Hasta el momento, y a pesar de que muchas personas ya han recibido las terceras dosis de refuerzo, existían pocos datos comparativos sobre la seguridad e inmunogenicidad de las diferentes vacunas para la covid-19 administradas como tercera dosis (también conocida como dosis de refuerzo).
Sin embargo, un nuevo estudio multicéntrico fase 2, el CoV-Boost, indica que el refuerzo con alguna de las siete vacunas covid-19 disponibles es seguro y aumenta la inmunidad cuando se administran después de dos dosis de AstraZeneca ChAdOx1 nCov-19 (Oxford– AstraZeneca) o Pfizer-BioNTech (BNT162b2 (Pfizer–BioNtech), con grandes variaciones en las respuestas inmunes de anticuerpos y celulares entre las vacunas.
Estos son los principales resultados del trabajo realizado en Reino Unido, que publica The Lancet y que contribuye a optimizar la selección de las vacunas de refuerzo. Siete aumentan la inmunidad cuando se administran entre 10-12 semanas después de dos dosis de AstraZeneca y seis aumentan la inmunidad después de dos dosis de Pfizer-BioNTech.
“El plazo de administración o brecha entre la segunda dosis y el refuerzo fue más corta que entre las dos primeras dosis para la mayoría de los participantes, “lo que podría conducir a un menor aumento de la inmunidad que si se usaron intervalos más largos”, indica Saul Faust, coordinador del ensayo y director del Centro de Investigación Clínica NIHR, University Hospital Southampton NHS, en Reino Unido.
Toma de decisiones
A su juicio, “la variación sustancial en las respuestas inmunes provocadas por diferentes refuerzos, observada en este estudio, junto con la disponibilidad de vacunas en el país y qué nivel de impulso en la inmunidad es suficiente para los objetivos nacionales de control de enfermedades ayudará a la toma de decisiones políticas sobre refuerzos”.
Este primer ensayo ha analizado la seguridad, la respuesta inmune (inmunogenicidad) y los efectos secundarios (reactogenicidad) de siete vacunas cuando se usan como tercer refuerzo. Las vacunas estudiadas fueron ChAdOx1 nCov-19 de AstraZéneca; BNT162b2 de Pfizer–BioNtech; NVX-CoV2373 de Novavax; Ad26.COV2.S de Janssen; mRNA1273 de Moderna; VLA2001 de Valneva y CVnCov de Curevac.
La vacuna de AstraZéneca se ha repartido en más de 180 países y la de Pfizer-BioNtech en más de 145 países. Dos dosis de Astra y de Pfizer han mostrado una protección del 79% y el 90%, respectivamente, contra la hospitalización y la muerte después de seis meses en varios estudios.
Sin embargo, es un hecho comprobado que la protección contra la infección por covid-19 disminuye con el tiempo, fenómeno que ha “impulsado la consideración de refuerzos para proteger a los más vulnerables, disminuir la presión sobre los servicios de salud y mitigar los impactos económicos”, señala Alasdair Munro, investigador del estudio en el Imperial College London, de la Universidad de Oxford, Reino Unido.
Los datos de efectos secundarios muestran que las siete vacunas son seguras de usar como tercera dosis, con niveles aceptables de efectos secundarios inflamatorios como dolor en el lugar de la inyección, dolor muscular y fatiga. Si bien todos aumentaron la inmunogenicidad de la proteína espiga después de la administración previa de dos dosis de AstraZeneca, solo AstraZéneca, Pfizer-BioNTech, Moderna, Novavax, Janssen y Curevac lo hicieron después de dos dosis de Pfizer-BioNTech.
Para Faust, "es realmente alentador que una amplia gama de vacunas, utilizando diferentes tecnologías, muestren beneficios como una tercera dosis para AstraZeneca o Pfizer-BioNTech. Otorga confianza y flexibilidad en el desarrollo de programas de refuerzo aquí en el Reino Unido y en todo el mundo", pero señala que "es importante tener en cuenta que estos resultados se relacionan solo con estas vacunas como refuerzos de las dos vacunas primarias y con la respuesta inmune que impulsan a los 28 días”.
Así, otro trabajo adicional generará datos a los tres meses y un año después de que las personas hayan recibido sus refuerzos, lo que proporcionará información sobre su impacto en la protección a largo plazo y la memoria inmunológica. Los investigadores también estudian dos de las vacunas en personas que tuvieron una tercera dosis posterior después de 7-8 meses, aunque los resultados no estarán disponibles hasta el nuevo año.
