez Olmos. El que fuera secretario general de Sanidad durante la crisis de la gripe A que afrontó la ministra socialista Trinidad Jiménez apenas diez días después de jurar su cargo fue acusado durante años de sobreactuar en la crisis de la gripe A generando gastos innecesarios en la compra de las vacunas y de los antivirales.

PREGUNTA. Se está acusando al Gobierno de haberse tomado con demasiada calma la amenaza del coronavirus en los primeros momentos. A usted se le acusó de lo contrario, de sobreactuar en la gripe A. ¿Dónde está el término medio entre no crear alarma y no quedarse corto?

RESPUESTA. En epidemiología la norma es actuar sobre la base de lo que está ocurriendo en el momento.Y en el momento no sabíamos si el virus de la gripe A iba a ser más o menos virulento. Afortunadamente no lo fue, pero pudo haberlo sido. Con el coronavirus tampoco se podían matar moscas a cañonazos; como con cualquier otra epidemia, ocurre lo mismo, se actúa sobre lo que ocurre en el momento y se juzga después. La cuestión nunca es si el sistema sanitario está colapsado o no, la cuestión es si realmente había opciones de evitar el colapso”.

 

"Había mucha presión social, todos querían ser grupos de riesgo para vacunarse”

P. Mirando atrás, ¿se arrepiente de cómo se actuó en la gripe A? ¿Se excedieron? 

R. Compramos vacunas para el número de personas que se consideraron grupos de riesgo según criterios técnicos, más o menos unos 13 millones de personas, y sólo se vacunaron 3 millones. Sí, hubo 10 millones de vacunas que compramos y no se utilizaron. Y volvería a comprarlas. No me arrepiento. Además, nosotros compramos sólo una dosis y para los grupos de riesgo, mientras que otros países optaron por comprar para toda la población y dos dosis. Actuamos siendo de los países más prudentes y conforme a lo que se sabía en ese momento”.

P. Si siempre se juega con esa alta incertidumbre, ¿qué es lo que marca el éxito o el fracaso en la gestión de una crisis de salud pública?

R. Lo importante es la fortaleza institucional y la adecuada comunicación, porque la población también reacciona de modo diferente según sea la comunicación que se haga del problema. Pensemos, por ejemplo, en la gestión de la crisis del Ébola. El Gobierno tuvo que meter al frente a Fernando Simón para dar credibilidad a la gestión que se estaba haciendo de la crisis porque hubo un momento en el que Ana Mato (la ministra entonces) no tenía ninguna credibilidad. 

"No sólo hay que hablar bien a cámara, también hay que ser coherente y no contradictorio"

En la gestión de las alertas es importantísimo saber comunicar y con eso me refiero no sólo a hablar bien ante la cámara sino, sobre todo, a no dar mensajes contradictorios. Y en el caso del Ébola el problema por ejemplo venía de inicio por la decisión en sí de traer al paciente a España. ¿Por qué se traía a ese paciente y no a otros tantos que tampoco tienen cura de otras enfermedades o que están en otros países? Esa decisión no se explicó y faltó ese debate. Y luego estuvo la forma en la que se comunicó el contagio, aquella forma… y toda la alarma que inevitablemente produjo.

P. Acaba de publicar el libro Generar confianza en una crisis: ¿es posible?, dedicado a la comunicación en momentos de crisis sanitarias. Junto a la comunicación del Ébola, ¿qué otros errores recuerda?

R. La declaración de alerta de la Organización Mundial de la Salud por la gripe A. Yo era secretario general de Sanidad en aquel momento. Recuerdo que iba en el AVE camino de Córdoba para pasar el fin de semana allí cuando me enteré de la declaración de la alerta porque lo leí en los medios de comunicación. Según llegué a Córdoba cogí un tren de vuelta a Madrid y menos de 24 horas después se conoció en España el primer caso de gripe A. No es de recibo una política de comunicación de la OMS semejante. 

P. Es de suponer que tampoco ayuda a una comunicación creíble el aluvión de redes sociales, fake news y la multiplicidad de canales de información y voces.

R. Las noticias falsas generan desconfianza y miedo. La desconfianza puede venir de las redes sociales y de bulos o de preguntas sin resolver. En un momento dado, por ejemplo, durante la gripe A la credibilidad de la OMS quedó empañada por las denuncias sobre la supuesta relación de algunos funcionarios con la industria. Si la comunicación es transparente no se cuestiona. Lo importante es que no quede una sola pregunta sin contestar. 

"La oms lo hizo mal: me enteré de la declaración de alerta en la gripe a por la prensa”

P. Con cierta frecuencia se achaca a los medios de comunicación que buscan culpables de las crisis sanitarias antes de que llegue el momento adecuado para la exigencia de responsabilidades, que lo hacen cuando el problema sanitario todavía está vivo y lo importante es atajarlo. ¿Sintió esa falta de responsabilidad de los medios durante la crisis de la gripe A? ¿La siente hoy?  

R. Durante la gripe A hicimos un esfuerzo de comunicación importantísimo, tanto para no dejar preguntas sin responder como para informar periódicamente y para ser accesibles a los medios de comunicación. Creo que ahora también se está haciendo ese esfuerzo. Y creo que los medios son conscientes de la trascendencia de los mensajes que lanzan durante una crisis sanitaria y que se comportan en general con esa responsabilidad. 

P. ¿Qué fue lo que le resultó más difícil en la gestión de la crisis de la gripe A? ¿La negociación de los precios con los laboratorios, la presión mediática o la coordinación con las autonomías?

R. Las autonomías se comportaron perfectamente y sin grandes discusiones políticas. Resultó difícil disponer de información clínica solvente y, sobre todo, la presión social de todos los grupos de riesgo. En un primer momento todos querían ser considerados grupo de riesgo para para ser vacunados. Recibíamos cartas de todo tipo de colectivos, desde los taxistas a los funcionarios de Correos.

P. Algo semejante a lo que está ocurriendo en este momento entre los colectivos que reclaman equipos de protección.

R. En aquel momento afortunadamente disponíamos de una vacuna y todos querían ser vacunados. Ponderar esa presión social no es fácil. Luego ocurrió lo contrario, surgieron dudas sobre el daño de las vacunas y hubo un rechazo. Al final, la confianza en las instituciones y la comunicación es lo que lo marca todo.

¿Ha errado España con  la Covid19?

Esta pandemia está superando todas las previsiones y nos enfrenta a una situación inédita en los últimos 100 años en los que no hay un precedente que haya obligado a los gobiernos de todo el mundo a paralizar la actividad social y económica ni que haya sobrepasado los sistemas de salud. Desde el punto de vista de las decisiones sanitarias en España hay que señalar que hasta la declaración del Estado de Alarma todo lo hecho ha sido acordado por unanimidad en el Consejo Interterritorial del SNS. Queda aún mucho por valorar y debe haber un debate intenso y sereno

El ex secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, analiza la gestión del coronavirus recordando los errores y aciertos de otras crisis de salud pública que han azotado a España, como la gripe A o el Ébola. coronavirus Off Laura G. Ibañes Off

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