Comenzaba el mes de abril con el presidente estadounidense Donald Trump cumpliendo su promesa de imponer nuevos aranceles más elevados a los socios comerciales del país durante un evento en la Casa Blanca con la escenificación propia del Día de la Liberación, tal como lo denominó el propio Trump. Prácticamente un mes después, casi nadie tiene claro a qué aranceles tendrá que hacer frente; si a los planos unilaterales del 10% de manera global; a los recíprocos, calculados por la Administración norteamericana en función de su balanza comercial con los distintos países o regiones, o a los específicos, para grabar en particular a industrias como la automovilística, la de semiconductores y la farmacéutica.
Por el camino, Trump ha dejado en suspenso, de momento, la mayoría de los recíprocos para los países que no han contraprogramado a su vez con aranceles para los productos estadounidenses, es decir, casi todos menos China.
Es más, a medida que avanzan las semanas desde el famoso Día de la Liberación las perspectivas empeoran aún más para algunos sectores, como el de salud, al que además hay que darle otra mala noticia: los aranceles específicos anunciados por Trump para sectores como el farmacéutico no sustituirían a los generales o recíprocos aplicados a países o regiones, sino que se sumarían a ellos. Eso significa que las importaciones estadounidenses de productos farmacéuticos podrían verse sometidas tanto los aranceles establecidos para cada país o región como a los específicos diseñados para incentivar la producción nacional en sectores estratégicos, como el de los medicamentos, para el que estas tasas podrían alcanzar el 25%.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/nwbYAK0
No hay comentarios:
Publicar un comentario