Manuel Valiente, director del Laboratorio de Metástasis Cerebral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) desde 2015, ha sido uno de los ganadores de la V edición de los premios Admirables en la categoría de Investigación entregados dentro del 33 aniversario de Diario Médico. Este investigador -que ha recibido el premio en el aniversario que Diario Médico ha celebrado junto su publicación hermana, Correo Farmacéutico-, con la colaboración de AbbVie, Bidafarma, Daiichi Sankyo Oncology y Pfizer-, ha sido reconocido como es uno de los máximos exponentes en el estudio biológico de la neurociencia de la metástasis cerebral.
La metástasis, 'bestia negra' de la enfermedad tumoral, y más concretamente de la cerebral, se encuentra en el punto de mira de este investigador que unió sus conocimientos en neurociencia y en biología del cáncer a través de la influencia de los que considera 'maestros de vocación': el neurocientífico Óscar Marín -ahora en el King's College de Londres-, y el investigador experto en metástasis, Joan Massagué, en el Memorial Sloan Ketternig Cancer, de Nueva York.
"Creo, sin lugar a dudas, que la principal persona que justifica que sea científico es Óscar Marín. Estudié la carrera de Veterinaria y estaba totalmente enfocado a ser clínico de animales. Hice prácticas, pero no lo vi claro. Cuando fui a su Laboratorio, entonces en el Instituto de Neurociencias de Alicante, lo tuve clarísimo. Descubro mi necesidad de entender el cerebro, órgano terriblemente complejo. Después, en mi paso por el Laboratorio de Joan Massagué, en Nueva York, descubro algo que realmente me apasiona: cómo un tumor localizado en una parte del organismo se disemina hasta llegar, concretamente, a un órgano tan diferente como es el cerebro y es capaz de encontrar las vías para colonizarlo originando, incluso, que no funcione correctamente. Ahora estamos entendiendo esas implicaciones y empezando a desarrollar proyectos sobre la neurociencia de la metástasis cerebral".
Centrado además en conseguir dianas terapéuticas que actúen sobre la micrometástasis cerebral de forma que fuera posible prevenir el desarrollo de macrometástasis, "las que son clínicamente relevante fueras", este investigador no olvida que estas lesiones son capaces de mermar totalmente la calidad de vida de los pacientes -en realidad pueden afectar a todas las esferas de su vida-, por lo que también considera importante escuchar y tener en cuenta la información que aportan los pacientes sobre sus necesidades reales.
De hecho, desde la Red Nacional de Metástasis Cerebrales (RENACER), primera de estas características en España y de la que Valiente es cofundador, es posible acelerar la traducción de los hallazgos de laboratorio a la aplicación clínica a través de la estrecha colaboración entre laboratorios de investigación-biobanco-hospitales de toda España. En ella, también se escucha la voz de los afectados para conocer sus necesidades clínicas a través del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).
Autor de numerosos estudios publicados en prestigiosas revistas como Cancer Cell, Nature Medicine, Nature Methods, Cancer Discovery, EMBO Molecular Medicine, entre otros, uno de los últimos descubrimientos de su equipo se ha centrado en una nueva diana dirigida hacia astrocitos, la silbinina, a través de la que se pretende bloquear la metástasis cerebral.
A pesar de esta brillante trayectoria científica, Valiente sigue persiguiendo sueños. Profesionalmente sería, al menos, "que uno de los dos ensayos que actualmente tenemos en marcha en el CNIO funcionara. Con eso, ya me jubilaba", señala entre risas. Tienen, por una parte, un potencial agente de eliminación de las metástasis cerebrales y, además, un biomarcador y un fármaco que podría hacer que patologías tumorales cerebrales fueran sensibles a radioterapia. El objetivo: que la metástasis cerebral deje de ser una necesidad real no cubierta, incluso abriendo posibilidades a estrategias preventivas.
Pregunta.
¿Considera que en metástasis cerebral se ha iniciado el camino para que esta enfermedad deje de ser una necesidad no cubierta?
Respuesta.
En 2010, cuando acabé el doctorado y comencé a trabajar en este ámbito, se publicaron dos estudios sólidos en los que se empezaba a poner encima de la mesa modelos experimentales de metástasis cerebral. En ese momento, los pacientes eran excluidos, de manera inmediata, de todos los ensayos clínicos porque tenían muy mal pronóstico; era como una 'sentencia de muerte', algo insalvable. ¿Qué es lo que ha cambiado? Han empezado a salir fármacos increíbles con los que se cambia el curso de la enfermedad. Por ejemplo, en melanoma metastático los pacientes ahora viven muchos años. Pero, lo que se está observando es que en esas enfermedades, donde hay una mejoría, no es nada infrecuente que, de repente, aparezca una recaída y la recaída empiece en cerebro.
La metástasis cerebral, un fenómeno que podría ser ignorado, porque anteriormente había otras prioridades que limitaban la supervivencia, ahora puede aparecer como el problema fundamental de muchos pacientes, el principal escollo para que pueda seguir siendo respondedor. Así, desde hace aproximadamente unos cinco años, hay ensayos donde se admite a pacientes con metástasis cerebrales y se están diseñando ensayos específicamente para pacientes con metástasis de recaídas para probar anticuerpos conjugados con quimioterapia, por ejemplo.
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