El número de profesores titulares graduados en Medicina se está reduciendo drásticamente desde hace algo más de una década. Los médicos de los servicios de salud que imparten docencia en las facultades claman en vano porque la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) modifique los criterios de acreditación para acceder a una plaza de titular o catedrático en Medicina. El déficit de docentes con experiencia asistencial es cada vez más acuciante.
Eduardo Murias, neurorradiólogo intervencionista del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), profesor de la Universidad de Oviedo y coordinador de Tutores y Docentes del Ilustre Colegio Oficial de Médicos del Principado de Asturias (Icomast), tiene claro que debe ser la Organización Médica Colegial (OMC) la que se siente a negociar con Aneca, y que no se puede delegar la representación únicamente en la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina, ya que -argumenta el vocal colegial- la corporación colegial es la única organización que representa a la totalidad de los médicos, y no solo a los docentes universitarios.
Pregunta. ¿Cuáles son actualmente las vías de acceso para impartir docencia en las facultades españolas de Medicina?
Respuesta. Podemos decir que hay varios grupos. Uno es el de los médicos que siguen la carrera clásica de profesor universitario, y que, con las preceptivas acreditaciones de la Agencia Nacional de Evaluación, empiezan como ayudante doctor y pueden llegar a catedráticos, pasando por las categorías de contratados y titulares, de forma similar a otros colectivos docentes. El segundo grupo es de los médicos de los servicios de salud que vinculan su actividad docente a un centro universitario; con el tiempo y la acreditación correspondiente, pueden pasar a trabajar para la Universidad, vinculados a un centro asistencial, normalmente cuando consiguen una plaza como profesores titulares y, posteriormente, como catedráticos. En ambos casos, son personal de la Universidad y pueden tener reconocidas unas horas para su labor asistencial.
P. ¿Y es a este último grupo al que pertenecen los profesores asociados de Ciencias de la Salud?
R. Sí. En el caso de Asturias, están regulados por un acuerdo de la Universidad de Oviedo y el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) y, además de su labor asistencial, imparten docencia en la facultad, que suelen ser unas prácticas y unas pocas clases al año, quizá tres o cuatro; cobran por ello unos 240 euros al mes. A este bloque pertenecen también otros profesores asociados de otras asignaturas, no relacionados ya con la educación clínica.
"La OMC debería negociar directamente con Aneca, no solo a través de los decanos"
P. ¿Y el problema está, entonces, en pasar de ser profesor asociado del área de Ciencias de la Salud a ser profesor titular?
R. Eso es. La razón está en que los criterios de acreditación de Aneca están diseñados para quienes se dedican a la enseñanza y a la investigación, pero no a la labor asistencial. Es verdad que la tarea asistencial se reconoce entre los criterios de acreditación, pero de una forma tan tangencial que apenas cuenta nada, y quien está centrado en la labor asistencial no puede alcanzar esa potencia investigadora y de publicación que se exige. Ya es complicado hacerlo trabajando en centros de primer nivel asistencial e investigador como para realizarlo trabajando en centros sin acceso primario a vías de innovación. Además, hay que tener en cuenta la situación de los médicos que trabajan lejos de los centros docentes universitarios, con una alta carga asistencial, y que representan a la mayor parte de los facultativos de España, sobre todo en atención primaria.
P. ¿La consecuencia es que cada vez hay menos profesores titulares y menos catedráticos?
R. En efecto, así es. La disminución ha sido drástica en los últimos años y aún lo va a seguir siendo más en los próximos, tanto en el caso de los profesores titulares como de los catedráticos de Medicina. Si nos ceñimos a Asturias, por ejemplo, no creo que en los próximos años se puedan acreditar como catedráticos de Medicina más de uno o dos profesores.
"La Facultad de Oviedo tiene actualmente hasta 27 puestos de profesor titular sin cubrir"
P. ¿Podemos dar algunas cifras que ayuden a visualizar la situación actual?
R. En 2009, según el convenio de la Universidad de Oviedo con el Sespa, había en Asturias 53 profesores titulares vinculados. Actualmente, la cifra se ha reducido a 41, y hay 27 vacantes de titulares sin cubrir. Además, la realidad es que con los criterios actuales de Aneca y la carga asistencial existente, nadie está acreditado, ni probablemente lo estará a corto plazo, para asumir esas vacantes. Hablamos de áreas significativas y básicas en la formación médica, que contaban con más de un catedrático hace años y hoy carecen hasta de profesores titulares. Sabemos, además, que en los próximos años se van a jubilar 16 profesores más, y quienes se jubilan suelen hacerlo con 70 años, de forma que, sobre el papel, habría tiempo para reaccionar y planificar. Ahora bien, frente a estas cifras de salida, en el mismo periodo podrían acreditarse 5 docentes más, no más.
