El impacto del alcohol es un tema de gran interés a nivel sanitario y social, en especial en determinados colectivos por sus condicionantes de salud.
Sobre esta idea gira un estudio realizado en el Hospital Francesc de Borja de Gandía (Valencia), en colaboración con especialistas del Hospital de la Ribera (Alzira, Valencia) y del ámbito universitario, ha comprobado que el consumo moderado de alcohol (alrededor de 3-4 quintos o unos dos tercios de cerveza) en el contexto de una comida y en pacientes con diabetes tipo 1 correctamente tratada y controlada, no afecta a la glucemia media post-prandial de forma significativa ni incrementa el riesgo de hipoglucemia.
No obstante, los investigadores también han alertado del riesgo de acidosis metabólica asociado al consumo de alcohol, especialmente en caso de no inyectarse la dosis de insulina necesaria.
El estudio, publicado en el British Medical Journal Open Diabetes Research & Care (BMJ Journals), ha contado con la participación de Paolo Rossetti, Agustín Ramos, Julián Díaz y Miguel Boronat, de los servicios de Endocrinología y Laboratorio de Análisis Clínicos del Hospital Francesc de Borja; Alia García, de Endocrinología del Hospital de La Ribera; Vanessa Moscardó, del GREENIUS Research Group de la Universidad Internacional de Valencia, y Jorge Bondia, del Instituto Universitario de Automática e Informática Industrial de la Universitat Politècnica de València (UPV).
Estimar la dosis para mantener niveles
Según ha explicado a DM Paolo Rossetti, que junto a Bondía son miembros además del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CiberDEM), los pacientes con diabetes tipo 1 tienen que estimar, en cada comida, la dosis de insulina necesaria para mantener niveles aceptables de glucemia.
"Sabemos que la composición macronutricional de la ingesta afecta ese cálculo, pero los datos relativos al efecto del alcohol son escasos y en parte contradictorios: algunos estudios han asociado el consumo de etanol a un aumento del riesgo de hipoglucemia, mientras otros han demostrado que induce insulin resistencia y por lo tanto tiene un potencial efecto hiperglucemiante. Curiosamente, ninguna de las personas estudiadas tomó cerveza, a pesar de ser la bebida alcohólica más consumida en el mundo”.
Para ver el impacto, el trabajo se realizó con un grupo homogéneo de 12 pacientes con diabetes tipo 1 sin complicaciones micro o macrovasculares significativas. A esos pacientes se les administró la misma comida (en cuanto a composición nutricional) en dos ocasiones: en una de ellas, se dio cerveza con alcohol (en volumen correspondiente a 0,7g/kg de etanol), y en la otra, el mismo volumen de sin alcohol, siendo la dosis de insulina fue idéntica en ambas ocasiones.
“Uno de los objetivos principales fue evaluar el efecto del alcohol sobre la glucemia durante 6 horas después de la ingesta. En el proceso se estudiaron diversos parámetros metabólicos de forma seriada y en intervalos de 30 minutos”, ha expuesto Rossetti.
Analizando los resultados, se comprobó que “la alcoholemia incrementó de forma rápida y sostenida (pico a los 60 min, mediana de 0,7 mg/nl, y valores aún elevados por encima de 0,2 mg/ml a los 360 min), sin diferencias significativas en el perfil glucémico post-prandial y sin aumentar la incidencia de hipoglucemia”, señala el investigador.
En la práctica, “sólo un paciente de los 12 tuvo hipoglucemia tras el consumo de comida con alcohol, mientras tres de ellos la tuvieron cuando consumieron cerveza sin alcohol”, revelando además que “no hubo diferencias significativas de glucemia en las 6 horas post-ingesta”.
Adicionalmente, se observó una reducción significativa del pH, con valores inferiores o iguales a 7,36 a partir del pico de alcoholemia hasta al menos el minuto 180 post-ingesta.
Alerta si no hay buen control
Rossetti ha remarcado que el consumo moderado de cerveza junto con la comida, no parece incrementar el riesgo de hipoglucemia en pacientes con diabetes tipo 1.
Sin embargo, a la luz de los resultados, también ha recomendado que “los pacientes deberían ser conscientes del riesgo de acidosis metabólica asociado al consumo de alcohol, especialmente en caso de no inyectarse la dosis de insulina necesaria”, recordando que “muchos pacientes omiten a menudo la inyección de insulina, comportamiento de riesgo que podría verse incrementado en situación de consumo de alcohol”.
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