A nadie se le escapa -sobre todo, habiendo pasado, o estando pasando aún, por una pandemia- que la sostenibilidad y mejora de nuestra asistencia sanitaria es uno de los desafíos más trascendentales a los que se enfrenta nuestro país en los próximos años. Desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC), no queremos obviar nuestra responsabilidad en la consecución de este objetivo, tan complejo como apremiante.
Las sociedades científicas tenemos que jugar un papel destacado en la construcción de un sistema sanitario acorde con este siglo, más transparente, flexible y comprometido con la calidad. Todo ello, poniendo en el foco principal a los pacientes, los grandes protagonistas.
En una encuesta realizada por la SEC en 2021, para identificar iniciativas de mejora en aspectos asistenciales, los jefes de servicio de Cardiología priorizaron la organización y eficiencia de sus equipos, en conexión con la actividad que realizan. A partir de ahí, nació el proyecto que se ha erigido como una de las líneas estratégicas prioritarias para el nuevo Comité Ejecutivo de la SEC, el cual tengo la responsabilidad de presidir. La iniciativa consiste en realizar un catálogo de actividades de la Cardiología actual y calcular sus Unidades Relativas de Valor (URVs), de forma que sirvan de ayuda en la toma de decisiones y que permitan optimizar la asignación de recursos.
Desde hace años, la SEC se marcó la llamada Ruta SEC, que persigue varios hitos. El primer paso fue el Proyecto Recalcar, que ha permitido la medición de resultados en cardiología en los diferentes hospitales. Posteriormente llegó Avacar, que mejoraba mucho la medición de estos resultados y posibilitaba, además, la comparación entre centros. Con las URVs, nos proponemos desarrollar una herramienta de gestión que permita profundizar en los costes que supone cada procedimiento. Crearemos, además, un Cuadro de Mando consensuado a nivel nacional, con el fin de homogenizar lo que medimos, para posteriormente incorporar estos datos a los nuevos sistemas de información.
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Disponer de información sobre la actividad realizada por los servicios de Cardiología en términos de costes y productividad es esencial. Para poder negociar con las autoridades sanitarias, debemos demostrar primero la productividad que tenemos. Además, solo trabajando sobre datos contrastados conseguiremos mejorar la calidad asistencial y, para ello, estamos solicitando la colaboración de todos los profesionales sanitarios.
Paliar déficits formativos
Otro de los aspectos fundamentales que queremos seguir reforzando desde la SEC es la formación continuada, un derecho de todos los especialistas dedicados a la atención, prevención y diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares.
Para paliar el déficit que actualmente existe en los planes de formación, la SEC seguirá ofreciendo un programa amplio y de altísima calidad, que garantizará una actualización constante del conocimiento, colaborando estrechamente con algunas universidades.
Del mismo modo, la SEC debe tener un papel importante a la hora de decidir las recertificaciones y las diferentes capacitaciones relacionadas con el ámbito de nuestra especialidad y, por eso, este Ejecutivo apuesta por trabajar con el resto de las sociedades científicas. Estamos convencidos de que la salud cardiovascular solo puede abordarse desde la multidisciplinariedad. Trabajar en equipo es la única vía para lograr el objetivo compartido: mejorar nuestro sistema para una mejor atención a los pacientes.
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