Los profesionales sanitarios españoles tienen un papel central no sólo en el abordaje de las patologías asociadas al cambio climático sino en la divulgación a la población de la relación entre cambio climático y salud y en la concienciación de las autoridades sanitarias sobre la necesidad de implantar políticas eficaces que frenen este fenómeno y la adaptación del sistema sanitario para poder dar respuesta a las necesidades de salud pública. Este es uno de los resultados del informe Lancet Countdown Report 2018, y de su documento satélite adaptado a España Cambio climático y salud, elaborado por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y Lancet Countdown, y que dicta recomendaciones a los responsables políticos y al personal sanitario. Ambos informes se han presentado en Madrid.
Entre 1986 y 2017 se ha producido un aumento de 0,3ºC en las temperaturas del planeta, una cifra que asciende al 0,8ºC en las zonas habitadas. Según ha explicado Helene Rossinot, autora del documento 2018 Lancet Countdown EU policy Brief, que se presentará este miércoles en Bruselas en la Comisión Europea con las recomendaciones necesarias para prevenir las consecuencias del cambio climático en la Unión Europea.
La mortalidad por los efectos del cambio climático se incrementa en un 4% por cada grado que aumenta la temperatura ambiente
“Se estima que la mortalidad se eleva del 1 al 4 por ciento por cada aumento de un grado de la temperatura terrestre en Europa y que el número de vidas perdidas podría ser de 30.000 en 2030, lo que puede suponer unas 110.000 fallecimientos al año para 2080 relacionadas con el aumento de la temperatura”.
Olas de calor y cambio climático
Anneliese Depoux, codirectora de The Lancet Countdown, ha añadido que las olas de calor tienen una importancia infraestimada hasta la fecha. Según el informe, 57 millones más de personas estuvieron expuestas a olas de calor respecto al año 200 y 18 millones más que en 2016. “Se observa una tendencia al aza de las olas de calor –que fueron especialmente prevalentes en 2015 y 2017-”. Asimismo, Europa, el este del Mediterráneo y especialmente el Sudeste Asiático muestran un mayor riesgo. “Esto puede deberse al envejecimiento de la población y no debemos olvidar que en unas décadas España será el país más envejecido del mundo; la población anciana es precisamente la más vulnerable. Los patrones epidemiológicos de mortalidad se han transformado y han pasado de un pico en los meses de frío a un patrón bimodal con un pico de mortalidad estival, que coincide con las olas de calor”, ha explicado Ricardo Gómez Huelgas, presidente de la SEMI. Según él, el problema puede agravarse aún más en España puesto que se está calentando “a un ritmo doble”.
Las patologías más frecuentes relacionadas con las olas de calor son el golpe de calor, las exacerbaciones de la insuficiencia cardiaca y de la insuficiencia respiratoria, así como la insuficiencia renal aguda secundaria a la deshidratación. Sin embargo, también se ha registrado un aumento de la frecuencia del melanoma.
Entre las recomendaciones que se ofrecerán a la Comisión en esta materia, Rossinot ha destacado la necesidad de que los países miembros cuenten con sistemas de vigilancia epidemiológica, con la capacidad para predecir las olas de calor y poner en marcha las medidas de alerta necesarias, así como contar con redes bien integradas de salud pública que permitan planificar medidas para las poblaciones más vulnerables y realizar estrategias a largo plazo como serían el diseño de aspectos urbanísiticos para combatir el calor.
Las facultades de Medicina deben formar a sus alumnos para que los profesionales sanitarios cuenten con habilidades para abordar y prevenir patologías causadas por el cambio climático
“El cambio climático es un tema de salud pública y es necesario ser capaz de realizar una respuesta rápida. Si queremos que los profesionales cuenten con las habilidades necesarias para poder abordar los problemas de salud asociados con el cambio climático es necesario que todas las universidades de medicina y de ciencia incluyan formación sobre este tema”, ha instado Rossinot.
El cambio climático también trae consigo un aumento de las inundaciones, de las lluvias y de las sequías duraderas, así como de la frecuencia de las patologías tropicales. De ahí que el informe llame la atención sobre la necesidad de que los sistemas sanitarios estén preparados para atender a la población en caso de emergencia por catástrofes naturales o por patologías relacionadas con el cambio climático
Cambio climático y calidad del aire
Lancet Countdown también dedica parte de sus páginas a la calidad del aire, haciendo especial hincapié en la necesidad de abandonar el carbón –responsable del 44 por ciento de las emisiones globales de CO2- como fuente de energía. No obstante, según Rossinot, la situación es muy diferente en cada país y mientras que en Francia sólo un 1,6 por ciento de la generación de energía eléctrica procede del carbón y los datos de España en 2015 apuntan a un 19 por ciento, en Polonia el 78,5 por ciento sigue procediendo del carbón. Por ello Rossinot insta a los gobiernos europeos a cumplir sus compromisos relacionados con la calidad del aire, así como a invertir en planes de energías renovables y a apoyar económicamente a otros países como Rumanía, Bulgaria o Polonia para que puedan abandonar el uso del carbón.
Lancet Countdown Report 2018 señala el impacto significativo en la salud de la contaminación del aire con partículas finas (PM 2.5), que provocó 2,9 millones de muertes en el mundo en 2015 y que habrían producido en España casi 21.000 fallecimientos. Asimismo, según la Agencia Europea del Medioambiente, en 2012 se habrían producido 403.000 muertes a causa de las PM 2.5, mientras que el ozono sería responsable de 16.000 fallecimientos y el NO2 de 72.000
Transmisión vectorial de patologías
Los expertos también han resaltado la importancia del impacto del cambio climático en las enfermedades transmistidas por vectores y su desplazamiento hacia el norte. Como ejemplo, Bernardino Roca, uno de los autores de Cambio climático y salud, y miembro de la SEMI, ha recordado los casos de dengue autóctono detectados en España, “una enfermedad que en España sólo se diagnosticaba en viajeros y que probablemente tiene mucho que ver con el cambio climático”, ha añadido Roca.
Rossinot ha puesto como ejemplo los brotes de infecciones por vibrio producidos en el Mar Báltico y que habrían aumentado un 24 por ciento entre 1980 y 2010. “El número de días al año que se puede trasmitir la infección se ha extendido a 5 semanas. El impacto ha sido tal que las autoridades sanitarias de los países del mar Báltico recomendaban a la población no bañarse si tenían alguna herida den la piel. Por ello recomendamos que se convierta en una enfermedad de declaración obligatoria en los países bálticos para facilitar que exista una vigilancia epidemiológica y realizar alertas tempranas de posibles brotes”. Otra medida de contención pasaría por crear una red paneuropea de Vibrio para monitorizar los brotes.
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