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jueves, 2 de abril de 2020

La proteína s de la corona del virus, base de una potencial vacuna

Inmunología
carmenfernandez
02/ 04 / 2020
Un equipo multicéntrico catalán trabaja en ello con recursos propios
Joaquim Segalés.
Joaquim Segalés.

No hay tiempo que perder en plena pandemia por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) y un equipo formado por científicos del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA-CReSA) y la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el Instituto de Investigación del Sida-IrsiCaixa y el Barcelona Supercomputing Center (BSC), se ha sumado a la lucha de otros investigadores nacionales e internacionales para desarrollar rápidamente antivíricos y una vacuna frente al nuevo virus. Inicialmente este equipo realizará sus estudios con sus propios recursos, a la espera de lograr ayuda pública así como también privada, dado que ya cuentan con el interés del grupo Grífols.

“En el IRTA-CReSA llevamos trabajando con coronavirus zoonóticos hace más de seis años, concretamente con el MERS, y al recibir una llamada de IrsiCaixa y viendo la evolución de la situación mundial con el nuevo coronavirus, decidimos presentar urgentemente una solicitud de un proyecto en la convocatoria de CaixaSalut”, explica Joaquim Segalés, investigador del IRTA-CReSA y catedrático de la UAB. La solicitud del proyecto se elaboró bajo una gran presión, dado que la fecha límite de la convocatoria expiraba en una semana. El proyecto está concebido para que los tres socios (IRTA-CReSA, IrsiCaixa y BSC) vayan a partes iguales en todo lo que se pueda generar de propiedad intelectual.

El hecho de que el grupo Grífols haya mostrado interés en cofinanciar el proyecto es un aval a la viabilidad del proyecto, pero también añade una responsabilidad y presión para que la investigación se realice de forma más rápida.

La vacuna que este equipo pretende desarrollar está basada en la proteína S que recubre el nuevo coronavirus y que le da la imagen de una corona a través de la microscopia electrónica, al igual que a todos los miembros de la familia de los coronavirus. De hecho, el grupo del IRTA-CReSA, junto con científicos estadounidenses, del Laboratorio Nacional de Galveston y el Centro Médico de la Universidad de Texas, ya identificó recientemente la región concreta de esa proteína que podría ser utilizada como un producto vacunal.

El científico explica que esa proteína S interacciona con la proteína AC2 de la superficie de la células animales y humanas causando en ellas la infección (a partir de ahí empieza a multiplicarse y a iniciar su invasión de otras células y así diseminarse por el aparato respiratorio).

Modelo animal previo

De cara a desarrollar una vacuna eficaz, la proteína S vacunal servirá para ser expuesta al sistema inmune y que este pueda reconocer el virus, generar protección y actuar en contra de él en caso de infección. No obstante, para demostrar que un producto vacunal funciona se necesita un modelo animal que permita confirmar su especificidad, seguridad y eficacia, antes de probarla en personas. Ahí es donde participarán activamente Segalés y su equipo, que gracias a sus estudios previos sobre el SARS-CoV-2 ya identificó el potencial de la gineta y el pollo de corral como potenciales animales susceptibles a la infección. “No obstante, estos datos se han generado a través de predicciones informáticas, con lo que la susceptibilidad de la gineta y el pollo hay que demostrarla, algo que aún no se ha hecho”, apunta. De esa demostración depende la obtención de un modelo animal válido para desarrollar la vacuna. Su equipo ya elaboró modelos animales para el MERS, así que domina bien la metodología necesaria para su desarrollo.

En manos del IrsiCaixa

Explica Segalés que trabajan a mucha velocidad: “En el nuevo proyecto ya estamos trabajando en la parte de desarrollo de modelos animales y  el diseño de la vacuna y productos antivíricos está en manos del IrsiCaixa y el Barcelona Supercomputing Center”. Para el desarrollo de los modelos animales disponen de un espacio adecuado donde hacerlo, con garantías de seguridad: en el edificio del campus de la diUAB donde el IRTA-CReSA dispone de laboratorios y animalario con bioseguridad de nivel 3 para trabajar en condiciones de máxima seguridad con este coronavirus. En aras de acelerar su ejecución, están iniciando el proceso para contratar personal investigador y técnico de refuerzo.

“El proyecto original está planteado para realizarse durante tres años, pero la cofinanciación con la empresa privada debería poder lograrlo en mucho menos tiempo”, dice Segalés. A su juicio, pensar en disponer de una vacuna de ese tipo antes de un año y medio no es realista, pero sí ve posible que en breve esté disponible alguna terapia antivírica que a nivel molecular logre disminuir la capacidad del virus de infectar, algo en lo que ya están trabajando otros laboratorios farmacéuticos.

Segalés también participa en el proyecto de Laura Lechuga (ver pág. 45) para desarrollar un test rápido y barato: “Aportaremos muestras de distintas cepas de coronavirus alpha y beta para validar el análisis del biosensor. Ello tendrá suma importancia en la detección rápida de coronavirus a bajo coste de posibles reservorios, aspecto crucial en epidemias”.

IRTA-CReSA, UAB, IrsiCaixa y BSC de Barcelona se han lanzado a trabajar juntos a destajo y, por ahora, con recursos propios, para lograr inmunizar contra el SARS-CoV-2. coronavirus Off Carmen Fernández. Barcelona Medicina Preventiva y Salud Pública Off

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