P. ¿Quién está dando entonces clase en las facultades de Medicina?
R. La consecuencia de esta situación es que un porcentaje significativo del profesorado de las facultades de Medicina está ya formado por titulados no médicos, con dedicación a investigación básica ajena a la practica clínica, y quienes sí son médicos y participan en la docencia lo hacen como profesores asociados, con poca capacidad de decisión y organización docente. Está claro que a quienes llegan a la docencia desde la investigación y la universidad les cuesta aceptar que otros lleguen desde la formación asistencial, pero esto no debería ser así.
P. ¿Cómo se puede afrontar este problema?
R. Las universidades han creado una figura intermedia, que es la del profesor contratado doctor vinculado a la Universidad. Unas facultades ya la tienen y otras no. La vemos como un mal menor: ayuda, en parte, pero no soluciona el problema de fondo. Lo que nosotros queremos es que los médicos asistenciales que ejercen, además, como profesores puedan acreditarse como titulares con unos criterios acordes a la realidad asistencial actual de la práctica médica en España, y que prime la experiencia clínica por encima de cualquier otro criterio.
"Los docentes que vienen de la investigación son reacios a quienes vienen de la asistencia"
P. ¿Entiendo que la creación de cada vez más facultades de Medicina no ayuda mucho en el contexto de déficit de profesores clínicos que describe?
R. No, claro, al contrario. La consecuencia de esa apertura de nuevos centros es que se diluyen los profesores que ya ejercen y, además, el número de alumnos está creciendo significativamente. Volviendo al ejemplo de la Facultad de Medicina de Oviedo, hemos pasado de poco más de un centenar de estudiantes en torno al año 2000 a los 160 o 170 de los últimos cursos académicos. La postura de la OMC en este punto es que no se trata de aumentar el número de futuros médicos, sino de impedir que el sistema genere los cuellos de botella que ya se producían en el pasado, debido a las limitaciones existentes en el acceso a la formación especializada.
P. En este contexto, ¿quién asume la responsabilidad de las asignaturas que se imparten?
R. Ahí está precisamente otro de los problemas. La calidad de la enseñanza de las asignaturas debe estar asegurada y creemos que el control y la responsabilidad de la asignatura es clave. No es lo mismo impartir unas clases al año que tener el control de la asignatura completa, y en un grado de Medicina creemos que esa responsabilidad debe ser de los médicos. Con el paso a la figura del contratado doctor vinculado, que deja de ser personal de los servicios de salud y pasa a serlo de la Universidad, y a la que es relativamente sencillo acceder, ese control puede ejercerse. Aun así, seguimos exigiendo poder acreditarnos como titulares con unos criterios realistas.
"En un grado de Medicina, el control de las asignaturas deberían tenerlo los médicos"
P. ¿La experiencia asistencial del profesor puede marcar la diferencia en la calidad de las asignaturas que se imparten en Medicina?
R. Entiendo que sí, y por eso la experiencia asistencial debe tener más peso en los criterios de acreditación que fija Aneca. La realidad es que, durante la carrera, al alumnado se le da mucha información, pero esta debe ser, de forma primaria, la que necesitan para aplicarla en su trabajo clínico posterior. Quienes mejor saben qué es lo que van a necesitar para su aplicación son quienes están trabajando en los centros asistenciales, y es a estos a quienes hay que recuperar para la universidad en todos sus ámbitos. Ya tendría que haber mayor número de médicos asistenciales impartiendo las asignaturas básicas para que el alumnado pueda integrar mejor los conocimientos iniciales que recibe con los que va a cursar en el segundo ciclo.
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P. ¿Cuál cree que es la mejor vía para hacer llegar su punto de vista y sus argumentos a Aneca y, por ende, al Ministerio de Universidades?
R. Desde el Colegio de Asturias tenemos muy claro que es la OMC la que tiene que participar directamente en las conversaciones con Aneca, con o de la mano de la Conferencia de Decanos; pero no se puede delegar esta representación, porque la corporación colegial es la única institución que representa los intereses de todos los médicos de España, incluso de aquellos que no son docentes o que ni si quiera pueden optar a serlo en el futuro.
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