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domingo, 19 de diciembre de 2021

“Mayday, mayday, mayday”

Carmen Fernández
carmenfernandez
Dom, 19/12/2021 - 09:00
Covid-19
El trasiego de ambulancias con pacientes con covid-19 vuelve a los hospitales del SNS.
El trasiego de ambulancias con pacientes con covid-19 vuelve a los hospitales del SNS.

“Mayday” (“Ayúdenme”), una llamada de socorro que se repite tres veces (“Mayday, mayday, mayday”) y se utiliza en situaciones de emergencia en la marina mercante, las fuerzas de seguridad, la aviación y otros sectores, viene al pelo para resumir toda la información negativa sobre la pandemia que nos ha llegado a finales de esta semana a la redacción.

No ha resultado sorprendente puesto que, por las características de la variante ómicron del SARS-CoV-2, la relajación de medidas de prevención especialmente desde el puente de la segunda semana de diciembre y el colapso creciente de la atención primaria, estaba claro que la incidencia volvía a remontar de manera rotunda.

Lo que no estaba tan claro era que afectase también a los hospitales –algunos vuelven a tener la UCI de respiratorio llena hasta la bandera de covid-19-, a causa del éxito de la campaña de vacunación y el avance de la tercera dosis en población mayor y de que, a diferencia de la primera ola, en esta (la sexta) ya hay mucha gente que ha estado en contacto directo con el coronavirus (infección natural).

Pero aquí estamos (últimos datos del ministerio, de 16 de diciembre): 201.437 casos registrados los últimos 14 días, en 428 la incidencia acumulada a 14 días / 100.000 habitantes, subiendo los ingresos hospitalarios y la mortalidad, que no ha cesado, mostrando tendencia a ir a más (¡ojalá no se confirme!).

No hacía ni cuatro semanas de la polémica por el despido masivo de sanitarios con contratos covid-19 en algunas comunidades autónomas, cuando SATSE Navarra denunció públicamente que se han suspendido los permisos y las vacaciones por la falta de profesionales para cubrir bajas y vacantes durante las fechas navideñas.

“Parece que las únicas restricciones que están dispuestos a tomar nuestros dirigentes es sobre la disponibilidad de los sanitarios para anular sus vacaciones para cubrir su falta de previsión una vez más”, se lamentaba estos días en Twitter una médica. “No queremos premios, ni aplausos. Queremos descansar, necesitamos desconectar. Llevamos dos años. Esto sinceramente ya ni me cabrea, me resulta realmente triste y desesperanzador. Lo de la salud mental debe ser para el resto, no para los sanitarios”, comentaba otra.

Esos, y otros muchos comentarios del mismo tipo y en la misma red social, son solo reflejos de una misma realidad: según el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime) de la Organización Médica Colegial (OMC), en 2019-2020, el número de profesionales atendidos ha aumentado un 37% con respecto al bienio anterior, hasta llegar a los 1.201 facultativos en las 17 autonomías. Las consecuencias de la crisis sanitaria sobre la salud mental de los facultativos, además de los fallecimientos registrados en los colectivos que forman parte, son "incertidumbre, miedo al contagio, protocolos cambiantes, dilemas éticos, muertes, agotamiento físico y psíquico, fatiga crónica o burnout", según la OMC.

Otro informe, en este caso de SEMES, indica que tras la primera ola de la pandemia casi la mitad de los profesionales sanitarios españoles presentaban un alto riesgo de sufrir un trastorno mental. En el caso de aquellos que estuvieron en primera línea ha habido un aumento de más del 50% de síntomas de depresión, ansiedad e insomnio. Además, los datos apuntan al personal de UCIs, Urgencias y Emergencias, plantas de hospitalización médica con pacientes covid-19, Atención Primaria y residencias, como el más afectado. Y otro dato: un 3,5% presentó ideación suicida.

La Fundación Galatea, que frece atención a sanitarios afectados psicológicamente por la pandemia, también ha reportado un incremento de casos, incluyendo los de especial complejidad, y que, como consecuencia de ello, la actividad de su clínica (trata a profesionales de toda España) ha aumentado un 30%.

La pandemia vuelve a desbordarse, pero el personal sanitario no tiene la culpa ni debe ser castigado por ello, tampoco cancelando sus vacaciones y libranzas. Necesitan un descanso por su salud y por la de sus pacientes, puesto que la calidad y la seguridad asistencial dependen del estado físico y mental óptimo de los profesionales.

El Máster de Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad de Valencia concluyó en otro informe que aquellas personas que no disfrutan de vacaciones tienen un 30% más de probabilidades de padecer una enfermedad cardíaca y que los días de asueto reducen el estrés y mejoran el estado emocional y la calidad del sueño.

El pasado 10 de septiembre, sin ir más lejos, la OMC hizo un llamamiento a todas las administraciones sanitarias “para poner en marcha y reforzar sistemas de apoyo a los profesionales sanitarios, un colectivo aún más vulnerable por los efectos de la pandemia”.

Como los responsables políticos y gestores directos no le hagan caso, más de un sistema sanitario autonómico saldrá a la palestra con un “Mayday, mayday, mayday”. Y, si no, al tiempo.

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