El CoV-Boost se llevó a cabo sobre las siete vacunas de refuerzo, con las terceras dosis administradas entre 10-12 semanas después de los dos cursos iniciales de AstraZéneca o Pfizer. Participaron 2.878 personas sanas reclutadas en 18 zonas del Reino Unido entre el 1 y el 30 de junio de 2021.
Los participantes habían recibido sus primeras dosis de AstraZéneca o Pfizer en diciembre de 2020, enero o febrero de 2021, y segundas dosis al menos 70 días antes de la inscripción para AstraZéneca y al menos 84 días para Pfizer. Alrededor de la mitad de los participantes recibieron dos dosis de AstraZéneca y la mitad dos dosis de Pfizer. La vacuna de control utilizada fue una vacuna conjugada meningocócica (MenACWY).
Los participantes tenían 30 años o más. La mitad de ellos tenían 70 años o más. La edad media de los que recibieron AstraZéneca fue de 53 años -en el grupo de edad más joven- y de 76 años -en el grupo de mayor edad-. Para Pfizer, la media de edad fueron de 51 y 78 años, respectivamente.
Resultados primarios y secundarios
Trece brazos experimentales y de control del ensayo -siete vacunas más tres a media dosis y tres brazos control- se dividieron en tres grupos de participantes, con seis sitios por grupo. El grupo A recibió Novavax, media dosis de Novavax, AstraZéneca o un control. El grupo B recibió Pfizer, Valneva, Valneva de media dosis, Janssen o un control. El grupo C recibió Moderna, Curevac -que se retiró del desarrollo clínico posterior en octubre de 2021-, media dosis de Pfizer o un control.
Los resultados primarios se centraron en los efectos adversos siete días después de recibir un refuerzo y en los niveles de anticuerpos dirigidos a la proteína espiga en la superficie de las células del virus SARS-CoV-2, que les permite ingresar a las células humanas, después de 28 días, en comparación con los controles.
Los resultados secundarios incluyeron la respuesta de las células T -que desempeñan un papel clave en la respuesta inmune a la infección viral y parecen importantes para controlar la gravedad de la enfermedad- a las variantes de tipo salvaje, alfa, beta y delta. Se sabe que tanto la inmunidad mediada por anticuerpos como la respuesta de las células T son importantes en la efectividad de la vacuna.
Los aumentos en los niveles de anticuerpos contra la proteína espiga después de 28 días variaron entre las vacunas. Después de dos dosis de AstraZéneca, estos fueron de 1,8 a 32.3 veces más altos, según la vacuna de refuerzo utilizada.
Después de dos dosis de Pfizer, el rango fue de 1,3 a 11,5 veces mayor. Se informaron respuestas significativas de células T en varias combinaciones. A los 28 días, todos los resultados del refuerzo fueron similares para los participantes con edades comprendidas entre los 30 y 69 años, así como para los de 70 años o más.
“Las proporciones en los niveles del refuerzo deben interpretarse con precaución, ya que se relacionan con la inmunogenicidad y no con la protección frente a la enfermedad. Además, se desconoce la relación entre los niveles de anticuerpos en el día 28 y la protección a largo plazo y la memoria inmunológica”, destaca Faust.
Las reacciones adversas a las siete vacunas fueron similares, siendo la fatiga, el dolor de cabeza y el dolor en el lugar de la inyección los comunicados con mayor frecuencia. Se observaron más entre personas de 30 a 69 años. En total, 912 de los 2.878 participantes experimentaron 1.036 eventos adversos, 24 de los cuales fueron graves.
Los investigadores señalan, sin embargo, que el estudio tiene varias limitaciones. “Debido a los plazos de la pandemia y la necesidad de generar datos para informar en septiembre de 2021, el intervalo entre la segunda y la tercera dosis fue más corto en algunos participantes que entre sus dos primeras dosis”, explica Faust.
Espaciar las dosis
De hecho, varios estudios han demostrado que un período de tiempo más largo entre la primera y la segunda dosis puede mejorar la inmunogenicidad, incluida la mejora de las respuestas de anticuerpos cuando las dosis iniciales de Pfizer se espacian en 12 semanas en lugar de 3 semanas.
Este hecho, a juicio del director del nuevo trabajo, podría significar que “el aumento de la inmunidad es menor que si se hubieran utilizado intervalos de dosis más largos. Este aspecto se está investigando en otra parte del ensayo en la que se ofrecen terceras dosis de vacuna a las personas que previamente recibieron un control”.
Del mismo modo, los autores consideran que reclutar solo personas mayores de 30 años limita la generalización de los hallazgos a grupos de edad más jóvenes, ya que “los estudios generalmente han demostrado que las vacunas tienden a provocar una respuesta inmune más fuerte en las personas más jóvenes y tasas ligeramente más altas de efectos adversos”.
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